Asambleas, cacerolazos, piquetes, saqueos, ¡que se vayan todos!, 52% de la población en situación de pobreza, 5 presidentes en quince días, 39 personas asesinadas por la policía, 9 menores de edad, estado de sitio, corralito, trueque, patacones, represión, inflación, desempleo, De la Rúa yéndose en helicóptero.
Todo eso fue el 2001. La política económica del menemismo, de De la Rúa, de Cavallo, de sometimiento al Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus planes de ajuste, de pago de la deuda externa, de privatización de todas las empresas del Estado, llevó a que los trabajadores y el pueblo vivamos situaciones de pobreza y desempleo nunca imaginadas, al punto de tener que recurrir al trueque.
La pobreza era tan extrema que se generalizaron los saqueos de comida. Los sueldos se cobraban no en pesos sino en patacones, en lecops, que eran como promesas de pago. No se podían sacar el sueldo ni los ahorros de los bancos. Por lo que crecían los piquetes, los cortes de rutas, las manifestaciones, las huelgas, los cacerolazos en las esquina de cada barrio.
El 19 de diciembre, De la Rúa, el entonces presidente radical, decretó el estado de sitio para controlar a los trabajadores pero de nada le sirvió, sólo avivó el fuego de la movilización y llevó a que a las 19 hs. del 20 de diciembre terminara huyendo en helicóptero de la Casa Rosada.
Ya nadie creía en los políticos patronales, se cantaba ¡que se vayan todos!, se cantaba ¡piquete y cacerola la lucha es una sola!, se debatía en las asambleas de los barrios qué hacer con el futuro del país. Logramos que se deje de pagar la deuda externa y sacamos a varios presidentes más, a Puerta, a Rodríguez Saa, a Camaño. Pero, por no tener una dirección obrera y revolucionaria, ellos se pudieron recomponer, aunque les dio bastante trabajo. Se vieron obligados a destinar millones a los planes y así por primera vez en nuestro país, existió una especie de seguro al desempleo, aunque extremadamente miserable, pero fue una conquista que logró la movilización.
Intentaron una salida dura con Duhalde, pero otra vez la gran movilización que se desató por el asesinato de Kosteki y Santillán, les estropeó los planes y los obligó a llamar a elecciones. Y ahí comienza otra historia, la de los Kirchner, que aprovechando el viento de cola favorable de la economía mundial, se dan la tarea de desmontar el clima del argentinazo: así viene una reactivación industrial que genera empleos, a lo que se suma una serie de medidas como la asignación por hijo, las moratorias para las jubilaciones, los subsidios a las empresas para que se mantengan pasajes y servicios congelados (en Capital y Gran Buenos Aires), la política de “derechos humanos”.
Durante estos años de kichnerismo se quiso imponer la idea de miedo al 2001 Pero la realidad es que el 2001 mostró que los trabajadores cuando nos decidimos a salir podemos lograr mucho, desde voltear a 4 presidentes, hasta conseguir todos lo que hemos conquistado estos años. Porque todo lo que hoy tenemos, desde los subsidio a los desocupados, hasta las asignaciones por hijo, las jubilaciones masivas e incluso los juicios a los genocidas del proceso, se lo debemos, no a la bondad de Néstor o Cristina, sino a las grandes movilizaciones del argentinazo.
Esto que decimos los que gobiernan lo saben muy bien. Por eso cuando Cristina intentó liberar el aumento de los servicios, retrocedió ante la menor resistencia, porque le dio terror que volviera otro 19 y 20 de diciembre del 2001. Y ahora, Macri, no se cansa de repetir que no le va a quitar nada a los que menos tienen. Es que si bien sabe que tiene que profundizar el ajuste por exigencia de sus amos imperialistas, va a pensar dos veces antes de lanzar cualquier política, , por miedo a irse en helicóptero.
Un partido de los trabajadores
Pero en el 2001 a los trabajadores nos faltó algo. Nos faltó un partido político que represente nuestros intereses como clase, no podemos confiar más en partidos dirigidos por empresarios o a su servicio como el peronismo o el macrismo. No podemos confiar más en sindicalistas empresarios y burócratas como Moyano, Caló y compañía.
Necesitamos un partido que cuando los políticos patronales quedan desnudados como fieles sirvientes de los empresarios, la burguesía, como fue en el 2001, o como sucede hoy en otras partes del mundo, organice a la clase trabajadora y al pueblo para que tome el poder y ejerza un gobierno de los trabajadores. Porque si echamos a algunos gobernantes pero el poder sigue en manos de los empresarios, la historia se vuelve a repetir.
En el sistema capitalista en el que vivimos, que es manejado por los empresarios, todo lo que las fábricas producen es para que unos pocos acumulen ganancias inimaginables y cuando se producen las crisis, los costos los pagamos los trabajadores que sufrimos los despidos, las suspensiones y la inflación.
Entonces, para que se empiece a producir y fabricar lo que los trabajadores necesitamos como viviendas y obras públicas, y para evitar las constantes crisis del capitalismo, necesitamos un gobierno de los trabajadores.
La historia ha demostrado que es posible, en Rusia, en Cuba y en China, los trabajadores ejercieron un gobierno obrero. Desde el PSTU y la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional, conformada por partidos hermanos en 25 países, te invitamos a construir el partido que necesitamos los trabajadores, te invitamos al PSTU.