Hace unos días se conoció la denuncia de Daniela Cortés, ex pareja del jugador de fútbol de Boca Juniors, Sebastián Villa, por haberla golpeado e incluso haber perdido un embarazo el año pasado como consecuencia de los golpes. En las fotos que acompañaban la publicación se podían ver varias lesiones graves en distintas partes del cuerpo. Este accionar violento es algo recurrente, y también implica amenazas constantes, hacia ella, su hija y su familia.
El jugador salió a buscar amparo en otros jugadores, en este caso en Juan Quinteros, de River Plate, también colombiano, quien lo refugió y respaldó su versión, que indicaba que los golpes se los habría realizado ella misma, solo para molestarlo. Versión que el informe médico y psicológico se encargó de destruir, indicando que por el lugar de los golpes y la brutalidad de los mismos, no podían ser realizados por ella misma.
A pesar de la denuncia de las mujeres del club(1) la institución solo emitió un escueto comunicado, sin tomar otro tipo de medida, igual que con el caso de Centurión en 2017 (denunciado por violencia y amenazas a su ex pareja). Solo una declaración es insuficiente, dado que los clubes también son responsables de erradicar la violencia machista, que es moneda común dentro del ámbito del fútbol. En Argentina muy pocos clubes cuentan con protocolos contra la violencia de género. Boca estaba elaborando el suyo, pero quedó “suspendido” por la cuarentena.
El club Vélez Sarsfield, a principios de este año y al firmar contrato con Centurión, le impuso una cláusula que implica que en caso de que el jugador no se comporte acorde a los alineamientos del estatuto social del club y al protocolo de violencia de género, será sancionado con la rescisión de su contrato. La cláusula no sólo se activa frente a hechos de violencia de género, si no también frente a otras conductas sociales.
Basta de machismo e impunidad
No solo debería existir un protocolo, sino que además debería aplicarse la Ley Micaela, para capacitar a toda la institución en materia de género, tanto para jugadores de primera o inferiores, jugadoras, dirigentes, trabajadores y trabajadoras. Por supuesto, es necesario también educar en la autodefensa en cada lugar, incluso en los clubes de futbol.
El machismo en el futbol sigue siendo una carta letal para las mujeres. Los jugadores de futbol, muchos de ellos estrellas internacionales, gozan de un poder y una impunidad que no podemos ya tolerar. Son muchas las denuncias que hay hacia jugadores que ejercieron algún tipo de violencia hacia sus parejas y fueron muchos los clubes que no tomaron los casos con la importancia que corresponde.
Es importante que alcemos nuestras voces y exijamos que los clubes dejen de hacerse los otros ante la violencia que ejercen sus estrellas de fútbol hacia nosotras.
(1) https://www.infobae.com/deportes/2020/05/04/una-agrupacion-de-mujeres-hinchas-de-boca-cuestiona-la-reaccion-del-club-en-el-caso-villa-nuestras-vidas-valen-mas-que-la-carrera-de-un-jugador/