En el día de ayer, Alexis Tsipras, primer ministro griego y principal dirigente de Syriza, anunció que va a renunciar a su cargo y convocar a nuevas elecciones porque “el mandato para el que fui votado (la negociación con la UE, NdR) ya fue cumplido”.
Esta decisión es una clara maniobra, típica de los juegos electorales-parlamentarios de la política burguesa. En el mismo día se conoció la noticia de que la Plataforma de Izquierda había roto con Syriza para formar Unidad Popular, con su propio bloque parlamentario y presentándose por separado a las próximas elecciones.
Tsipras y la mayoría de Syriza traicionaron la lucha y las aspiraciones de los trabajadores y el pueblo griegos al firmar el reciente acuerdo con la Unión Europea y los bancos acreedores por la deuda externa del país. Este acuerdo contiene un brutal plan de ajuste y medidas que implican una pérdida aún mayor de la soberanía del país, como la privatización de los 14 aeropuertos del país y su entrega a empresas alemanas.
Ellos traicionaron la heroica lucha de los últimos años contra los anteriores planes de ajuste, las aspiraciones expresadas en las elecciones de enero pasado (que llevaron a Syriza al gobierno) y, de modo muy claro, el resultado del plebiscito del pasado 5 de julio que, por amplia mayoría, había rechazado el acuerdo con la Troika.
Sin embargo, esta traición aún no ha quedado clara para las masas. Tsipras ha logrado ponerse en el lugar de “víctima” de la UE y de Angela Merkel, y dice que logró “el mejor acurdo posible” que es “duro pero salvó al país”. En este marco, las encuestas indican que él y Syriza podría lograr una votación aún mayor que en enero.
Esta confusión de las masas es posible porque el gobierno aún no comenzó la aplicación del brutal plan de ajuste y privatizaciones aceptado en julio pasado. Cuando resulte claro lo que ese plan representa, el prestigio de Tsipras y Syriza podrían caer de modo acelerado. Por eso, anticipa las elecciones ya que luego de ellas dirá que “tiene mandato para aplicar el plan”, buscando así desmoralizar, dividir y derrotar a los trabajadores y a las masas. Tal como ya hemos señalado, es una maniobra típica de la política burguesa que busca además mantener a las masas en el terreno electoral y no en el de la lucha contra el ajuste y sus consecuencias.
Nunca apoyamos a este gobierno. Llamamos a luchar contra él y a formar una oposición de izquierda y de clase frente su capitulación a los dictados de la Troika y a las medidas contra los trabajadores y el pueblo.
En la actual situación, nuestra propuesta sería el voto a Antarsya, el frente de organizaciones de izquierda formado en 2008 que mantiene una postura de oposición a Tsipras y su gobierno, y se ha posicionado de forma categórica contra el acuerdo del gobierno con la UE. Coincidimos además con este frente en su llamado a proseguir las movilizaciones contra el chantaje imperialista y su denuncia que no son posibles acuerdos dentro de la UE, frente a la cual propone la alternativa de la ruptura con ella y con el euro.
La Plataforma de Izquierda de Syriza (encabezada por Stathis Kouvelakis y Pangiotis Lafazanis) criticó duramente el reciente acuerdo con la Troika y sus diputados se opusieron a él en el Parlamento. Sin embrago, a pesar de ello, demoró mucho en romper con el gobierno y con Syriza. Su ruptura actual aparece motivada esencialmente por razones electorales y la absoluta imposibilidad de ir en las mismas listas que Tsipras y la mayoría de Syriza. Tal como la criticamos antes por no romper, ahora decimos que han dado un paso positivo.
Sin embargo, esa ruptura no puede quedar solo en terreno electoral-parlamentario. Es necesario formar un bloque de oposición de la clase trabajadora y la izquierda con la nueva Unidad Popular, Antarzya y el KKE (llamándolo a dejar de lado su sectarismo divisionista y autoproclamatorio), al que se sumen los sindicatos que luche y enfrente, en los lugares de trabajo y en las calles, el plan de ajuste de Tsipras-Syriza.
En esa perspectiva, sería un paso positivo la formación de un frente electoral de oposición de izquierda y de clase junto con Antarsya (al que podría sumarse el KKE) y, en este caso, llamaríamos a votar por él. Si se conformase ese frente, se estaría presentando una alternativa electoral de izquierda a la traición de Tsipras, que crecerá en su influencia y en sus posibilidades de impulsar las luchas, en la medida que el futuro gobierno de Tsipras comience a aplicar el durísimo plan de ajuste y privatizaciones, y los trabajadores y las masas a enfrentarlo.