En una noche calurosa de diciembre de 2004 sucedió un acontecimiento que sacudió a toda una generación de jóvenes. A eso de las 22 horas en el boliche República Cromagnon ubicado a pocos metros de plaza miserere comenzó un incendio que iba a terminar con la vida de 194 jóvenes. La noticia recorrió rápidamente y todos nos sentimos interpelados. La gran mayoría tenemos algún amigo, familiar, vecino o conocido que fue sobreviviente o víctima de Cromagnon. Hoy a cumplirse 15 años queremos recordar algunas cosas y poder señalar algunas cuestiones.
Del destape a Cromagnon y el rol de Chaban
Hacia finales de la Dicctadura Militar en la Argentina, en los inicios de la década 80, el Rock Nacional empieza a ganar gran popularidad impulsado por la sugerencia del gobierno militar de no difundir a través de los medios música en inglés por encontrarse en medio de la guerra de malvinas. Así fue que terminaron de consagrarse la primera generación de rockeros argentinos como Charly García, Spinetta, etc, culminando este proceso en un mega festival para reunir provisiones para mandar a los soldados en las islas. El llamado «Festival por la solidaridad Latinoaméricana» fue rechazado por toda una nueva generación de músicos que decían que tocar allí sería hacerle el juego a la dictadura. Bandas como Los violadores, Virus, V8 no fueron de la partida y luego de la caída de la dictadura junto a nuevos grupos como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sumo serían parte del destape cultural. Toda una generación de jóvenes que no encajaba en el mainstream del rock y salían con canciones más pesadas y contestatarias a comerse la escena.
Ahí es que aparece Omar Chabán, un artista y empresario que luego de viajar por Alemania pensó en desarrollar espacios culturales para las expresiones alternativas. En primer lugar abrió el Café Einstein en 1980 y luego de problemas con los vecinos por ruidos molestos abrió Cemento.
El local de la calle Estados Unidos funcionó como el lugar de encuentro de miles de jóvenes y por sus escenarios pasaron un sin fin de bandas. Desde Hermética a Flema, Sumo y los Redondos fueron parte de la historia de Cemento. Chabán como empresario de la noche revolucionó la escena y logró crear un espacio de expresión cultural solo comparable con el Di Tella en los años 60.
Pero como cualquier otro empresario, Chabán siempre busco maximizar sus ganancias. Por este motivo es que siempre se escatimó en gastos de seguridad y era moneda corriente el sobrepaso de capacidad del lugar, siendo los asistentes quienes pagarían las consecuencias.
En el año 2004 con la idea de buscar un lugar con mayor accesibilidad es que Chabán adquiere una bailanta en Balvanera para abrir el boliche República Cromagnon que se inauguró en abril de ese año con un recital de Callejeros.
El nuevo boliche estaba plagado de irregularidades: la habilitación estaba en manos de los antiguos gerenciadores, las salidas de emergencia habían sido bloqueadas y el local estaba acustizado con material tóxico. Ningún funcionario del gobierno de Ibarra se preocupó nunca por las condiciones del local. Esa situación iba a terminar en una masacre apenas 8 meses después de la apertura del boliche. La ambición empresarial y la corrupción estatal acabarán con la vida de 194 pibes que habían asistido a disfrutar de su banda favorita.
La lucha por justicia y las marcas de Cromagnon
La acción de familiares, amigos y sobrevivientes fue ejemplar. Rápidamente se organizaron y salieron a luchar para que no salgan impunes los responsables materiales y políticos. Así con movilizaciones y asambleas es que se desarrolló una gigantesca lucha de largo alcance. Por está batalla se lograron las primeras condenas: 4 años de prisión a funcionarios de la superintendencia de Bomberos de la Policía Federal y a empresarios de seguridad edilicia por cobrar coimas. En segundo término y siempre gracias a la movilización es que se condena a Chabán a 20 años de prisión y Diego Argañaraz (manager de Callejeros), junto a un subcomisario y funcionarios porteños a 18 años de cárcel. A la vez es destituido Ibarra a través de juicio político y toma su lugar Telerman (empresario del espectáculo).
Junto con estas condenas en los tribunales se va a dando por lo bajo una situación en la que se ven beneficiados los empresarios bolicheros y perjudicada toda una generación de músicos y artistas. Como los ojos estaban puestos en cómo se realizaban los controles y la seguridad de los locales, quien fue ajustada es toda la nueva generación de bandas que para poder tocar tuvieron que empezar a pagarle a los dueños de los lugares o cortar una cantidad inalcanzable de tickets. Mientras las revistas y radios especializadas hablaban de muerte del Rock y tonterías por el estilo, nunca pusieron siquiera una línea para denunciar a sus sepultureros: el negocio capitalista del arte y los capitalistas que se benefician de eso. Ellos fueron quienes dejaron sin lugar para expresarse a miles de jóvenes.
Revisión de condenas y conclusiones de una lucha histórica.
Con el pasar de los años la cámara de casación penal revisó las condenas y les cambió las carátulas. Así por diversos tecnicismos es que se redujo a la mitad la condena de Chabán, se absolvieron funcionarios y fueron presos los músicos de Callejeros, dándole la misma responsabilidad a los músicos que a los organizadores. Las revisiones de las condenas fueron un atropello a la memoria de las víctimas. El mismo Chabán llegó al juicio en libertad y se le dio prisión domiciliaria. ¿Porqué sucedió esto si estaba bastante clara la responsabilidad de el? Lo que sucede es que en el sistema capitalista las instituciones están al servicio de la clase empresarial. La justicia no actúa para todos de igual forma. Solo condena a un capitalista cuando es empujada por la movilización. Pero cuando está baja, usa todos sus mecanismos para reducir condenas, o dejar a los responsables libres. Es algo que está en su naturaleza como clase social.
Lo que hizo Chabán fue intentar ganar más dinero, como lo hicieron los Ciriglianos en la masacre del Ferrocarril Sarmiento. Que los empresarios ganen más dinero a costa de todo, inclusive de vidas, no es un crimen bajo el capitalismo. Por este motivo es que apenas bajó un poco la movilización, los jueces salieron a cumplir su rol histórico que es defender a los ricos y empresarios. Asimismo Ibarra siguió impune y luego ocupó una cómoda butaca en la legislatura porteña.
Hoy día sigue vigente la lucha por el castigo de todos los responsables de la masacre, así como también porque el estado garantize lugares seguros y gratuitos para que los jóvenes puedan expresar su arte de diferentes formas.
Para poder acabar con el negocio en el arte y la cultura y para poder lograr una justicia que esté al servicio de las mayorías es que luchamos por una sociedad diferente, el socialismo. Para que no existan más los empresarios que lucran con la vida de nuestros pibes.
A 15 años, ¡ Los pibes de Cromagnon, Presentes! ¡Ahora y siempre!
Ariel Castro
30 de Diciembre de 2019