En la mañana de ayer, el vocero de la Armada, Enrique Balbi, confirmó que el submarino ARA San Juan habría sufrido una explosión accidental. El submarino, botado en 1983, perdió contacto en el Mar Argentino el pasado día 15 luego de que su capitán informara un avería, y estaba siendo rastreado por un operativo multinacional; con la participación de EE.UU y Gran Bretaña.
Ante la noticia, la indignación se apoderó de los familiares, que reaccionaron contra las autoridades navales, a las que acusaron de conocer la noticia desde un primer momento y haberla ocultado desde hace siete días. «¡Los mataron, mataron a mi hijo!», gritó el padre de unos de los submarinistas, “mataron a mi hermano porque los sacan con alambre a navegar, «, dijo el hermano de otro de los navegantes.
Desde el PSTU, como socialistas y revolucionarios hacemos nuestra esas afirmaciones y señalamos abiertamente que el Estado, el Gobierno y su política de vaciamiento al servicio de la colonización del país, son los responsables de lo ocurrido, de las vidas perdidas. Y del desastre de nuestra política militar externa.
Vaciamiento al servicio del Imperialismo
El gobierno de Macri usó de manera ruin la “ayuda” otorgada por Estados Unidos y el Reino Unido para justificar la presencia de militares de estas potencias imperialistas en nuestro territorio. Pero lo cierto es que ambas potencias son las que impulsan la política de desarme progresivo de nuestro país tras la guerra de Malvinas. La desactivación del programa de misiles Cóndor (durante el gobierno de Menem) es un ejemplo de esto. Y por supuesto, la política actual de establecer bases norteamericanas en suelo argentino, así como ejercicios militares conjuntos, que las fuerzas imperialistas utilizan para mantenernos sometidos.
Después que peleamos contra los ingleses en Malvinas, las grandes potencias que dominan el mundo, se han preocupado porque no tengamos armas para volver a enfrentarlos. Quieren que sus multinacionales exploten a los trabajadores y se lleven nuestros recursos, quieren que Benetton siga ocupando las tierras mapuches, y quieren que sus bancos sigan chupando la sangre de este país, como lo hacen en toda América Latina. Y para hacer eso necesitan armas para reprimir las luchas obreras, y las fronteras bien abiertas para que salgan las riquezas del país hacia EEUU y la Unión Europea. Ni Alfonsín, ni Menem, ni De la Rúa, ni Néstor ni Cristina, armaron al país para enfrentar al imperialismo, porque ningún gobierno enfrentó al imperialismo. Por eso siguieron usando submarinos de casi 40 años.
Esa política ha destruido la capacidad industrial del estado, y arrasó con las fábricas militares, aeronáuticas y navales. Los propios obreros del astillero Tandanor -especializado en mantenimiento de la flota de submarinos- han denunciado esta realidad. Lo mismo han hecho los trabajadores de Fabricaciones Militares, al alertar por decenas de despidos en diferentes fábricas; y los obreros de Astilleros Río Santiago y la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), reclamando la falta de proyectos para ambas empresas.
Hay plata para gases lacrimógenos y armamento para reprimir a los trabajadores, pero no hay presupuesto para enfrentar al Imperialismo, porque el gobierno de Macri es títere de EEUU y la Unión Europea y enemigo de los trabajadores y el pueblo.
Ningún gobierno de patrones garantizará la soberanía nacional, ningún gobierno peleará contra el imperialismo por la segunda y definitiva independencia, eso solo podemos lograrlo los trabajadores y el pueblo.
Por eso, es fundamental que las centrales sindicales y las organizaciones obreras, hagan suya esta gran tarea y peleen por una política militar para enfrentar al Imperialismo y sus multinacionales. Para continuar la lucha por la Segunda Independencia en el camino del Ejército de San Martín y Belgrano, de la Armada de Guillermo Brown, de una fuerza armada revolucionaria al servicio de la soberanía nacional, la recuperación de nuestras Malvinas y el fin del saqueo de nuestros recursos por parte de las multinacionales.
Que paguen los responsables
Mauricio Macri, como presidente de la Nación, es el principal responsable de la explosión del submarino y la muerte de los tripulantes, al igual que la cúpula de la Armada Argentina, que tiene la función de defender la nación en el espacio marítimo, y para eso utiliza un submarino de casi cuarenta años. Por eso Marcelo Srur, Jefe del Estado Mayor de la Armada tiene que renunciar y junto con él toda la cadena de mando. Y tiene que renunciar el Ministro de Defensa, Oscar Aguad.
Asimismo, es preciso investigar la verdad sobre lo ocurrido con la desinversión en seguridad exterior de parte de todos los gobiernos anteriores.
La Marina es la misma que la de Massera y de Astiz
Durante la dictadura, los grupos de tareas de la Armada desaparecieron y asesinaron a miles de luchadores obreros y populares, mintiendo a la población.
Hoy, la misma Armada miente a los familiares de sus propios miembros, los manda al suicidio y oculta lo ocurrido. Es la misma Armada, que no fue ni depurada ni “democratizada” por ninguno de los gobiernos de la “democracia”. Alfonsín, Menen, De la Rúa, los K y hoy Macri, han mantenido la estructura básica de las Fuerzas Armadas, que hoy mantienen sus servicios secretos, así como el “secreto” de sus operaciones. Incluso, el secreto de sus crímenes.
El Ejército podrido de Videla, la Aeronáutica que servía para que los hijos del Brigadier Juliá –líder de la la fuerza- contrabandearan droga sirviéndose de los aviones de la Aviación Militar, la Armada que asesinó y secuestró niños pero que se rindió en las Georgias, son fuerzas corruptas, degeneradas por su participación en la Dictadura, y se mantiene así.
La Gendarmería y Prefectura que actúan en la represión a las luchas, y en lo ocurrido con Santigo Maldonado, son sus “hijas”. Y la “maldita policía”, tanto Federal como de las provincias, su terrible caricatura.
Hay que terminar con el aparato represivo del Estado, con sus Fuerzas Armadas y de seguridad herederas directas de la dictadura.
La suboficialidad no puede permitir esto
Fue triste ver a los familiares de los suboficiales del submarino enterarse de la mentira y manipulación a que la alta oficialidad los sometió. En un informe cerrado, les dijeron de una explosión en el submarino, ocurrido hace varios días. La indignación los hizo enfrentar físicamente a los oficiales navales que les mentían. Los familiares fueron enfáticos, denunciando la falsedad y la hipocresía.
Es preciso conocer toda la verdad sobre lo ocurrido. Y que los familiares reclamen una Comisión Investigadora que corra todos los velos, y busque la verdad de lo ocurrido. Y que los suboficiales se organicen de manera independiente para lograrla, enfrentando la cerrazón corporativa de la Armada.
Un problema de la clase obrera
Es necesario que las organizaciones obreras y populares –CGT, CTA, organismos de DDHH, etc,- se pongan al servicio y en solidaridad con los familiares para lograr toda la verdad de lo ocurrido.
Los problemas de la seguridad nacional son del mayor interés de los trabajadores. No es cierto que “tenemos que ocuparnos de nuestros problemas y dejar la política militar para los políticos”. Es necesario, como parte del debate sobre el plan obrero y popular que el país necesita, debatir qué Fuerzas Armadas necesita la Argentina y el pueblo trabajador.