El Gobierno declama que las paritarias son libres sin topes, y que cada sector económico negocie según sus posibilidades. Pero por otro lado encomienda a su Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que no homologara al principio acuerdos del 24%, estirando el porcentaje al 27% ante la súplica de las burocracias sindicales oficialistas presionadas por los trabajadores. El Ministro de Economía, Axel Kicillof, al igual que la oposición patronal, argumenta que hay que tener cuidado con los aumentos salariales por que dispararía la inflación. Pero… ¿los salarios de los trabajadores son la causa del proceso inflacionario que sufrimos?
Para el capitalismo los argumentos que explican el aumento de precios varían según la coyuntura económica. La oposición burguesa culpa al gobierno por excesiva emisión monetaria, déficit fiscal y falta de “confianza” en los mercados.
Mucho de esto es verdad, aunque Cristina y Kicillof lo nieguen, pero en época de paritarias la mirada apunta a los trabajadores y sus organizaciones sindicales, quienes serían los culpables de todos los males inflacionarios.
Soluciones capitalistas que no se cumplen serían en el primer caso restringir la emisión, achicar el gasto y “generar confianza” en los mercados, pero “nunca” en un año electoral. Y en el segundo caso, limitar los aumentos salariales o abiertamente recortar salarios.
Lo que se niegan a explicar tanto el gobierno, la oposición y las patronales es que cómo puede ser que los incrementos salariales generan inflación, si en el 2014 la real estuvo cercana al 40% (para Cristina un 24%) y los aumentos paritarios de ese año rondaron un promedio del 29% al 33%%, además en cómodas cuotas.
Cómo puede ser que este año, y con el INDEC mientiendo, la inflación mensual ronda más del 2% con salarios sin actualizarse. Recién ahora algunas paritarias acordaron aumentos del 27% por etapas llegando algunos gremios hasta el 33% y 36% con adicionales no remunerativos como bancarios y aceiteros. Es decir una notable diferencia a favor de los capitalistas y el Gobierno considerando la inflación 2014 y la proyectada de más de un 30% para el 2015, y con otra devaluación contenida hasta las elecciones.
Desde el PSTU decimos que las causas de la inflación se originan en una intensa puja distributiva que se viene agudizando en los últimos años por la colosal crisis económica internacional. Con caída de precios de productos primarios, como por ejemplo cereales y petróleo, y la disminución del consumo, más asentuado en la clase obrera y el pueblo. Es decir, el poder adquisitivo de los trabajadores contra las ganancias patronales que quieren mantener e incrementar a toda costa.
Los verdaderos motores de la inflación
Una gran parte del presupuesto estatal es para cancelar la fraudulenta deuda pública, contraída de forma ilegal y con intereses usurarios, que se paga a fondos buitres, banqueros internacionales, al Banco Mundial, FMI o gobiernos de otros países.
En 2014 se cancelaron U$S 12.000 millones (unos $108.000 millones) sólo de intereses y sin contar lo que habría que pagar por el juicio pendiente en Estados Unidos con el juez Griesa a la cabeza de los reclamos de los buitres (holdouts).
Otro gasto enorme del Estado es por los subsidios a las empresas privadas, que en 2014 se concedieron a distintos sectores de la economía por $231.071 millones de pesos, un 64,6% más que en 2013.(1) Fueron aprincipalmente al bolsillo de los concesionarios de trenes, subte, colectivos, empresas de energía, garantizando a estos empresarios enormes ganancias.
Los gastos clientelares en planes sin control, aportes a gobernadores e intendentes oficialistas, a punteros políticos, a propaganda oficial, a puestos de trabajo burocráticos no productivos para La Cámpora y a sobreprecios para enriquecimiento de empresarios amigos y el consiguiente “retorno”, son también parte del motor de gastos del Gobierno K a pesar del cacareo tibio de ciertos opositores electoralistas.
Estas fortunas dilapidadas vienen de las retenciones a los exportadores, por ejemplo, y en gran parte del cobro de impuestos a los trabajadores y el pueblo, en particular del 21% del IVA sobre los artículos de primera necesidad. Como no alcanzan, y con los fondos del ANSES agotados, el gobierno genera emisión de pesos sin respaldo, imprime millones en billetes que desvalorizan la moneda dando como resultado: más billetes = más inflación. En 2014 la emisión se acercó a los $200.000 millones. (2)
Multinacionales saquean y aumentan la inflación
En Avanzada Socialista, venimos explicando la dependencia y dominio de nuestra economía por parte de las multinacionales (alimentación, agropecuarias, mineras, metalúrgicas, tecnología, informática, finanzas, etc.). Casi todo lo que se fabrica, el destino de lo producido al interior de nuestra economía o para el exterior, salarios, nivel de empleo y desempleo para chantajearnos en las negociaciones, son determinado por el capital extranjero con complicidad de sus lacayos nacionales, llámense Gobierno, oposición burguesa y de centroizquierda, burócratas sindicales, socios capitalistas nacionales.
Los países imperialistas, tratan de atenuar sus crisis económicas aumentando el grado de explotación de recursos en los países que dominan, como el nuestro, pagando precios miserables, y vendiéndonos sus productos con precios en dólares aumentados.
Así es que cada tanto sufrimos enormes devaluaciones con inflación, algo atenuadas ahora en año electoral, que no tienen más que el objetivo de aumentar sus ganancias y bajar sus costos. Aquella empresa que opera en dólares, antes de una devaluación debía pagar más salario, pero después, al transformarlo a pesos abarata el costo laboral, respecto de su capital invertido pero con productos muchos más caros. Es decir, vía del dólar se alimenta la inflación.
El costo laboral no es inflacionario
En promedio, el salario industrial representa el 16% de los costos totales, una participación de las más bajas históricamente, comparada con el pasado y con los costos de otros países. En refinación de petróleo, el costo salarial representa el 7,8% de los costos totales; en alimentos y bebidas, el 12,8%; en material de transporte, el 15,7%.; en indumentaria y textil, un rubro mano de obra intensivo, el 16,24%; en metalúrgica básica, el 17,1%, en el complejo aceitero y cerealero, el 3%.
El costo laboral en la Unión Europea en 2001 era de U$S 22,50 y en 2009 subió a U$S 40,70; en Estados Unidos, en el mismo período, subió de U$S 25,90 a U$S 30,56 ; en el este europeo se disparó de 3,83 a 9,01; en el Sudeste asiático, de 8,31 a 13,12 y en Brasil, de 3,60 a 7,98. Una real muestra de la baja incidencia de nuestros salarios en el costo patronal. (3)
Por más que el capitalismo y sus defensores impulsen límites a los reclamos de aumento de salarios y contra los despidos, a los trabajadores no nos queda otra que salir a la lucha por estas reinvindicaciones. Si se logra mejorar nuestro salario, mantener nuestros puestos de trabajo, creando más empleo y frenando el saqueo del imperialismo económico, ello implicaria menor ganancia para las patronales, salvo que estas lo trasladen a los precios como viene sucediendo con el aval del Gobierno.
Notas:
(1) El Cronista.com – 04-08-2014
(2) Diario Clarín – IEco – 07-09-2014
(3) Diario Página /12 – 20-02-2011
El juez Griesa nos aumenta la deuda externa
El juez yanqui Thomas Griesa, que ya había dictaminado a favor de dos fondos buitres (Aurelios y NML) para que Argentina les pague U$S 1.300 millones, accedió también en extender este fallo por otros U$S 5.400 millones a otros 500 acreedores (los “me too” -nosotros también-) que reclamaron igual tratamiento, para aquellos que no habían entrado al Canje de Deuda 2005 y 2010 en la década kirchnerista.
Más allá de que Cristina y Kicillof apelen este dictamen, lo cierto es que a la millonaria deuda pública, y especialmente la externa, se la debería incrementar en esta cifra ante la exigencia de la justicia imperialista.
Seguramente el Gobierno hará malabares y discursos populistas mostrando una supuesta postura de defender los intereses de nuestro país, pero en el fondo, aunque sea una cifra menor, quiere pagar. Y sigue el problema del reconocimiento de una deuda externa contraída en la época de la Dictadura Militar y renegociada por los diferentes gobiernos burgueses después de venida la democracia.
Una deuda que hasta el día de hoy todos los gobiernos evitaron que se investigue, y con el agregado del kirchnerismo de promocionar hipócritamente que nos estuvimos desendeudando, cuando en la realidad la deuda pública estaría llegando a U$S 300.000 millones.
Un capítulo más de la entrega de nuestros recursos con el beneplácito del imperialismo y la oposición. No se puede esperar otra cosa de un Gobierno que se autodenomina “pagador”. serial.