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ALBERTO PERMITE OTRA MAXI-DEVALUACIÓN

El capitalismo argentino semicolonial profundiza su crisis descomunal por el alza del dólar, y el Gobierno carece de divisas, por la retención de las cosechas de las burguesías agropecuarias y la especulación financiera de fondos buitres. Sus medidas incrementan la desconfianza de las patronales que aumentan más los precios como en alimentos, medicamentos y productos industriales básicos. Y los trabajadores y el pueblo ven como sus bolsillos se vacían con más miseria. El Gobierno solo preocupado por la sagrada propiedad privada de los medios de producción y las ganancias de los capitalistas.

 El dólar paralelo (blue) llegó a los $182.-, con el dólar oficial a $82.- (una “brecha del 120%). Reiteramos que no son los nueve millones de argentinos que en plena pandemia reciben el IFE miserable (de $10.000 cada dos meses), ni los millones de jubilados, ni el 70% de los trabajadores bajo el nivel de pobreza los que compran dólares. Tampoco generan la escasez algunos trabajadores que compran U$S 200.- a precio oficial (y ahora con algún impuesto), y vendiendo en el paralelo con una diferencia para llegar a fin de mes.

Alimentan la falta de dólares la fuga de capitales, transferencias de utilidades patronales al exterior, los pagos de intereses de la Deuda Pública en dólares o las retenciones de las cosechas esperando mayor devaluación, como lo pedido por grandes empresas en el reciente coloquio de IDEA (ver página 3).

Los buitres demandan los dólares escasos

Pero también presionan ahora con demandas de dólares los “fondos buitre” que en el libre juego del sagrado “mercado” capitalista-financiero generan la suba de los dólares alternativos. Fondos extranjeros como Templeton y Pimco de EE.UU., pero también de origen local, que acumulan fabulosas fortunas producto de explotación y sometimientos a los trabajadores y el pueblo, bancos privados, grandes empresas nacionales y multinacionales, millonarios diluidos en sociedades anónimas, etc.

Aumentan la demanda del dólar, jugando además con los miles de millones que tienen en bonos del Banco Central. Unos U$S 65.000 millones que se les adeuda a especuladores buitres por Leliqs (a 7 días al 34%) y Pases Diarios entre bancos (a un día 27%). Amagan con salirse del circuito del BCRA para irse al dólar. Ello unido a la falta de confianza en el Gobierno que difunden los economistas patronales en los medios empuja la mayor demanda para cubrirse, de muchos capitalistas.

Destacamos que una de las opciones de moda para salvar el cepo del Gobierno es el dólar “contado con liqui” y nadie le pone freno. Se compran bonos extranjeros en pesos en los bancos que los venden en el exterior en dólares que se depositan en cuentas externas. Negocio redondo mientras el Ministro Guzmán lanzó nuevos bonos en dólares a altas tasas de interés, produciendo mayor endeudamiento.

Medidas del capitalismo de los Fernández para la TV

 En plena negociación con el FMI por el préstamo otorgado a Macri, el Gobierno difunde que esta entidad no es la misma de antes y sería más humana, cambiando su discurso preelectoral. Sin embargo, este organismo le cuestiona a Guzmán que las medidas que trata de aplicar son insuficientes, y hace falta un plan económico serio (ver nota en ésta misma página). La presión en el dólar tiene un objetivo claro de los buitres acreedores para satisfacer la demanda: que el país se endeude aún más, pero con intereses altísimos de hasta un 10% de tasa. Es el verdadero negocio de estos especuladores.

 La disparada del dólar es evitable, pero solo con medidas profundas. Los movimientos recientes sobre el dólar no son muchos, pero de grandes cifras, y perfectamente identificables. Pero Alberto Fernández, y su ministro, Martín Guzmán, en defensa de la propiedad privada de los medios de producción rechazan intervenir seriamente en las leyes del “mercado” burgués y sus ganancias.

Lo del dólar es una parte de la catástrofe económica capitalista. Un Mercado Único de Cambios y la estatización del Sistema Bancario, con estrictas medidas de control sobre el flujo de capitales según su origen y su destino son más necesarios que nunca. Una medida transitoria, pero en camino a una verdadera economía planificada y controlada por un gobierno de los trabajadores.