La historia que llevó al golpe genocida de 1976 es una de luchas y triunfos. Los años 50s y 60s en nuestro país eran los de los golpes militares y la resistencia obrera, de las tomas de facultades y los bastones largos, de la guerrilla y las bandas armadas por la policía. La movilizacion obrera surgida en Cordoba en 1969 (el cordobazo) que se extendió por todo el país y tiró abajo la dictadura de Onganía, pero las ilusiones con el retorno de Perón en el ’73 duraron muy poco. Para 1975 estaba clarisimo que lo que se vino con el nuevo gobierno del PJ fueron los ajustazos y las bandas semifascistas de Lopez Rega, Isabel y compañía, la famosa triple A. Ese año, el Rodrigazo, uno de los ajustes mas terribles de nuestra historia, fue derrotado por la movilizacion obrera y el gobierno peronista de Isabel se quedó sin poder político para seguir atacando a los trabajadores, para los patrones argentinos y las multinacionales sonaba «la hora de la espada».
Pero con todo esto que paso en nuestro país, ¿Por qué tuvimos dictaduras similares en los países vecinos? Brasil 1964, Bolivia en 1971, Chile y Uruguay en 1973 y Argentina 1976, no era una coincidencia. Tampoco eran los primeros gobiernos militares de nuestro continente, de hecho en nuestro país fue el sexto (!) golpe, pero llegados los años 70 el mundo venia polarizándose más y más. Revoluciones en todos los continentes, descolonizaciones y guerras de liberación nacional, la derrota yanqui en Vietnam y las movilizaciones contra la guerra en ese país, el mayo francés y un largo etcétera. Ya desde 1959 con la revolución cubana, los yanquis tuvieron el alerta de que si querían seguir controlando el mundo, necesitaban tener más control sobre su «patio trasero», nuestro continente, y ahora las movilizaciones obreras en Chile, Bolivia y Argentina ponían en jaque su dominio sobre el cono sur. Todo esto fue llevando a que el gobierno norteamericano concluya que, para seguir dominando nuestros países, necesitaba aplastar a la clase obrera y los sectores populares a una escala continental. No alcanzaba con darle paquetes de ayuda económica a gobiernos ajustadores y represivos como el de Onganía, necesitaban tomar el total control de la situación. Eramos nosotros o ellos.
El gobierno de Nixon y su Secretario de Estado, Henry Kissinger, encontraron la solución en el denominado Plan Cóndor, por medio del cual financiaron, entrenaron, promovieron e impulsaron las dictaduras militares en nuestro continente de forma sistemática. Los cabecillas de las fuerzas armadas de nuestros países se prepararían en la Escuela de las Américas en Panamá y técnicos de la CIA entrenarían a las fuerzas represivas, oficiales o parapoliciales, locales en el uso de la tortura y los metodos de secuestro y desaparición de personas. Todo con el apoyo de los militares franceses y su experiencia en reprimir de forma sistemática y genocida la lucha que su ex colonia Argelia dió por su liberación.
Desde el desguace del Estado que promovió Martinez de Hoz hasta el grado de electricidad que podían aplicar en el cuerpo en centros clandestinos de detención, los Estados Unidos pasaron a dictar todo lo que pasaba en nuestro país. Hoy, a 42 años del golpe genocida de Videla y compañía, «no olvidar ni perdonar» quiere decir tener bien claro lo que quieren los Estados Unidos, Francia y las demás potencias imperialistas en nuestro país.
La desaparición de 30000 compañeros, el aplastamiento de la movilización obrera, el desguace del Estado, los miles de millones de deuda externa que hoy tenemos, todo eso era imposible sin el Plan Cóndor. Sin los Estados Unidos no pasaba. Por eso este 24 de marzo tenemos que salir a decir bien fuerte que los yanquis se tienen que ir de nuestro continente, que no tenemos que pagar su deuda externa y que tenemos que dar una lucha junto a los trabajadores de nuestros países vecinos y todo nuestro continente para gritar bien fuerte y de forma consecuente: ¡Nunca Más!