En el AS 99 denunciábamos el accidente que conmocionó a las localidades de Ingeniero White, en este caso se trataba de la planta de polietileno del complejo de Dow Chemical. Los trabajadores debieron autoevacuarse por una explosión con incendio sacando como podían a tres compañeros heridos. El video de los hechos estaba en todas las redes, pero pasaban los minutos y no se escuchaba ninguna voz oficial: ni la empresa ni los organismos de control, el CTE (Centro Tecnológico Ejecutivo) del ámbito Municipal y la OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible) del Provincial respondían a los llamados de la prensa. Finalmente expresaron que todo estaba bajo control, que no había sido necesario usar el protocolo de seguridad ni alertar a la comunidad, porque eran suficiente con las medidas tomadas internamente por la empresa.
No nos sorprendió la connivencia de los organismos gubernamentales con las empresas, hace años el pueblo los viene denunciando. Sabemos que hay que salir a la calle, o cortar los accesos al puerto para hacer oír los reclamos, para defender nuestra seguridad, la salud y el medio ambiente.
Pero esta vez pasaron del habitual ocultamiento a responsabilizar a los trabajadores del accidente, despidiendo a un mecánico y al personal jerárquico que estaba a cargo, lo que llevó a que el SPIQYP (Sindicato de Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas) convocara un paro y piquetes en el acceso. La medida llevó a que se abriera una instancia de negociación ante el Ministerio de Trabajo, que intentó llegar a un acuerdo por abajo para que en el Polo Petroquímico no cambie nada. Finalmente los trabajadores fueron reincorporados, demostrando que luchar vale la pena. Lamentablemente el SPIQYP nunca ha convocado al conjunto de los trabajadores para enfrentar el poder de estas multinacionales que desde hace años gobiernan la ciudad. Y han estado ausentes en las movilizaciones populares, limitándose a la defensa del salario y algunas regulaciones favorables para los trabajadores en blanco, que solo representan a la mitad del sector. Son los trabajadores tercerizados quienes más riesgos corren, los que están obligados no sólo a trabajar en las peores condiciones arriesgando su vida, sino también a firmar el compromiso de “confidencialidad” para que nunca se sepa que pasa realmente adentro de las empresas, como el caso que le costó la vida a Juan Cruz Manfredini, que murió por una explosión.
La lucha acorrala a Camin Cargo Control que va a juicio en mayo 2016
El caso de Juan Cruz es emblemático, le llevó a su familia 5 años sortear las trabas que desde el poder demoraban el juicio, que por fin tiene fecha para el 31 de mayo del 2016. En este caso se trata de otra multinacional, la Camin Cargo Control, contratada por las empresas del polo para realizar el análisis de los combustibles. La empresa trabajaba y sigue trabajando sin tener un laboratorio habilitado en la ciudad, acumulando las muestras sin ningún control en una “oficina” ubicada clandestinamente en la zona urbana.
También en este caso se trató de responsabilizar al joven del accidente, pero la lucha incansable de la familia y las inocultables infracciones de la empresa han llevado a que se llegue a la instancia del juicio.
La muerte de Juan Cruz, como todas las muertes de jóvenes trabajadores ocurridas en las plantas tiene sus bases en las condiciones precarias de trabajo. La desmedida ganancia patronal y el saqueo de los recursos naturales es el motivo de que “vengan los capitales” a invertir a estas tierras. No podemos dejarle pasar una muerte más ni tampoco los despidos que tienen por objetivo seguir encubriendo a las empresas. Por eso el 31 de mayo vamos a estar en la calle acompañando a la familia de Juan Cruz y llamamos a todos los sindicatos y organizaciones obreras a sumar su apoyo solidario.