Con más de 13 millones de votantes, la opción Rechazo fue mayoritaria en el Plebiscito de Salida de la Nueva Constitución. Los votos del Rechazo sumaron más de 7,8 millones (61,86%) y el Apruebo alcanzó 4,8 millones (38,1%). Los votos nulos fueron poco más de 200.000.
El Rechazo ganó en todas las regiones del país. En el Gran Santiago y Gran Valparaíso la victoria fue más estrecha (44,56% y 45,81% respectivamente). En las demás regiones, el Rechazo logró imponerse con más de 59% de los votos. El Apruebo venció en 8 comunas a lo largo del país (por estrechos márgenes), entre ellas algunas de las más proletarias y combativas, como Maipú, Puente Alto y San Antonio.
La particularidad de estas elecciones es que fueron las primeras con voto obligatorio en los últimos 10 años. La cantidad de votantes superó en casi 5 millones la segunda vuelta de las últimas presidenciales.
¿Por qué ganó el Rechazo?
Hace pocos días se celebró en Santiago una manifestación de más de 500 mil personas en el cierre de campaña del Apruebo y otras manifestaciones con centenas de personas en otras ciudades del país. Al mismo tiempo, los actos de cierre del Rechazo no lograron juntar más de 200 personas. ¿Cómo explicar, entonces, que el Rechazo haya ganado el Plebiscito con una diferencia tan grande?
Aquí queremos tomar 4 elementos que ayudan a entender los resultados
- El desgaste del gobierno de Gabriel Boric y la situación de la población trabajadora
El primer elemento tiene que ver con el gobierno de Boric y la situación económica del país. El carácter de continuidad neoliberal del gobierno llevó al rápido desgaste de Boric, principalmente entre los sectores más pobres (en la alta clase media y la burguesía Boric nunca tuvo peso). La negativa del gobierno hacia el quinto retiro de las AFPs hizo que muchos trabajadores/as se decepcionaran rápidamente. La situación de vida del pueblo pobre no ha mejorado desde que Boric asumió el poder. (…)
Así, la desaprobación al gobierno se traspasó casi automáticamente al rechazo a la Nueva Constitución. Esto es responsabilidad directa de Boric y los partidos que componen el gobierno: PS, FA y PC.
- La campaña de la burguesía y la “apatía del progresismo”
La burguesía chilena y sus representantes (políticos, periodistas, académicos, influencers) venía haciendo una dura campaña contra la Convención Constitucional. Ya en su orígenes, la Convención tenía una serie de trabas para su funcionamiento, impuestas por los partidos del empresariado y aceptadas por la “izquierda” que negoció el Acuerdo por la Paz (quórum de 2/3, imposibilidad de suspender Tratados de Libre Comercio, etc.). Ese Acuerdo tuvo como objetivo proteger la propiedad de los grandes grupos económicos durante el Proceso Constituyente
- El sufragio obligatorio
Desde 2012 en Chile el voto fue voluntario. El voto obligatorio hizo que la participación electoral subiera de un 50 a un 85% (las multas serán bastante altas para quienes no votaran, algo muy distinto a otros países donde el voto también es obligatorio). Esto quiere decir que millones de personas que habitualmente no votaban, participaron en la elección. Gran cantidad de esos “nuevos votantes” se inclinaron por el Rechazo. (…)
4 – El alejamiento del Proceso Constituyente y la mayoría de la población
Más allá de las mentiras inventadas por la derecha, el Proceso Constituyente y la Nueva Constitución no lograron conectarse a fondo con las necesidades de millones de personas. Los partidos del gobierno, muchas veces con apoyo de la derecha, trataron de rechazar la mayoría de las propuestas que planteaban cambios reales al país y a las condiciones de vida de la mayoría de la población. (…)
¿Cuáles son las tareas de los trabajadores y la juventud?
En ese sentido, debemos reorganizar nuestras fuerzas y nuestra lucha. Los sectores del movimiento popular, la vanguardia de los trabajadores en los sindicatos y lugares de trabajo, los jóvenes que siguen luchando en los colegios, los colectivos ambientalistas, pueblos originarios, movimiento de mujeres, etc., debemos establecer una ruta común de lucha y organizarnos de manera independiente al gobierno y sus llamados a reformar la vieja Constitución del 80. Las organizaciones de la clase trabajadora, juventud y los distintos movimientos deben unificar sus luchas bajo un programa común. Más que nunca está planteada la tarea de organizar un gran encuentro nacional de los sectores populares, obreros y pueblos originarios para discutir los próximos pasos de nuestra lucha. (…)
Desde el punto de vista de la clase trabajadora y el pueblo, debemos volver a las bases, fortalecer las organizaciones populares, de juventud, de vivienda, recuperar los sindicatos para las manos de los trabajadores y así pelear por mejores condiciones de vida. (…)
Desde el MIT también planteamos a la vanguardia de la clase trabajadora y a la juventud la necesidad de que construyamos un nuevo partido, un partido revolucionario que tome ese programa de soberanía nacional, por un gobierno verdaderamente de la clase trabajadora y los pueblos, por la construcción del socialismo en Chile y en el mundo. Hoy tenemos la prueba de que ni los partidos de derecha ni los de “izquierda” como el Frente Amplio o el PC defienden un proyecto de la clase trabajadora y los pueblos originarios. Invitamos a todos y a todas los luchadores que vengan a construir el MIT y debatir un camino revolucionario para superar la pobreza y la desigualdad en nuestro país.