El próximo 8 de agosto la Cámara de Senadores tendrá que votar a favor o no de la legalización del aborto y los sectores que se dicen Pro Vida salieron con todo en una “contra campaña” para evitar que se apruebe. Macri, que esperaba que el Congreso votara en contra y por eso permitió el debate, ahora hace que estos sectores hablen por él “haciendo el trabajo sucio”.
La campaña de odio hacia las mujeres que quieren decidir cuándo llevar adelante un embarazo la comenzó el Papa Francisco unos días después del 13J, llamándonos nazis a los que defendemos el derecho al aborto. Pero no quedó sólo en palabras, de manera organizada y con un discurso que dice “defender las dos vidas”, médicos y entidades privadas de salud iniciaron la campaña “no cuenten conmigo” aprovechando el retroceso que implica que la ley contemple la objeción de conciencia. Algunos de estos profesionales tienen ideologías reaccionarias y machistas, al extremo del médico riojano que dijo querer hacer abortos sin anestesia para que las mujeres sufran, pero la mayoría responde a intereses comerciales muy fuertes.
Como contamos en ediciones anteriores, en Argentina se practican 500.000 abortos anuales, lo que significa un negocio millonario para las clínicas y laboratorios que especulan con la clandestinidad. No defienden las dos vidas, sino sus ingresos millonarios a costa del sufrimiento de cientos de miles de mujeres que pagan lo que no tienen para poder abortar. Es decir, no están en contra del aborto sino a favor del negocio del aborto clandestino.
Lejos de ser los que defienden a las personas, este sector de derecha que es dirigido por la iglesia Católica instala entre sus jóvenes una idea de odio y violencia contra las mujeres que defienden el aborto legal, tal es la contradicción de estos chicos, que en nombre de la vida, han golpeado a pibas que llevaban el pañuelo verde colgado de la mochila como sucedió en Mendoza, realizan amenazas en las redes sociales con querer matarlas para que vean lo que se siente o como en Tandil denuncian a un médico para que lo lleven preso por practicar un aborto.
La Iglesia siempre defendió la muerte bendiciendo todas las dictaduras en el mundo, protege y esconde pedófilos en sus propias filas y está vinculada al tráfico y venta de bebes en este país. Su desesperación no tiene nada que ver con la espiritualidad o las normas morales de Dios, sino es por perder el control sobre un sector de la sociedad, por no poder imponer la falsa moral que pregonan en las misas para que las mujeres, sobre todo trabajadoras y pobres, aguanten y aguanten cada vez más la violencia de este sistema explotador.
Redoblar la lucha en la calle
En las calles y con la fuerza de la movilización le impusimos a los diputados un primer triunfo, pero la pelea no terminó y los sectores del gobierno de Cambiemos en alianza con los “Pro Vida” quieren revertir la primera votación.
Apoyados en esa victoria inicial es que debemos redoblar la apuesta, y no confiar en lo más mínimo en ese Congreso corrupto que votó por la presión de la lucha. Aunque las dirigentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto se entrevisten con senadores, continúen con su lobby parlamentario y especulen con las alianzas modificando artículos de su propio proyecto, las trabajadoras y pobres debemos profundizar la pelea.
Las pibas y pibes nos mostraron el ejemplo tomando sus escuelas, haciendo permanencias y convocando a acciones de lucha radicalizadas, sólo así podremos empujar a que el aborto sea legal. Tenemos que seguir impulsando las luchas de todos los laburantes, exigiendo que los sindicatos tomen esta reivindicación tan necesaria para las trabajadoras, enfrentando esta campaña de odio de la Iglesia impulsando el debate en todos los lugares de trabajo y barrios. Y allí donde no lo hagan autoorganicemos estas actividades, con acciones callejeras, volanteadas para llegar a quienes tienen dudas sobre este derecho, etc. Organizando la autodefensa para enfrentar los ataques fascistas de estos sectores que falsamente hablan en nombre de la vida.
La Corriente Federal, la CTA y otros sindicatos se manifestaron a favor del aborto a través de sus Secretarías de Género, pero eso no alcanza. Que dejen de morir mujeres pobres es un problema del conjunto de la clase obrera, por eso debe estar incluido en el pliego de reclamos el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. El Paro General y Plan de Lucha que necesitamos debería incluir este reclamo en la lista de demandas.
¡Ni un paso atrás! La lucha es el único camino y eso no podemos olvidarlo. La conquista del aborto legal es una pelea larga, aunque se vote el 8 de agosto aún deberemos seguir movilizados, porque para evitar las muertes tendremos que enfrentar a Macri y su plan que sigue recortando el presupuesto en Salud y Educación, que impide que se aplique educación sexual en las escuelas, que despide médicos, enfermeras y no garantiza insumos, que sigue subsidiando a la Iglesia católica y a los demás credos, porque el plan del FMI es más miseria y ajuste y eso no permite que podamos planificar nuestras familias. ¡Sigamos en las calles!