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Brutalidades de un plan que cruje: inundaciones, tarifazos, deuda

El verano nos trajo dólar e inflación crecientes, inminencia de nuevos tarifazos, certeza de un salto preocupante en el endeudamiento y sumisión del país.

Febrero arrasó con violentas inundaciones en el noroeste y la catástrofe se repitió hace días en el Conurbano y varias provincias.

Mayo y junio golpearon el bolsillo obrero y popular con más brutales tarifazos.

Macri y sus ministros repiten que se necesita del sacrificio popular para construir un “país serio”, que reduzca su déficit fiscal, que cumpla sus compromisos, que atraiga inversiones extranjeras, y así garantizar obras y bienestar.

Los servicios (agua, luz, gas, transporte, etc.) así como las obras para mejorarla calidad de vida, son servicios sociales, inversiones que un Estado debería hacer. No tendrían que estar sujetos al lucro de los empresarios o quedar relegados para priorizar el pago a los buitres.

Pero para el FMI y los organismos internacionales, para el capitalismo, «lo que no da ganancia, no merece existir». Entonces, la educación, la salud, los servicios, una red de drenaje de aguas que impida las inundaciones, se conciben bajo esa lógica. Y ese esquema no se va a romper con un gobierno como éste, ni con el anterior, porque aunque con diferentes enfoques defienden al sistema capitalista.

Los amagues parlamentarios no son una oposición real, son una puesta en escena para las elecciones 2019.  Tampoco la mansedumbre traidora de la CGT o las protestas aisladas y vacilantes de las CTAs frenarán los zarpazos del Plan Macri, las multinacionales y el imperialismo, heridos por la crisis mundial.

La única barrera será una resistencia sostenida de los laburantes, con los obreros al frente, que proponga y obligue a ejecutar su propio plan.

 

Tarifas y mentiras de no creer.

Los incrementos de gas, luz, agua y transporte son desmesurados. Desde que subió Macri la luz subió un 1627 % para usuarios de EDENOR y un 1615 % para EDESUR. La categoría más baja de consumo de METROGAS habrá aumentado un 1013% en junio.

En mayo, entre otros aumentazos, AYSA subirá un 26%  las facturas de agua, afectando a 13 millones de hogares y el subte trepará un 47 %  y se irá a $11 (aunque está suspendido por un recurso de amparo).

El “anzuelo” oficial es subir las tarifas para eliminar los subsidios. Los argumentos son “equilibrar la desigualdad entre el área metropolitana y el interior del país”,“incentivar la inversión privada”, lograr el “autoabastecimiento”.

Todo verso. Hubo tantos o más cortes que antes de los ajustes, disminuyó la producción de petróleo y gas y aumentaron las importaciones de hidrocarburos (Página 12, 22/04/2018)

El verdadero objetivo de Macri es bajar el déficit fiscal, juntar para pagar la deuda. Según La Nación (19/04/2018), Aranguren fue el miembro del gabinete que más le hizo ahorrar con los aumentos de la luz y el gas: $80.000 millones en 2017, un gasto 38,8% menor que en 2016.

Por otra parte las empresas recibieron miles de millones de dólares en subsidios del Estado entre 2004 y 2015¿Qué hicieron con esa plata? Seguimos con cañerías, cableados, colectivos, trenes y subtes de hace 40 años o más. Recordemos, si no, las 51 víctimas fatales por el choque del Tren Sarmiento en Once en el 2012. Los empresarios se robaron la guita, mientras continuaban la decadencia y las desinversiones.

La energía, el agua, el transporte, en manos privadas, ya sea con tarifas por las nubes, como ahora o con subsidios como durante el kirchnerismo, nunca tuvieron el fin de mejorar la vida del pueblo trabajador.

Para terminar con los tarifazos y brindar un buen servicio hay que arrancar las empresas de la codicia capitalista y transformar la provisión en un derecho social. Tomémoslo en nuestras manos, es tarea exclusiva de los verdaderamente interesados en llevarla adelante: los trabajadores y usuarios.