17 cuerpos de los 28 hallados en Iguala podrían ser de los estudiantes desaparecidos.
Desde que en el cerro de Tlachinollan aparecieron decenas de cuerpos calcinados, el gobierno de México ha hecho todo lo posible por obstaculizar las investigaciones emprendidas por la sociedad civil: el pasado 11 de octubre no le permitió el acceso a las fosas al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una prestigiosa organización experta en violaciones a los derechos humanos, quien fue llamado por los familiares de los desaparecidos y por algunas organizaciones civiles, para hacer pesquisas sobre el origen de los cuerpos.
La actitud del gobierno mexicano sólo incrementa las sospechas de que las autoridades están encubriendo a los culpables y de que los 43 desaparecidos, desafortunadamente, sí podrían encontrarse en esas fosas, además ya se tiene la declaración de un sicario y de un policía municipal que afirmó haber entregado a 17normalistas al crimen organizado, pero que desconoce el paradero del resto de los jóvenes.
Aún así, los padres y compañeros de los desaparecidos siguen con la esperanza de encontrarlos vivos.
La masacre de los normalistas han causado indignación y rabia en la población mexicana, pero el horror también está presente debido a la muerte de Julio César Mondragón “El Chilango”, joven estudiante a quien los policías municipales le arrancaron los ojos y la piel del rostro. Esta abominable acción correspondería al móvil del crimen organizado, que en el Estado de Guerrero se ha caracterizado por emprender acciones sumamente violentas en contra del cuerpo humano, y que, es el Estado en el que comenzaron las decapitaciones y los desollamientos en el puerto de Acapulco, en el año de 2006. No obstante, hay varios puntos que señalan que dicha acción va más allá del terrorismo ejercido por el narcotráfico.
Faltan muchos elementos para afirmar que se trate del narcotráfico
La versión oficial es que la desaparición de los estudiantes fue por orden del grupo delictivo “Guerreros Unidos”, posiblemente vinculados al célebre cártel de los Beltrán Leyva, quienes, furiosos por tener a estudiantes de Ayotzinapa dentro de una de sus zonas de operación, la ciudad de Iguala, se disfrazaron de policías municipales y asesinaron a los jóvenes.
Sin embargo, nunca antes se había visto que los narcotraficantes atacaran a la sociedad civil tan notoriamente, teniendo en cuenta que los normalistas no representaban ninguna amenaza para ellos. Entonces, ¿cuál fue el móvil de los asesinatos y las desapariciones? Versiones de analistas políticos mexicanos afirman que así el crimen organizado, por medio del terror, advertiría a la sociedad de Iguala sobre lo que les podría pasar a los activistas sociales, policías comunitarios e incluso algunas autoridades municipales, si se negaban a pagar el uso de piso, las extorsiones y los secuestros.
Pero hay varios puntos que debemos tomar en cuenta, que nos hacen pensar que “Guerreros Unidos” podría ser sólo una cortina de humo para desviar la atención del verdadero culpable, el gobierno mexicano:
- La extraña aparición del grupo delictivo “Guerreros Unidos” podría ser sólo un intento de distracción por parte de los gobiernos estatal y federal, pues según fuentes fidedignas, muchas personas de Iguala tenían poco conocimiento de dicha organización.
- Los desollamientos y el desmembramiento de los cuerpos son característicos de militares. Si bien, muchos de ellos han entrado a las filas del narcotráfico, sólo agredían de esa manera a los miembros de otros cárteles, a la sociedad civil sólo le tocaban balazos.
- Las fosas clandestinas y los cuerpos calcinados sí corresponden al móvil del narcotráfico, pero el cerro de Tlachinollan está muy cerca de Iguala, y los días posteriores al 26 y 27 de octubre ya había movilizaciones para encontrar a los estudiantes desaparecidos; entonces, ¿cómo tuvieron tanto tiempo los delincuentes para matar e incinerar a sus víctimas siendo decenas?
- Suponiendo la existencia de “Guerreros Unidos”, dicha agrupación (aún estando anexada a los Beltrán Leyva) no es un cártel tan poderoso como el de Sinaloa, el del Golfo, los Zetas o incluso los Caballeros Templarios, que tienen alcances internacionales. Si asociaciones como las ya mencionadas no se atreven a dar un paso tan atrevido contra la población civil, ¿por qué un grupo de alcances mínimos se arriesgaría a tanto?
- Cuando los narcotraficantes desollan o decapitan a sus víctimas para darles un escarmiento o una advertencia, siempre dejan un mensaje escrito explicando quiénes son y el porqué de sus acciones; en el caso de la agresión contra Julio César Mondragón “El Chilango”, sólo lo subieron a una patrulla y después de mutilarlo, lo arrojaron al pavimento sin ningún mensaje escrito. Varios días después, las autoridades mexicanas declararon que el móvil había sido que “Guerreros Unidos” los había querido amedrentar de esa manera, pero tardaron mucho en “identificar” a los delincuentes.
- El día 8 de octubre, después de que la policía federal aprehendiera a 22 policías municipales, acusados de haber participado en la masacre, aparecieron en Iguala dos narcomantas que pedían la liberación de los 22 policías, amenazando con desatar una guerra en caso de que no se cumpliera su demanda. Lo curioso es que las narcomantas aparecieron en las banquetas de algunas calles de Iguala, teniendo en cuenta que, desde lo ocurrido a los estudiantes, elementos de la marina y el ejército patrullan esa zona.
- Pasado un solo día después del fatídico 27 de septiembre, el hoy prófugo edil perredista, José Luis Abarca, promovió un amparo a su favor. Actualmente los medios lo señalan a él y al gobernador de Guerrero como los mayores responsables de lo sucedido; hacer esto es injusto, y no por ser inocentes, sino porque es ignorar toda la maquinaria estatal que los respalda y encubre.
- Ayotzinapa ha sido una de las Normales que siempre se ha caracterizado por su espíritu combativo, en sus aulas aún se enseña marxismo y organización civil. Motivos por los cuales, el gobernador perredista Ángel Aguirre ya tenía en la mira a la Normal “Isidro Burgos” desde el comienzo de su mandato en 2011. Se le señala por la sociedad civil como culpable de los asesinatos de los normalistas de Ayotzinapa –Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús–, quienes se manifestaban el 12 de diciembre de 2011 demandando mayores recursos para el plantel.
- ¿Por qué el mismo gobierno federal obstaculiza la entrada a los antropólogos forenses cuando ya habían acordado colaborar previamente? Un día después, el gobernador hace una declaración de que tiene esperanzas en encontrar vivos a los jóvenes, sin embargo abandona el recinto rápidamente para evitar preguntas de la prensa.
- Los resultados del peritaje se han atrasado bastante; en fechas anteriores se había dicho que iban a aparecer el día miércoles 8 de octubre.
Ayotzinapa podría ser un nuevo intento de control del Estado Mexicano
Con el caso de Ayotzinapa, dos partidos políticos estarían a punto de perder muchísimos puntos de credibilidad, el primero es el Partido de la Revolución Democrática, al cual pertenecen el edil Jose Luis Abarca y el gobernador Ángel Aguirre, y cuyas presencias están fomentando una división cada vez más marcada de su partido. El segundo sería el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenece el actual presidente Enrique Peña Nieto; sobre sus hombros cargaría la responsabilidad de lo sucedido por mostrarse distante ante lo ocurrido.
Lo anterior levanta sospechas sobre la culpabilidad del gobierno mexicano en lo acontecido, haya sido o no premeditado. Con esto, ambos partidos se están jugando la credibilidad y su futuro en las elecciones; entonces, ¿por qué se arriesgarían a tanto?, ¿qué hay detrás de ello?
No debemos olvidar que Peña Nieto llegó a la presidencia con la sombra del fraude electoral; desde entonces ha encabezado un Estado que carece de credibilidad, en que el sector más golpeado ha sido la juventud mexicana al carecer de empleo, oportunidades educativas y seguridad social. Un ataque a los estudiantes y activistas de Ayotzinapa podría ser una manera de advertir a la juventud mexicana sobre los riesgos de tener conciencia política, en aras de mantener la injusta estabilidad del sistema político mexicano.
Sin embargo, si la hipótesis anterior estuviera en lo correcto, la política del terror resultaría poco efectiva y podría desbordarse de sus manos; el gobierno mexicano no tiene autoridad moral sobre la mayoría de los ciudadanos, pues en la mente de las personas la rabia puede reemplazar rápidamente al miedo.
El 8 de octubre la Organización de Estados Americanos y el presidente Barack Obama pidieron al gobierno de México una ardua investigación sobre las muertes de 6 jóvenes y la desaparición de los normalistas, sin embargo, su postura fue más bien mesurada, casi indiferente, pues el gobierno de Estados Unidos se ha mostrado desinteresado ante las violaciones a los derechos humanos que ha cometido el gobierno de Peña Nieto.
Obama a condenado duramente al jugador de fútbol americano que golpeó a su esposa, la decapitación por el Estado Islámico al rehén británico, la agresión de Rusia a Ucrania, al gobierno de Bashar al Assad, pero nunca de esa manera al gobierno de México. Aunque es un tanto arriesgado plantearlo por carecer de suficientes elementos, con todo lo sucedido se podría plantear una duda para reflexionar: ¿Washington sabe algo más de Ayotzinapa?