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¡Basta de hacinamiento y de acoso en el transporte público!

Abrir los diarios, escuchar la radio o ver la televisión nos provoca a las mujeres todos los días un temor que va creciendo, porque las estadísticas aumentan y los casos de femicidios son cada vez más. A veces la atrocidad de la violencia que sufrimos, ésa que se lleva la vida de mujeres en su gran mayoría trabajadoras, no permite que nos detengamos en otro tipo de violencia, esa  permanente a la que nos sometemos de manera cotidiana.  
Es indignante no poder si quiera viajar al trabajo sin ser acosadas, el “piropo” como lo llaman muchos nos obliga a caminar con la cabeza gacha, apretando el paso y con miedo a responder porque no sabemos de qué es capaz el “piropeador”.  La situación se pone peor cuando al llegar al colectivo, el tren o el subte nos encontramos con una multitud en la que debemos adentrarnos, indefensas y disponibles para todos aquellos que, aprovechándose de las condiciones deplorables del sistema de transporte argentino, intentan tocarnos, “apoyarnos” o decirnos groserías al oído.  
La fiscalía de la Ciudad de Buenos Aires recibe un promedio de diez denuncias por mes de acoso sexual. De acuerdo a un estudio internacional la capital porteña se coloca como la sexta ciudad más peligrosa para las mujeres en la red de transporte público. Estas estadísticas se volvieron muy concretas hace unos días atrás, cuando una mujer en la línea A del subterráneo empezó a gritar porque un hombre que viajaba detrás de ella eyaculó sobre su ropa luego de masturbarse en el vagón atestado de gente. “Es muy común que esto ocurra. Recibimos testimonios todos los días de mujeres acosadas o abusadas en colectivos, subtes e incluso en taxis” declaraba una coordinadora de una ONG a Télam.  

Macri y Scioli sin soluciones para viajar mejor

Asistimos aún, a causa del balotaje, a una campaña electoral donde los dos principales candidatos nada dicen acerca de la violencia que sufrimos. A pesar de haberse sacado la hipócrita foto del #ni una menos, Macri declaró que a todas las mujeres nos gusta que nos digan un piropo aunque sea con una grosería. Scioli, interpelado en un programa televisivo acerca de la denuncia por “golpeador” sobre su candidato a diputado José Ottavis acusado de violencia por su ex esposa, dijo que son “cuestiones familiares y yo no me meto”.  
Como si esto fuera poco, la espantosa travesía que debemos transcurrir en los medios de transporte para llegar a nuestro trabajo o al ir a estudiar no existe para ellos. La campaña del FPV acerca de la  inauguración de los “nuevos trenes argentinos” de la mano de Randazzo o la propaganda permanente del Pro sobre la construcción de la línea H y el Metrobus ignoran nuestra necesidad de viajar tranquilas y seguras.
Los trabajadores argentinos viajamos en pésimas condiciones y pagamos un boleto altísimo a pesar de los millonarios subsidios a las patronales del transporte, pero la situación de las mujeres es más apremiante aún porque además de padecer las condiciones de hacinamiento, falta de puntualidad de los servicios, formaciones en mal estado o viejas, estamos bajo riesgo de ser violentadas sexualmente cada vez que sacamos el boleto.  

La solución está en los trabajadores

Frente a este grave problema las organizaciones obreras y estudiantiles deben intervenir reclamando mayor presupuesto y mejor calidad para el transporte público, al mismo tiempo que castigo inmediato y ejemplar para los acosadores machistas, como primer paso para detener las agresiones.
Es parte de nuestra seguridad y responsabilidad del gobierno obligar a las empresas a designar más personal, mejorar sus condiciones laborales, renovar las unidades, aumentar las frecuencias de los servicios de transporte en su conjunto, garantizando los colectivos, trenes y subtes necesarios para el caudal de pasajeros que los usan, así como también servicios permanentes durante toda la noche. Es necesario también que se respete la ley de tránsito de la CNRT que establece que se puede descender de los colectivos en la esquina que se desee entre las 22 y las 6 horas
Una medida que se implementó en otras ciudades del mundo y que ayudaría en el caso de los viajes en tren o subte, es un vagón exclusivo para mujeres. Un vagón donde el acceso sea controlado por trabajadoras ferroviarias y del subte, donde no estemos a disposición de quienes quieran tocarnos, donde podamos llevar a nuestros hijos de la mano o donde los cochecitos de bebé también puedan subir aún en hora pico.  
Desde el PSTU creemos que estas medidas deben ir acompañadas de otras medidas de fondo como la renacionalización del transporte bajo el control de los trabajadores
Paralelamente es imprescindible impartir una educación sexual no sexista y científica en todos los niveles de escolaridad y a través de campañas permanentes en radio, TV y en la prensa escrita para erradicar el concepto de la mujer como objeto sexual y combatir la doble moral de los medios de comunicación que colocan los temas de violencia contra la mujer en primera plana para vender sus noticieros mientras ofrecen mujeres como mercancías en sus programas y en publicidades de autos, cigarrillos o gaseosas.  
Como se ve, no puede ser una tarea exclusiva de las mujeres sino que debe tomarla el conjunto de los trabajadores, con los sindicatos del transporte a la cabeza. Así lo impulsa, por ejemplo, nuestro partido hermano, el PSTU de Brasil, desde el Sindicato de Metroviarios de San Pablo y su Comisión de Mujeres y desde la CSP- Conlutas.
Asuma quien asuma la próxima presidencia, es misión de las direcciones combativas que el FIT y la izquierda conquistaron dentro del subte, de los ferrocarriles y del transporte colectivo, dar los primeros pasos y empujar a las centrales sindicales y a las  federaciones estudiantiles para que inicien  una campaña y un plan de lucha que logre mejores condiciones de transporte para la clase trabajadora, en especial para las mujeres, porque tenemos derecho a viajar tranquilas.