Hoy existe un profundo debate en argentina, y en el mundo. ¿Qué hacer frente a los gobiernos que ajustan y reprimen? En nuestro país esa discusión se expresa entre quienes, como el kirchnerismo y el conjunto del peronism,o plantean que frente a los ataques de Macri, lo que tenemos que hacer es esperar hasta el año que viene para votar un nuevo candidato. Lamentablemente muchos partidos de izquierda, en forma más indirecta, plantean lo mismo.
Nosotros decimos que hay que hacer como hicimos el 14 y el 18 de diciembre enfrentando la Reforma Previsional en las calles, contra la policía y la gendarmería. Que tenemos que hacer como los mineros de Río Turbio, que cuando la gendarmería, enviada por el Gobierno Nacional y Provincial, fue a desalojar la toma de la mina organizaron una pueblada y los echaron. O como los azucareros del norte del país, que marcharon con sus pueblos 300 km atravesando tres provincias contra los despidos. En fin, que hay que hacer como en el Argentinazo, cuando los trabajadores y el pueblo echamos a De la Rúa.
Contra la violencia del Estado, la organización y la lucha obrera
El Gobierno y las patronales tienen todo para enfrentarnos: policía, gendarmería, prefectura, leyes a su medida, la justicia, medios de comunicación masiva, etc. Con todo eso, ejercen violencia día y noche sobre los trabajadores y el pueblo, robándole a los jubilados, matando a Facundo Ferreyra de 12 años en Tucumán, a Rafael Nahuel por la espalda, desapareciendo a Santiago Maldonado, condenando a la muerte a miles de mujeres por abortos ilegales, hambreando a miles para llenarse los bolsillos. La desocupación, el hambre, son violencia. Y esa violencia la ejerce el Estado porque lejos de ser el Estado de todos, es un Estado y un gobierno al servicio de las grandes multinacionales y banqueros.
Los trabajadores sólo tenemos nuestra propia fuerza para responder a la violencia del Estado y el Gobierno. Por eso, cada enfrentamiento nos tiene que encontrar organizados y preparados para defendernos y tomar la ofensiva. Ya sea con piquetes, ya sea con herramientas caseras o lo que tengamos a mano. Y eso es lo que hicimos el 18 de Diciembre, junto a los miles de compañeros que salieron a enfrentar el robo a los jubilados.
Por eso hoy, nuestro querido compañero Sebastián Romero está siendo perseguido por la justicia, los medios y el Gobierno.
Frente a esta persecución que también sufren Arakaki y Ponce, y los compañeros detenidos el 14 de diciembre, nosotros no vamos a dar ni un paso atrás y llamamos a todos los trabajadores a seguir peleando en las calles hasta tirar a Macri.
Vamos a seguir impulsando en todos los lugares donde estemos asambleas y plenarios de delegados para imponer desde las bases el Paro General y plan de lucha que los dirigentes traidores no convocan. Vamos a seguir saliendo a las calles para luchar por los derechos de las mujeres trabajadoras como hicimos este 8 de Marzo. Vamos a seguir saliendo contra cada ataque del Gobierno a nuestros derechos y nuestras condiciones de vida. En todas las ocasiones vamos a gritar bien fuerte que Macri se tiene que ir, y organizarnos con todos los que quieran sacarlo.
La clase obrera tiene que estar en el poder
Nosotros queremos sacar a Macri pero no para que vuelva a sentarse otro empresario en el poder. Nosotros queremos que gobiernen los trabajadores y el pueblo, porque para que las cosas realmente cambien al servicio de los trabajadores tenemos que ser nosotros mismos los que nos tenemos que hacer cargo. Siempre fue así, todas nuestras conquistas las ganamos en las calles, nunca ningún gobierno nos regaló nada. Todo siempre ha sido cuestión de lucha, organización y autodefensa.
Nuestro partido no confía en los diputados vendidos, ni en los políticos que nos dicen que esperemos hasta 2019. No confiamos en la democracia de los ricos, la democracia de los que compran votos. Nosotros, como millones de trabajadores (cada vez más), queremos que Macri se vaya y vamos a hacer todo lo posible para lograrlo. Sólo confiamos en la clase obrera, en los dirigentes que están con sus compañeros, en sus fuerzas y sus luchas. En la clase obrera de todo el mundo, por eso somos internacionalistas, y formamos parte de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional, porque sólo podemos ganar, si peleamos junto a los trabajadores de todo el mundo.
Porque, si vamos al fondo de la cuestión, a este Estado con sus fuerzas armadas, su Congreso de ladrones y corruptos, sus políticos y jueces corruptos, las Iglesias que predican el amor a los que nos explotan, sus escuelas que dicen que las cosas siempre fueron así y no se pueden cambiar. A este Estado, lo tenemos que destruir. Y tenemos que construir otro, pero de los trabajadores, de los explotados, de los oprimidos, con la clase obrera a la cabeza.
Uno donde el que traiciona sus promesas, se vaya. Donde la ley la dicten los que laburan todos los días. Donde las empresas, las fábricas, las escuelas, las instituciones, las controlen los trabajadores: única garantía contra la corrupción y burocracia. Para que los descubrimientos científicos, para que los medicamentos, laboratorios y hospitales dejen de ser negocios y sirvan a mejorar la vida de los trabajadores y el pueblo. Queremos dejar de pagar la deuda externa y que esa plata se use para hospitales públicos, obras de cloacas y agua potable, escuelas y caminos.
Necesitamos un gobierno de los trabajadores. Necesitamos sacarles el control de la economía y de las grandes empresas a los ricos para poder hacerlas funcionar de acuerdo un plan al servicio de nuestras necesidades. Porque es la única forma de vivir bajo una democracia real, donde se gobierne para la inmensa mayoría de la población y no para las ganancias de una minoría explotadora.
Construyamos juntos un gran partido revolucionario, socialista, obrero e internacionalista.
Nuestro partido está al servicio de esa tarea. Tenemos las puertas abiertas a todos los trabajadores y estudiantes que ven con simpatía a nuestro compañero Sebastián Romero, y que tienen bronca en el pecho y ganas de seguir peleando en las calles para terminar con tanta injusticia, desigualdad. Para que de nuevo, como hicimos en el 2001 saquemos a todos los corruptos y políticos patronales. Pero no para que vuelvan nuevas versiones de lo mismo, sino para que de una vez por todas gobernemos los trabajadores y el pueblo. Y peleemos en todo el mundo contra el capitalismo, por el socialismo, que es la máxima aspiración que podemos tener los trabajadores.