El proyecto de ley del gobierno fue retirado, y de acuerdo a declaraciones oficialistas, no volvería ser presentado. El DNU fue recortado por la Justicia.
No lograron votarlo, pese a la voluntad de la oposición rastrera, que votó la ley en general. Y pese a la actitud del peronismo y la CGT, que se opusieron pero no movilizaron en las calles para dar una derrota completa al gobierno.
Es un importante round ganado por la clase obrera y el pueblo, contra los proyectos de Milei, los capitalistas y el Fondo Monetario. Decimos round, porque no se ganó la pelea. Con seguridad, Milei volverá con la “motosierra” de otro modo, e intentará imponer todas sus medidas de cualquier forma.
Le declaró la guerra a los trabajadores y a la soberanía nacional, en un proyecto compartido por el conjunto de los empresarios nacionales e multinacionales. Hemos ganado una batalla, pero la guerra continúa hasta que lo derrotemos definitivamente.
¿Qué pasó?
El enorme paro y movilización provocaron una crisis que se “llevó puesto” un ministro, y complicó todas las negociaciones.
Las medidas de la CGT, pese a la desconfianza en los dirigentes, se transformaron en un punto de referencia para amplios sectores de la Cultura, de las asambleas populares, de la izquierda y muchos que se movilizaron de manera independiente. Se mostró la voluntad de lucha de la clase obrera.
Estaba planteada la posibilidad de una derrota contundente, y para eso era necesario continuar con nuevas medidas y un plan de lucha.
Pero la CGT “apretó el freno”, permitiendo que el oficialismo se recompusiera, y volviera a la carga, logrando la votación “en general” de la Ley el día viernes. Fue una nueva y verdadera traición de los dirigentes sindicales, que se borraron al día siguente de la manifestación. Grabois apareció un ratito, como paseando “para la TV”. Guillermo Moreno, muy bueno para hablar por tele, ni apareció, ni llamó a movilizarse. Y Cristina estuvo contra el paro y se calló la boca. No hicieron nada.
Esa votación “en general”, demostró que no podemos tener ninguna confianza en el Congreso, ni en la Justicia, ni en estos politiqueros peronistas, que solo piensan en las próximas elecciones. Solo podemos confiar en la fuerza de la movilización obrera y popular.
Sin embargo, la ley “cayó” en las votaciones particulares.
Era tanto el recorte impuesto por el FMI y la voracidad del gobierno y sus capitalistas amigos, que incluso los cobardes y sumisos diputados opositores, tuvieron que ir “podando” la ley. Fue una verdadera pelea entre patrones, una lucha entre buitres para repartirse lo que le sacan al pueblo con rebaja salarial, tarifazos, ajuste y hambre. Todos están de acuerdo cuando la “motosierra” apunta contra los trabajadores y la soberanía nacional, pero no tanto cuando los afecta a ellos.
Y en esa pelea, terminaron reduciendo tanto la ley, que Milei se rindió.
¿Y ahora, cómo sigue?
La peor conclusión sería confiar en que la próxima el Congreso volverá a frenar al gobierno. Al contrario, están ansiosos de poder apoyarlo, porque representan a una clase capitalista que necesita profundizar la explotación obrera y el saqueo de los recursos nacionales, a expensas del medio ambiente y las comunidades. Y para eso, coinciden en recortar los derechos democráticos populares, para atar de manos nuestra resistencia. Son una cueva de ladrones, capaces de entregar todo.
Volverán a negociar y, de un modo u otro, volverán a apoyar la política hambreadora, entreguista y represora de Milei. Si es por ellos, la guerra la ganan los empresarios, el Fondo y este gobierno.
Tenemos que aprovechar este golpe que recibió el gobierno, para poner en pie un plan de lucha de toda la clase obrera.
La izquierda estuvo presente denunciando la ley, lo que fue correcto, pero no tiene la fuerza suficiente para frenar esto. Bullrich se dio el gusto, incluso, de reflotar su “protocolo represivo”, inútil ante las grandes movilizaciones obreras. Solo los trabajadores y trabajadoras, con sus organizaciones, a la cabeza del conjunto de los que seremos afectados por el proyecto que Milei no abandonará, unidos y organizados, podemos derrotar completamente al gobierno en esta guerra.
Es una guerra: ganan ellos, o ganamos nosotros. No hay empate posible.
Paro y plan de lucha inmediato
La gran movilización demostró la predisposición a luchar de nuestra clase.
Ante el aumento del transporte, de los alimentos, de los artículos escolares, la salud, pone a todos los trabajadores, no importa a quién votaron, en la necesidad de luchar para recuperar lo perdido, hasta lograr un salario igual a la canasta familiar, ajustado mensualmente de acuerdo a la inflación.
Los estatales pelean contra los despidos. Los petroleros y pescadores de Chubut están en pie de guerra, enfrentando la represión y persecución de sus dirigentes. Gremios numerosos como los metalúrgicos, tienen salarios mínimos debajo de la línea de pobreza. En todo el país los trabajadores se preparan enfrentar la ofensiva patronal y luchar por el salario.
Es momento de retomar la pelea para lograr un nuevo paro nacional y un plan de lucha hasta derrotar al gobierno.
Los dirigentes tienen que retomar la lucha. Tenemos que hacer asambleas en todas las fábricas y empresas, colegios y reparticiones, para preparar este plan de lucha. O lo convoca la CGT, o lo haremos desde las bases, pasando por encima de ellos.
A través de la organización democrática, las asambleas, los plenarios con mandato, las comisiones y comités para recorrer otras fábricas, unirse a las barriadas, convencer a quienes aún tienen alguna espectativa en Milei, o a quienes por desconfianza en los dirigentes traidores tienen miedo de salir a luchar. Preparar fondos de huelga, para tener recursos para la lucha.
Organizándonos también para resistir, enfrentar y derrotar la represión del gobierno, con lo que haga falta. No podemos ingenuamente dejar que disuelvan nuestras movilizaciones con su “gas pimienta”, sus gases y balas de goma. Tenemos vehículos, sabemos manejar maquinarias, conocemos los recursos para paralizar sus motos. Es hora de organizarnos para derrotar su “protocolo” contra las luchas obreras
Por un proyecto obrero y popular
Mientras nos organizamos y reclamamos a los sindicatos la pelea unitaria, en las asambleas obreras, tenemos la oportunidad de debatir democráticamente las medidas y el plan que necesitan los trabajadores y el pueblo.
Las medidas para ajustar a quienes deben ser ajustados, los que no pagan impuestos, los que viven de la explotación obrera. Tenemos que expropiar a los grandes capitalistas, terminar con la estafa de la deuda externa, nacionalizar la tierra y los recursos minerales, imponer un solo banco nacional y expropiar los demás, para que toda la economía funcione al servicio un proyecto de desarrollo económico nacional para beneficio a las mayorías.
Es decir, una verdadera revolución socialista, el único cambio en favor del pueblo, contra Milei y los empresarios que lo bancan.