El ataque cobarde contra la compañera de la agrupación H.I.J.O.S en La Plata, nos debe posicionar y enfrentar de la mejor medida a los sectores reaccionarios de la derecha.
No será la primera vez que los defensores del capital intentan callar a los sectores obreros y populares, la propia historia del movimiento obrero mundial nació enfrentado no sólo provocaciones, causas armadas de la justicia, cárcel, exilio sino también represión de las fuerzas policiales y grupos rompe huelgas.
Argentina no ha sido la excepción, hace más de 100 años existió la liga patriótica que mataba y atacaba opositores, no es casual que Javier Milei añore esos años de supuesta bonanza, lo mismo que la vice Victoria Villarruel que alaba la dictadura y los grupos comando.
Ahora, la situación política nos impone dos caminos. O dejamos que estos ataques pasen sin más, pretendiendo enfrentar pacíficamente el plan del Gobierno. O reivindicamos nuestro derecho a la violencia para defendernos de la represión legal e ilegal.
Una tradición olvidada
El movimiento obrero, sus organizaciones sindicales y políticas tenían una tradición y era la defensa irrestricta de cualquier compañero o compañera que estaba siendo hostigado por el estado o los grupos paraestatales como los rompehuelgas, allí no importaba su forma de pensar o su accionar, de conjunto se respondía ante el enemigo de clase.
Esta tradición por diferentes razones fue dejada de lado, principalmente por concepciones como sindicatos apolíticos, legalistas y la conciliación de clases, eso abandonó la respuesta en las calles, en unidad y con los métodos de la clase obrera o sea la acción directa por confianza, para delegar en sectores políticos de la burguesía por la vía institucional.
¿Qué pasos hay que seguir?
Sin duda que ante los hechos recientes, el primer paso es declararnos en estado asambleario, buscar apoyo concreto entre las fuerzas obreras y populares, tal como ha pasado por ejemplo en los 70 con los ataques de la AAA (Alianza Anti comunista Argentina) llamar a la defensa común de nuestras organizaciones con todos los recursos que tenemos a mano, así lo propuso por ejemplo el PST (el partido de nuestra corriente en los 70’).
No podemos confiar en la justicia y sus fiscales, aún no sabemos donde está Julio López, por eso hay que conformar comisiones investigadoras independientes para que se sepa la verdad de los actores materiales e intelectuales de cada ataque y provocación.
Recurrir a la movilización permanente y los métodos de acción de la clase obrera sin olvidar ni un instante que en el movimiento obrero también existen patotas sindicales que defienden los privilegios de burócratas y las empresas.
La autodefensa obrera y popular
Sin dudas nuestro problema radica en que no podemos seguir luchando con las manos atadas, el protocolo anti piquetes nos está demostrando que estamos un paso atrás de las circunstancias y con este ataque de los sectores de la ultra derecha varios pasos más atrás.
Por eso es indispensable que cada gremio, centro de estudiantes, movimiento social o vecinal, realice asamblea para organizar la autodefensa de sus organizaciones, que se voten sus integrantes y se capacite para la tarea.
Este planteo debe ser incorporado en los estatutos y llevado a cabo de la manera más profesional posible, así también las organizaciones políticas de la izquierda deben avanzar en un pacto principista de defensa común de nuestros locales, solo así estaremos dando los primeros pasos de respuesta.
Si realmente queremos enfrentar a estos grupos de provocadores, la CGT, CTA, la UTEP, la unidad piquetera, todos los organismos de derechos humanos y la izquierda deben llamar a organizar la respuesta en concreto, las declaraciones de repudio poco efectivas son para esto.
La acción directa es la respuesta para erradicar los grupos de provocadores fachos
Si siguen estos ataques y provocaciones ¿Vamos a dejarlos pasar? No podemos hacer eso, sería retroceder en la lucha contra el plan del Gobierno. Una situación crítica, requiere medidas aún más críticas: salir a las calles con nuestras herramientas de trabajo, buscar a los responsables de cada ataque y hacerles sentir el escarmiento, ir por los responsables intelectuales y sus cómplices empresariales, a ellos expropiarles todo sin pago, estatizando bajo control obrero sus empresas.
No nos tiene que temblar el pulso, a ellos no les tiembla, mientras se exige juicio y castigo a los culpables en una justicia de los ricos, deberemos pensar en aplicar la verdadera justicia obrera, a través de los piquetes, la huelga general, donde haremos lo que se debe hacer para que no queden impunes estos ataques. Habrá que luchar por otro tipo de gobierno y estado, uno que sea de los trabajadores y el pueblo, donde seguramente habrá tribunales populares para que estos lacayos paguen por sus actos como debe ser.