La lucha de los trabajadores de AGR se ha transformado en un caso testigo de lo que está pasando en el país.
Por un lado muestra los ataques de una patronal como el grupo Clarín que además de mentir y desinformar en forma descarada, también despide. Es un ataque en sintonía con el plan del gobierno y de todos los sectores patronales de atacar los convenios colectivos de trabajo para flexibilizar y precarizar el empleo en nombre de la “productividad” y de la “competitividad”. (ver págs. 8 y 9)
En una maniobra fraudulenta, con una planta que estaba en plena producción, el grupo Clarín miente y dice que por la crisis debe cerrar la planta. La realidad es que estos empresarios dejaron a 380 familias en la calle para sacarse de encima a los trabajadores y su representación gremial y así poder bajar los costos y aumentar sus ganancias, continuando la producción con menos personal, salarios más bajos y en peores condiciones de trabajo. (Ver págs. 4 y 5)
El Gobierno también refleja claramente para quien juega el gobierno, que mandó a reprimir a los trabajadores y no pudo desalojarlos, mientras el Ministro de Trabajo Triaca se niega a intervenir y dice que “hay que entender a las empresas que despiden”. Con total descaro y contra toda ley laboral vigente en el país se muestran como gerentes de las corporaciones, siempre del lado de los empresarios.
Crece la bronca
En contraposición, la tenacidad y los 15 días de la toma de la planta expresa una de las experiencias más avanzadas de resistencia obrera al ajuste, que día a día va ganando más apoyo en las fábricas, oficinas y lugares de trabajo, convirtiéndose en una referencia para los miles y miles de trabajadores que quieren enfrentar este plan económico que nos perjudica día tras día.
Porque crece el hambre, la pobreza, la desocupación, los ataques a la salud y a los jubilados, pero también crece la bronca entre los trabajadores. La paz social arreglada por arriba, comprando a los dirigentes sindicales y de las organizaciones sociales traidoras, cada vez está más cuestionada por abajo. Aunque todavía se presentan en forma aislada, esta lucha surge en un escenario donde cada vez son más recurrentes los cortes y manifestaciones, con acciones que van creciendo en la fuerza y en conflictividad social.
El silencio de los medios y la oposición
Así es como la fuerza de las acciones en la lucha, como el corte de la autopista frente a canal 13 y el abrazo a la planta donde se imprime el diario Clarín, ha logrado incluso perforar el escandaloso cerco mediático de los medios masivos de comunicación. Con algunas excepciones como Página 12 o algunos flashes en C5N, todos los medios informativos no muestran lo que realmente pasa, que solo se puede ver en su real dimensión en las redes sociales, mostrando que a la hora de enfrentar a los trabajadores no hay tantas diferencias entre los sectores patronales y que en el fondo todos sostienen el plan flexibilizador del gobierno.
¿Y el kirchnerismo?
También va desnudando a todos los actores políticos de la supuesta oposición que mantienen un silencio cómplice escandaloso. A excepción de la izquierda, que está presente en todas las acciones, nadie ha siquiera alzado la voz denunciando lo que pasa. Massa, Stolbizer y el Frente Renovador, los gobernadores y sectores del PJ brillan por su ausencia cuando está en juego el sustento de varias familias con intentos de represión mediante.
Pero lo más llamativo es el silencio de Cristina y la ausencia del kirchnerismo en el conflicto. Luego de pelearse con el monopolio durante el tramo final de su gobierno muchos funcionarios hacían encendidos discursos, muchas veces correctos, contra la “corpo”. Sus intelectuales y medios de comunicación ocupaban horas y horas en TV, radio, con ríos de tinta denunciándolo en los medios gráficos que manejaban. Los movimientos sociales y organizaciones gremiales afines marchaban y realizaban acciones en sus instalaciones.
Pero ahora que los trabajadores resisten duramente los ataques del monopolio y se lo puede golpear, sus dirigentes no dicen ni hacen nada para apoyarlos. A excepción de Hebe de Bonafini que se hizo presente luego del intento de represión, no se ven las banderas de la “juventud militante” en las acciones de solidaridad. No hubo un solo gesto de la propia Cristina, ni de los intendentes, diputados y senadores kirchneristas. La Cámpora, la agrupación “Miles” de Delía, el “Nuevo Encuentro” de Martín Sabatella, el Movimiento Evita, la agrupación Kolina de Alicia Krchner no aparecieron.
Pareciera que aquella discusión solo era una polarización política que favorecía a ambos sectores en una especulación electoral más que un enfrentamiento real
Si ganan los trabajadores de AGR, ganamos todos
Los obreros de AGR van mostrando el camino a seguir en los tiempos que corren. Cuando la patronal cierra o despide, hay que tomar las instalaciones en defensa de la fuente de trabajo. Este método ya había aparecido en la lucha victoriosa del CONICET y en el ministerio de educación a fines del año pasado. Y a pesar de las limitaciones de su propia conducción, es un ejemplo que empieza a contagiarse en las luchas obreras como en la toma de Banghó llevada adelante por la UOM de Vicente López, que ahora acaba de anunciar una movilización de los metalúrgicos para el próximo 14. (ver pág. 7)
El gobierno y la patronal no quieren que esto se propague y ponga en peligro el pacto social que le garantizan los dirigentes traidores de los sindicatos. El problema para ellos es que la fuerza de la lucha va logrando que todos los días crezca el apoyo de artistas como el Indio Solari, Attaque 77, Ciro Pertusi, etc. e intelectuales que se van solidarizando, junto a cientos de activistas y luchadores que se van acercando.
Esto obligó al propio triunvirato que conduce la CGT a tener que recibir a los trabajadores y apoyar la lucha, comprometiéndose a aportar al fondo de huelga pero pateando la pelota para adelante sin tomar una medida de acción concreta. La lucha también consiguió que la CTA que conduce Hugo Yasky dejarade jugar a las escondidas y finalmente anuncie el apoyo a la marcha que realizarán los trabajadores el próximo viernes al Ministerio de Trabajo. Lo mismo hicieron los camioneros de Pablo Moyano, que cumplieron un rol muy importante en el abrazo a Clarín del sábado pasado negándose a salir a trabajar para no enfrentarse con los obreros en lucha.
Rodear de solidaridad
Clarín no les pagó la última quincena trabajada a los trabajadores de AGR. Intenta desgastar la lucha, evitar que se difunda, y quebrarla con el hambre de quienes están ocupando la fábrica junto a sus familias.
Por ello, no hay tarea más importante, que rodear de solidaridad a la toma y sostener el fondo de lucha. No podemos dejarlos solos. En todos los lugares de trabajo, en las fábricas y en los barrios debemos hacer algo. Ya sea vendiendo los bonos que están repartiendo, aportando en la cuenta que han bancaria que han abierto, juntando alimentos para llevar a la olla popular que se sostiene todos los días en la fabricada ocupada, participando de todas las acciones que convocan para sostener la lucha.
A su vez, hay que hacer asambleas en todos los lugares de trabajo para organizarse, exigiendo a los sindicatos que se solidaricen en forma concreta aportando al fondo de lucha y se tomen medidas de acción concreta más allá de las declaraciones. Este es camino para organizar desde abajo el enfrentamiento, exigiéndole a la CGT y a la CTA que transformen ese apoyo en algo concreto, rompiendo la tregua y dejando de lado las amenazas de paro para organizar un plan de lucha contundente hasta reincorporar a los compañeros de AGR y frenar todos los despidos y suspensiones.
En defensa de la familia obrera, de los puestos y las condiciones de trabajo, los trabajadores AGR tienen que ganar. Porque si lo hacen, tendremos mejores condiciones para defendernos de los ataques del gobierno y las patronales y derrotar su plan económico.