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Ante las elecciones en la UOM del 19 al 21 de setiembre:

La decepción y la bronca siguen creciendo con las suspensiones, despidos, el ataque a nuestras condiciones laborales (licencias, ritmos de producción, accidentes, edad jubilatoria) y el «techo» a nuestros salarios, saqueados con remarcación de los precios y los tarifazos, el IVA e Impuesto a las Ganancias, la pérdida de asignaciones familiares. Este ajuste de Macri (alianza PRO-UCR) y los gobernadores a nuestros bolsillos, que sólo cierra con más represión, es para pagar la fraudulenta deuda a banqueros y especuladores, y garantizar las ganancias de multinacionales y demás patronales. ¡Debemos organizarnos desde abajo para derrotarlo! Pues Caló y los demás directivos son corresponsables de la aplicación de este plan patronal de ajuste, saqueo y represión. Aíslan los conflictos por empresa para desgastarlos y ayudar así a los empresarios y a la «gobernabilidad» de sus políticos. Cuando se unificó la CGT, rechazaron convocar a un paro general aprovechando la oportunidad de la marcha federal de las CTAs que culminará el 2/9 en Plaza de Mayo. Sólo quieren «contener» al movimiento obrero y negociar así millonarios beneficios para sus bolsillos.
Como en todo el país surgen compañeros dispuestos a pelear, dejan a una mayoría de metalúrgicas sin delegados. Son incontables los casos en que al día siguiente de ir a la seccional de la UOM a pedir elección, la patronal ya está sabiendo y mandando telegramas de despido a los «insurrectos». Así Caló y compañía impiden el control de la base sobre ellos y se eternizan en los cargos «vitalicios» con rentas muchísimo mayores que el salario de un oficial múltiple y que un gerente también. Miles de afiliados aportamos millones de pesos. Pero los directivos los recaudan  por intermedio de las patronales y el estado, que nos retienen el 2,5% de nuestros salarios por cuota sindical. Más del 2% compulsivo de los no afiliados. Sin contar el 3% de obra social, el seguro de vida y de sepelio, y los $532 anuales por cada metalúrgico, por «capacitación». Si tuvieran que recaudar ese dinero directamente de manos nuestras, se verían obligados a recorrer las fábricas, dar la cara, organizar y encabezar nuestros reclamos.

Por eso debemos confiar plenamente en nuestra clase para avanzar por el camino de construir una nueva conducción independiente, democrática y luchadora.
El estatuto de la UOM es el instrumento para preservar el imperio de la lista única, con muchas trabas a las listas opositoras. Por ejemplo, establece como requisito «ser o haber sido delegado del personal» y para ser delegado requiere «estar afiliado a la UOM con una antiguedad mínima de afiliación de un año». Pero los directivos desde 2009 agregaron como condición «su pertenencia a la OSUOMRA como obra social para el candidato y su grupo familiar». Esto viola incluso la ley N°23.551 de Asociaciones Sindicales que ellos reconocen como marco legal de los estatutos sindicales. Los dirigentes desafían: «el que no esté de acuerdo, que forme otra lista». Pero esto es un verso total al punto tal que incluso cuando se dividen entre ellos difícilmente las pueden formar (sólo en 13 seccionales -menos de la cuarta parte- hay más de una lista) y se denuncian mutuamente por fraude, etc.
La democratización de la UOM y demás sindicatos y centrales se logrará con la absoluta independencia del estado y las patronales. Sin más reglamentación ni intervención estatal que una ley que diga simplemente: «las organizaciones de trabajadores tienen libertad para darse la organización que mejor sirva a sus intereses» y punto. Pero hasta tanto logremos esto, proponemos luchar por: 1) la elección de los secretariados sindicales (y de las comisiones internas de fábrica) por votación directa de las bases, no indirecta como hasta ahora vía un «colegio electoral» donde tranzan que siga Caló, por ejemplo; 2) proporcionalidad: que cada lista tenga una cantidad de cargos proporcional a los votos obtenidos, así estará representada toda la base; 3) sueldo de los directivos igual al salario que cobren en su fábrica, para que el cargo no sea una fuente de privilegios sino una tarea: ¡basta de dirigentes ricos y obreros pobres!; 4) volver a sus puestos de trabajo al término de un mandato (4 años) para que no se perpetúen en los cargos sindicales; 5) toda negociación salarial y plan de lucha debe ser consultado y decidido por las bases, para terminar con los paros levantados por TV y la firma inconsulta de acuerdos y convenios; 6) que la proporción de mujeres y varones en la base se respete en la conformación de las direcciones sindicales, que deben defender por igual los derechos de las metalúrgicas.
Defendamos la más amplia unidad obrera para luchar contra toda patronal, la democracia de las bases para decidir en asambleas y no acatar órdenes de ninguna cúpula y la total independencia de cualquier empresario o gobierno. Exijámosles a los dirigentes la convocatoria a un plan de lucha unificado en solidaridad efectiva con los conflictos para ayudar a su triunfo. Y cuando aparezcan entre el 19 y el 21 de setiembre con las urnas por las fábricas, repudiémoslos como se merecen: no votemos o votemos en blanco.