El domingo 2 de octubre se realizaron en Brasil las elecciones presidenciales. Ni Lula ni Bolsonaro lograron imponerse en primera vuelta y tendrán que enfrentarse nuevamente el 30 de este mes. El PSTU de Brasil se presentó con un programa socialista en defensa de las necesidades más urgentes e históricas de la clase trabajadora, en unas elecciones altamente polarizadas. Avanzada Socialista conversó con Vera, candidata a presidenta, sobre la situación política y social del gigante de América Latina.
AS: Vera, gracias por su tiempo. La primera pregunta que quisiera hacerle es cuál es el clima electoral en Brasil.
VERA: Es un placer hablar con ustedes. El clima electoral en este momento es de bastante polarización y eso lleva el debate electoral a la personalización al máximo. Lo que se discute es quién es menos corrupto, quien robó menos. Ese es el nivel del debate. Y los dos gobiernos estuvieron involucrados en hechos de corrupción. El gobierno de Bolsonaro es el de una democracia en descomposición. Es un régimen genocida, internacionalmente reconocido así. Hoy la mitad de la población brasileña no tiene comida en casa. Hay 125 millones de personas en Brasil, más de la mitad de la población, que en su casa no tienen ni un kilo de arroz ni un kilo de feijao, la base alimenticia de cualquier hogar brasileño. Brasil es el cuarto mayor productor y exportador de alimentos del mundo, y es una de las grandes economías mundiales. Bolsonaro impone esa vida de sufrimiento a millones de brasileños. 33 millones de ellos pasan hambre. El número de trabajadores que están en el mercado formal es mucho menor que el número de trabajadores desempleados o que están en subempleo. La inflación crece mes a mes, sobretodo en los productos de la canasta básica. Y Bolsonaro además de eso amenaza con no reconocer el resultado de las urnas y con continuar en el gobierno a través de un autogolpe asegurado por el ejército brasileño. Hoy el gobierno de Bolsonaro tiene una cantidad muy significativa de generales y de personas de las Fuerzas Armadas. Bolsonaro es un defensor del agronegocio brasileño, que es el sector que más lo apoya porque ha lucrado mucho con él. Es el agronegocio que está ligado tanto a la exportación de alimentos como a la minería. La verdad es que el Congreso brasilero en su mayoría apoya a Bolsonaro.
Frente a la amenaza de Bolsonaro, el PT con Lula, que es una figura altamente carismática, utiliza esa característica y el aprecio que ha tenido por él la mayoría de la población trabajadora brasileña, que tiene en su imaginario el gobierno que hizo entre 2003 y 2011, donde la economía brasileña estaba en otro momento y había crecimiento en algunas partes del mundo. Brasil fue beneficiado por eso y Lula aprovechó ese momento e hizo algunas cosas por la clase trabajadora pero que también aseguró ganancias a los bancos, por las grandes empresas nacionales y las internacionales, a través de la exención de impuestos y del financiamiento, tanto que él mismo afirmaba que ningún banquero podría criticar a su gobierno porque ninguno de ellos se había enriquecido tanto antes. Esos dos gobiernos están debatiendo ahora.
AS: ¿Por qué Lula decidió elegir a Alckmin como vicepresidente en vez de convocar a otro tipo de acuerdo por izquierda, si es que considera que el de Bolsonaro es un gobierno fascista?
VERA: La democracia para la burguesía brasileña no tiene el mismo significado que tiene para la clase trabajadora. La burguesía que se abraza con Lula no tiene que ver con la defensa de la democracia en sí. Es la misma que ayer estaba con Bolsonaro pero que ahora ve más posibilidades de desarrollar sus negocios con un gobierno de Lula. Desde el punto de vista político, están más cerca del candidato que puede ganar las elecciones. Porque Bolsonaro no es defensor de un régimen militar ahora, él siempre defendió eso, inclusive cuando asumió en 2018 hizo mención a eso, solo que no tuvo las condiciones objetivas para desarrollarlo. La idea de un gobierno del PT como un gobierno de izquierda no es tal. Es el gobierno de una izquierda capitalista que está a disposición de la burguesía para administrar su Estado, e intentar solucionar de la mejor forma posible la crisis en la que ese Estado se encuentra hoy, siendo que esa crisis no se puede cerrar sin sacrificar a la clase trabajadora.
AS: Existieron hechos de “violencia política” en los días previos a las elecciones, a la vez que Bolsonaro amenaza con desconocer el resultado en caso de perder, ¿están en riesgo las libertades democráticas?
VERA: Existe hoy en Brasil, fruto de las luchas contra todas las formas de opresión, una reacción de racistas, machistas, de los LGTBfóbicos, etc. Brasil es un país racista y machista. Eso se expresa en los números: Brasil es el quinto país en el mundo con más femicidios, y el primero en el mundo de homicidios a personas LGBTs. Es uno de los países más racistas del mundo con más homicidios de personas negras. Existe un mapa de violencia que salió en 2021 con datos de personas negras asesinadas por la policía, y el dato es que cada cuatro horas una persona negra es asesinada por la policía militar. Y esos datos también expresan cómo este países es desigual y cómo se utilizan estas opresiones para intensificar la opresión sobre la clase trabajadora. Por ejemplo: de las 35 millones de personas que hoy pasan hambre son en su mayoría negras y mujeres, incluyendo a las LGTB. También es femenina y negra la población que hoy no tiene comida en casa. Bolsonaro representa todos los prejuicios disfrazados de gobierno, y la parte de la sociedad que tiene estos prejuicios se referencia en él. Hay una parte de la sociedad que reacciona contra las mujeres que luchan contra el machismo, contra los negros que luchan contra el racismo, contras las LGTB que luchan contra la LGBTfobia. Lo que está en evidencia es la crisis del sistema capitalista, y cuando el sistema capitalista está en este tipo de crisis tan profundas emergen todos estos prejuicios en esta misma crisis. Porque una sociedad que se basa en la competencia coloca a las clases sociales, a la clase trabajadora en competencia entre sí. Con todos estos prejuicios se enfrenta entre sí por la supervivencia y la burguesía se aprovecha de esto. Entonces, la violencia política es expresión de esto. Está directamente relacionada al machismo, al racismo y a la LGTBfobia. Y en ese escenario los grandes capitalistas lucran. Si se miran los números de los bancos, del agronegocio, de Petrobras, de las minerías, de los supermercados, de las grandes redes de salud y educación privada están lucrando y encabezan la revista Forbes. Por eso nuestro programa es la expropiación de 315 multimillonarios de Brasil, para resolver el problema inmediato de millones de personas, de los desocupados, de los precarizados, de los que están pasando hambre. Solo nosotras hablamos de estatizar las mayores empresas, de ponerlas bajo control obrero para solucionar el problema del hambre, de la vivienda, de la sanidad, del transporte, de la salud y de la educación pública. Solo nosotros llamamos a organizar a los trabajadores y a organizar nuestra autodefensa para defendernos de la violencia del Estado. Solamente nosotros decimos que vamos a derrocar todas las reformas que son un ataque directo a la clase trabajadora. Decimos eso a la vez que somos silenciados. Quienes se dicen defensores de la democracia aplican la censura en Brasil.
AS: ¿Alguna otra cosa que quiera agregar de cara a estas elecciones?
VERA: Gane quien gane este domingo, la clase trabajadora no vence. Nuestra victoria está por ser construida y por ser conquistada. Nuestra libertad está por ser construida. Nuestra democracia está por ser construida, y eso solo va a suceder cuando la clase trabajadora tenga control sobre su propia fuerza de trabajo, y con eso poder definir los rumbos de los medios de producción, y con eso crear las condiciones para una revolución en este país como parte de una revolución mundial y construir una sociedad socialista. Las elecciones de este domingo son solo un enfrentamiento más de las luchas que necesitamos dar a partir del lunes.