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Un balance necesario para enfrentar lo que viene

Los trabajadores de Pepsico llevaron adelante una lucha heroica contra la multinacional que cerró sus puertas dejando en la calle a casi 600 familias. Durante más de 4 meses esta pelea tuvo distintos momentos y desde el PSTU estuvimos siempre presentes. Hoy queremos empezar a discutir algunas conclusiones que sirvan como enseñanza para las futuras luchas que surgirán enfrentando el ajuste del gobierno de Macri.

El cierre no fue sorpresa

El día 20 de junio a muchos sorprendió la noticia de que Pepsico Florida había cerrado sus puertas sin más aviso que un cartel en la puerta, eso indignó a muchos trabajadores que se acercaron a la planta a llevar solidaridad a los compañeros. Pero para quienes trabajaban ahí nada fue sorpresivo,  hubo muchos avisos previos que la burocracia Verde del gremio de la Alimentación de Daer escondió y  la Comisión Interna, dirigida por el PTS, restó importancia: cierre de líneas, clausura del sistema purificador de aguas, todo tipo de recortes en las condiciones de trabajo de los obreros y obreras, etc.

La traición de la Verde de Daer ya estaba antes del cierre, ellos sabían que la empresa estaba vaciando la planta y se limitaron a  “acomodar” a los propios en otros trabajos, que luego nunca tuvieron. Las campañas difamatorias que volcaron sobre la CI (Comisión Interna), así como las traiciones nacionales en los acuerdos paritarios dividían muy duro a los trabajadores por la base. Lamentablemente la conducción de la CI entró en esta batalla divisionista en la fábrica, sin política para unir a la base y profundizando su división,  que fortalecía a la patronal.

Si la dirección de la fábrica hubiese preparado  a la base en la mayor unidad para enfrentar lo que se venía, organizando la resistencia al cierre, haciendo guardias permanentes con los trabajadores, exigiendo al Sindicato Nacional que se pronuncie contra el vaciamiento, otras hubiesen sido las condiciones de lucha ese 20 de junio. Por el contrario, los dirigentes del PTS expusieron, incluso en plenarios del sindicato, que su objetivo era conformar una cooperativa en caso de que Pepsico cerrara.

 

Comité de Lucha y exigencia de Paro Nacional

Apenas 3 días después del cierre, y con los obreros acampando en la puerta de la fábrica,  la Verde de Daer, traiciona y acuerda con el Gobierno y la patronal, haciendo una negociación unilateral sin consulta a los trabajadores de Pepsico,  aceptando una mejor indemnización (200% y más) y dando por cerrado el conflicto.  Para enmarcar la traición, la burocracia emprendió una campaña, en las fábricas y de la que se hicieron eco los medios, diciendo que Pepsico cerraba por culpa de la izquierda.      

Para poder pelear en mejores condiciones y a pesar de esta traición, desde el PSTU planteamos desde un comienzo  la necesidad de unificar la pelea de toda la base a través de la formación de un Comité de Lucha que fuera representativo del conjunto de los compañeros, una forma de organización que los contenga a todos y que dé tareas a la mayoría de los despedidos. Era necesario involucrar en la dirección del conflicto a  la Comisión de Mujeres de la fábrica, a sectores que no se veían representados por la CI dirigida por el PTS y a todos los sectores que querían dar la pelea por su fuente de trabajo. La negativa rotunda que obtuvimos de parte de la dirección de la CI, sumada a la enorme traición de la burocracia alejó a cientos de trabajadores y dejó cada vez más solos a los  que no aceptaron esas migajas y que decidieron tomar la fábrica.

Otro debate que cruzó ese momento, fue la negativa de la conducción del conflicto a nuestra propuesta  de ir a buscar la solidaridad de cada fábrica de la Alimentación como tarea primordial. Era posible llevar volantes, la caja del fondo de huelga y hablar con los compañeros del gremio para presionar al Sindicato a que realice un paro de la alimentación, en camino del Paro General tan necesario (y posible) para ganar este conflicto. Al contrario, el  aislamiento fue alejando  toda posibilidad de triunfar en el reclamo de la reincorporación a sus puestos de trabajo.

La represión brutal que sufrieron los trabajadores de Pepsico al ser desalojados de la planta, conmocionó a todos y obligó a ubicarse en apoyo a la lucha, incluso a los popes sindicales de la CTA y CGT.  Éstos últimos convocaron a los despedidos a reunirse con ellos ese día. La política sectaria del PTS hizo que los trabajadores  se negaran a ir a exigirles, una vez más, el Paro General.  Sin ellos, y ante el repudio general a la represión,  la CGT tuvo que convocar una movilización para salir del paso, recién para ¡un mes después!  La CI y el PTS volvieron a repetir el error que cometieron en la jornada del 7 de marzo, dividieron a la base de la fábrica y llamaron a hacer una convocatoria aislada de los miles de trabajadores que fueron parte de esa histórica jornada.

 

Una política al servicio de la campaña electoral

En todo este tiempo, los trabajadores de Pepsico dieron muestras de heroísmo y tenacidad, las compañeras fueron claramente la vanguardia y bien ganado tienen su título de “Leonas”. Enfrentaron las campañas de la patronal, la traición de la burocracia, la represión del Gobierno y abrazaron con fuerza a todos los luchadores que se acercaron a solidarizarse.

Lamentablemente, el sectarismo expresado por el PTS durante el conflicto hacia el resto de los obreros “no rojos” y la falta de una convocatoria a un Encuentro de Trabajadores que se pusiera al frente la pelea por pararle la mano a Macri y su ajuste en las calles (tarea que desde el PSTU insistimos era absolutamente necesaria) en verdad es la más cruda expresión del giro oportunista que viene dando esta corriente en los últimos tiempos. Las acciones y orientaciones que tuvieron para el conflicto dieron un mensaje equivocado a los luchadores obreros: toda la confianza debía ser puesta en el Congreso y los parlamentarios del FIT.

La movilización solidaria luego de la represión, en la que participaron más de 30.000 compañeros  tuvo la gran oportunidad de responsabilizar al gobierno de Macri marchando a la Plaza de Mayo, mientras se exigía el Paro General a la burocracia de la CGT pero en  vez de eso, culminamos en el  Congreso donde los obreros instalaron una carpa para plasmar toda su heroica lucha en un Proyecto de Ley  por una Cooperativa, que todas las fuerzas políticas, incluso las patronales, usaron para su campaña electoral como el kirchnerismo, massismo etc.

Esta política del PTS expresa una enorme desconfianza en la fuerza de la movilización obrera y  ha llevado a poner este conflicto al servicio de la campaña electoral para de negociar con los bloques políticos patronales la votación de la cooperativa en el Congreso, dividieron a la base en la lucha y acordaron con la burguesía de la mano de sus parlamentarios.

Hoy, la carpa de Pepsico no tiene la fuerza del comienzo y son los propios trabajadores quienes deberán decidir si continúan con esa medida o no. Ni la represión del Gobierno, ni las especulaciones parlamentarias deben tomar esa decisión. Desde el PSTU seguiremos en la lucha por la más amplia unidad para enfrentar a Macri, reclamando por la reincorporación de todos los despedidos y debatiendo con grandiosos luchadores como los de Pepsico nuestras conclusiones para poder avanzar en el enfrentamiento del plan de ajuste y reformas de este Gobierno.