BASTA DE MUERTES EVITABLES: ¡LEGALIZACIÓN YA!

Los abortos en Argentina ocurren, aunque no siempre se reconozcan. En su mayoría se trata de mujeres de clase media o trabajadoras, muchas católicas, con quienes nos cruzamos en la fábrica, el barrio o el colectivo.

Quizás pasaron por situaciones límite, como un embarazo producto de una violación.  O las acorraló la crisis, en que la falta de todo se combina con la pandemia: si llevan adelante el embarazo las despiden o no pueden seguir estudiando, están desocupadas, la pareja “se borró”, un sinfín de problemas que no permiten cuidar de un hije como merece.

La ilegalidad mata              

Interrumpir un embarazo es una decisión difícil.  A veces se cuenta con amigas o familiares que acompañan y ayudan con la plata.

Pero en ocasiones los precios son inaccesibles. El misoprostol, usado en la interrupción temprana de embarazos, costaba hace unos meses entre $5.200 y $8400 (Clarín / Sociedad, 07/08/2020), alrededor del 40% de un sueldo mínimo. Entonces se recurre a curanderas de barrio que usan perejil, agujas de tejer u otros peligrosos métodos caseros.

Un sondeo de Römer y Asociados de 2001 mostraba que 20 de cada 100 mujeres pobres abortan con atención médica, 60 de cada 100 en la clase media y 83 de cada 100 en el sector de mayores recursos.

Son cosas terribles de la clandestinidad. Así se arriesgan la salud. Y así, también, puede llegar la muerte o la cárcel.

Para salvar miles de vidas …

Uruguay es el país con la tasa de mortandad materna más baja de Latinoamérica. El aborto pasó de causar el 37, 5% de las muertes maternas en el período 2001-2005 a solo 8,1% en 2011-2015. En el lapso 2014-2016 se produjo un registro excepcional de 0 muertes por interrupción voluntaria del embarazo. Esos avances se debieron a que, aun con una ley con muchas limitaciones, se legalizó el aborto.

Datos similares se repiten en todos los países donde el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo es legal e irrestricto.

En Argentina, se estiman unos 450.000 abortos anuales. Son 56 abortos por hora, casi 1 aborto por minuto, en la ilegalidad. Es claro que la prohibición no impide que se realicen abortos. Cifras oficiales dan unas 100 muertes al año debidas a abortos clandestinos e inseguros, pero hay subregistro. Son la primera causa de mortandad materna y eso se ha mantenido durante casi cuarenta años de gobiernos radicales, peronistas o macristas: más de 4.000 muertes de mujeres jóvenes y sanas.

Donde el aborto es legal sin restricciones, se registran también menos embarazos no deseados y menos abortos. Es simple: la legalización abre paso a pelear por otras políticas públicas como  educación sexual, anticoncepción, planificación familiar.

… ¡Aborto Legal ya!

La Iglesia Católica, las demás iglesias, sectores conservadores de la sociedad, parte de Cambiemos y del Frente de Todos, se oponen al aborto legal, en nombre de la “defensa de la vida”. ¿Acaso ignoran que la vida puede ser una brutal carga cuando 70% de embarazos adolescentes son no deseados, hay 10 partos de niñas o adolescentes por minuto o 6 de cada 10 niñes son pobres en nuestro país?

La legalización no obliga a practicarse abortos a quienes no lo desean. Tal vez no la quieras para vos, pero eso no significa que tengas que rechazarla. Porque si se lograra, ¡cuánta humillación y violencia se evitaría para otras!

Decidir el momento de tener o no un hijo, debe ser un derecho de toda mujer o persona gestante, sin injerencia del Estado ni las iglesias. Resulta antidemocrático que éstas impongan sus criterios morales a toda la sociedad.

Es una cuestión de salud pública y para las trabajadoras, una reivindicación crucial. Organicémonos y obliguemos a que las organizaciones gremiales y estudiantiles la tomen. Para que la clase obrera pueda planificar su familia. Para que el aborto deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho.