Entrevistamos a Germán Tonero, trabajador de GM de Rosario y ex delegado, referente de la lucha del 2017 junto con Sebastián Romero.
AS: ¿Cuál es la situación actual de la fábrica?
GT: La empresa desde el año 2018 viene suspendiendo y quitándonos derechos. Esto se profundizó en el 2019, cuando nos suspendieron gran parte del año, con una reducción salarial que continuó durante el 2020. Y llegando a cobrar el 60% del salario y la postergación del aumento acordado en paritarias, así como también la reducción al 50% del bono vacacional que era una conquista que habíamos logrado los trabajadores. Todo este ajuste lo impusieron con la promesa de que la patronal no iba a despedir hasta diciembre del 2020.
AS: ¿Este acuerdo de no despedir se cumplió?
GT: Si bien es cierto que la empresa no despidió en lo formal, si avanzó con un plan brutal de aprietes y persecución hacia los compañeros para que agarren los retiros “voluntarios”. La amenaza permanente a los compañeros de que agarren los retiros ahora que le ofrecen plata por encima de la indemnización y si no aceptan después de diciembre van a ser despedidos con una indemnización normal. Los compañeros no son boludos y saben cómo es la situación afuera y por eso la mayoría rechaza los retiros, y frente a esto, la empresa avanza con la persecución, cambiándolos de sector con ritmos de producción más altos y con apercibimientos permanentes frente a cualquier error.
AS: ¿Qué dice el SMATA con esta situación?
GT: El gremio es cómplice absoluto de la patronal, no solo porque deja pasar todas estas situaciones, sino también porque colabora con la empresa para que esto suceda. Primero vendieron como un triunfo la estabilidad laboral que significaba una reducción salarial enorme. Son varios los compañeros que denunciaron los aprietes de la empresa y como respuesta de algunos delegados fue más apriete y “recomendación” de que acepten los retiros.
AS: ¿Cómo continúan la situación y los planes de la empresa?
GT: La patronal viene haciendo grandes inversiones en el país alrededor de un nuevo modelo que comenzaría a producirse a mediados de 2021, además de mantener la producción del Cruze 2, en la planta de Alvear que es la única que lo produce. Queda claro que el objetivo de la empresa es avanzar hacia mayor precarización, aumento en la productividad y reducción salarial. Para cumplir el objetivo necesita despedir cientos de compañeros que ya tienen varios años de antigüedad y que fruto de los ritmos de producción durante estos años tienen grandes problemas físicos, incluso de manera irreversible. Obviamente que para cumplir con estos objetivos necesita la complicidad del gremio, que ya demostró en el 2017 ser servil a la empresa cuando no dudó un segundo en firmar el despido de 350 compañeros.
AS: ¿Se puede frenar el avance de la empresa?
GT: ¡Claro! Los trabajadores de GM ya demostramos en el 2017 lo que somos capaces cuando hicimos asambleas masivas y logramos imponer dos paros en la fábrica. El SMATA ya dio muestras de sobras para que lado juega y que no podemos esperar nada bueno de ellos. Hoy en día lo que está planteado es la organización desde abajo de los trabajadores para enfrentar estos aprietes y lo que venga. Esa misma organización que conquistamos en el 2017 a través del comité de lucha. Somos nosotros los trabajadores los únicos capaces de defender nuestro salario y puestos de trabajo.