El Gobierno, la oposición y el conjunto del peronismo están muy indignados por la quema de gomas y los piedrazos al Congreso que ocurrieron el día que los Diputados votaron pagar U$S 44.000 millones más intereses al FMI. Señalan eso como actos llevados adelante por delincuentes y han lanzado una cacería de brujas, con allanamientos y detenidos.Con esto quieren desviar la verdadera discusión, la verdadera violencia, el robo que significa el pago de esa estafa que contrajo Mauricio Macri. Los diputados aparecen por los medios victimizándose por no poder “debatir” la entrega del país en paz. Quieren que los dejemos robar tranquilos, con el pueblo en silencio y quedándose en el “molde”. Se indignan por los vidrios rotos, con la misma mecánica de pensamiento de los que se indignan por las paredes pintadas ante una violación o un femicidio.Para esta gente es legal la violencia del hambre y la desocupación, porque la ejercen ellos a través de su democracia para ricos, con su policía y sus jueces manejados por los esos ricos, para defender los intereses de los buitres del sistema financiero y las multinacionales que vienen a robarnos todo. Esta democracia es una mentira, porque no puede ser democrático un país donde más de la mitad de la población está en la pobreza. Lo que vivimos realmente es la dictadura del capital, de la ganancia de los empresarios y sus títeres del Gobierno, el Congreso y el Senado.El operativo mediático y los allanamientos y encarcelamientos son preventivos, quieren acobardarnos, porque saben que en algún momento va a explotar la bronca. Por eso también salieron a atacar inmediatamente a Sebastián Romero, “el gordo del mortero”, militante del PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado) que se encuentra preso justamente por ser un símbolo de esa lucha del pueblo que enfrentó la Reforma Previsional en 2017.Lamentablemente, las fuerzas más grandes de la izquierda se hicieron eco de esa campaña, en lugar de posicionarse claramente en defensa de la protesta y el repudio a la represión del Estado. Pero no solo eso, la mayoría de la izquierda tuvo una actitud pacifista, totalmente adaptada a las instituciones del Estado, una actitud de “buenos y responsables diputados”. Estamos totalmente en contra de eso y queremos discutirlo, porque la crisis en la que estamos hundidos no tiene otra salida que la preparación de un nuevo Argentinazo, una nueva revolución, que saque del poder a los títeres de las multinacionales y los bancos, y ponga en su lugar a los trabajadores y el pueblo.
La institucionalización de las denuncias y las luchas no es el método de los revolucionarios.
Frente a esta situación, previamente al 10 de marzo y también posteriormente, se desataron debates en la izquierda y la vanguardia, que es necesario desarrollar.
Queremos hacer este debate con el FIT-U en su conjunto, sin rodeos, porque el rol de la representación de la izquierda en el parlamento, los diputados de este Frente, distó mucho en nuestra opinión del rol que los revolucionarios debemos tener en el parlamento burgués, más aún ante el tamaño de esta entrega.
Si tenemos acuerdo que el pacto con el FMI es más hambre, desnutrición, más pobreza para la población, ¿No debía utilizarse el logro de tener representación en el Congreso para hacer todo lo posible desde ese lugar para enfrentar ese acuerdo? ¿No ameritaba hacer un escándalo rompiendo los protocolos de la sesión? ¿No ameritaba al menos hacer algo como lo que hizo Zamora en 1991 cuando repudió la presencia de Bush en el Congreso? ¿No había que haber hecho un escándalo cuando empezó la represión, presentar moción de que se levante la sesión, etc.?
En relación a la movilización de afuera, en un primer momento expresamos que una radio abierta frente al Congreso era y es mucho menos que suficiente, y que, si bien no había condiciones siquiera parecidas a las de diciembre de 2017, como para plantearse algo similar, sí era necesario marcar la perspectiva de que solo podremos derrotar ese acuerdo con la masividad y la acción directa del pueblo trabajador. Pero hasta una quema de cubiertas (que no deja de ser un acto simbólico) generó rechazo de las fuerzas del FIT-U, que no plantean otra perspectiva que lo testimonial y pacífico. Ya sea sobre qué había que hacer afuera del recinto, como qué había que hacer adentro, el debate de fondo es el mismo.
¿Qué hubiésemos hecho nosotros de haber sido Diputados?
Los revolucionarios no confiamos en las instituciones y sus “debates”, porque están solo para garantizar las estafas y los robos a las masas populares y trabajadoras. Entonces, dentro de ese recinto para diputados, lleno de lujos y comodidades, hay que pararse a gritar, intentar por todos los medios frenar esa votación que es hambre, que es más mortalidad infantil, más desempleo y ajuste, no es el debate de una ley de tránsito. Interrumpir adentro como se intenta interrumpir afuera. El régimen político no dudará en sacar por la fuerza a los y las diputados y diputadas de izquierda que intenten por todos los medios evitar la estafa del siglo, y ahí nos plantaremos, llamaremos a los sindicatos y a todo el mundo a defender lo que es nuestro, y es muy posible que nos encarcelen y condenen y deberemos emprender enormes campañas de solidaridad sin duda, pero la estafa del siglo no puede solo denunciarse, por más voz que se levante en los marcos institucionales con sus formas. Cuando el acuerdo Chevron-YPF se votaba en la legislatura neuquina, cuando esa entrega monumental se ejecutaba hubo un diputado que salió de esa institución y junto a los trabajadores enfrentó la represión a piedrazos, Raúl Godoy. Fue cuestionado, pero solo por los ricos del poder.
Entonces si nosotros fuésemos diputados, de ahí nos sacan esposados o no nos sacan, porque no cabe otra actitud que pararse, gritar con megáfonos, entorpecer a más no poder esa sesión de entrega, cortar micrófonos, etc, los diputados y asesores de la izquierda en primera línea.
Un debate necesario
Desde hace tiempo venimos planteando este debate a las fuerzas del FIT-U, cuyas listas integramos, y creemos que es urgente hacerlo, porque con agudización de la entrega, la situación va a empeorar y los parlamentarios podrían jugar un rol educativo y de denuncia muy grande, dejando de estar atados a la institucionalidad.
Tendremos otras oportunidades, porque la entrega y ajuste es mucho y permanente, es por eso que este debate lo hacemos sin vuelta, la institucionalización de las luchas no tiene ningún beneficio para nuestra clase.