Aunque la burguesía, el imperialismo económico y sus diferentes partidos políticos lo quieran negar o ignorar, la realidad es que el genocidio perpetrado por los militares buscaba terminar con el gran ascenso obrero y popular de los años ‘70, apuntando contra su vanguardia luchadora, que era muy numerosa. Pero, a pesar de los golpes brutales, la vanguardia y la clase obrera resistió, logrando que la Dictadura Cívico-Militar genocida tuviera solo seis años de existencia, años no obstante terribles. Parte de esa resistencia fueron nuestros más de 100 compañeros del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) asesinados y desaparecidos, cuya lucha honraremos siempre como en cada 24 de Marzo y en cada una de las peleas que damos.
El exterminio, la tortura, las desapariciones, los encarcelamientos, y la ocupación militar de fábricas y empresas no lograron nunca que la clase obrera se rindiera. Usando métodos de lucha menos directos, pero no menos efectivos (trabajo a desgano, a reglamento, sabotajes, etc.) le demostró a las patronales que ni con sus sicarios militares adentro o afuera esperándonos podían tener el control total de sus fábricas.
Parte de esos luchadores y luchadoras fueron nuestros/as camaradas de ese glorioso PST, partido del que el PSTU se considera heredero. Fue fundado en 1972 a partir de la fusión con un ala del Partido Socialista, y el PRT “La Verdad”, dirigido por Nahuel Moreno.
El PST buscó agrupar a los luchadores que iban surgiendo, detrás del objetivo de incrementar las luchas obreras y populares hasta imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo, basado en organizaciones democráticas, mediante una Revolución Socialista. Un objetivo con el que el PST enfrentaba sin concesiones a Montoneros, el ERP y otras organizaciones de la época, que confiaban en ciertos sector patronales pero no en la fuerza de la clase obrera. Asimismo enfrentó la orientación guerrillera de varias organizaciones, con la convicción que solo la clase obrera en armas, acaudillando al pueblo pobre, son capaces de destruir el aparato del Estado Burgués.
Al estar conformado por luchadores y luchadoras convencidos y valientes, el PST fue uno de los blancos de la represión genocida iniciada por la Triple A de Perón: antes de la Dictadura Cívico Militar en el gobierno peronista sucedieron las recordadas masacres de Pacheco y de La Plata, y continuando con los más de cien detenidos y desaparecidos a partir del golpe del ‘76.
El accionar del PST en la Dictadura fue ejemplar moralmente: reconocido en el conjunto de la vanguardia por “no cantar” ni “vender” compañeros cuando fueron detenidos, con la fortaleza que solo puede dar la profunda convicción en el programa revolucionario y socialista.
El PST, aun en el peor de los momentos represivos, siguió en actividad, mantuvo sus células y sus frentes, en la más absoluta clandestinidad. Continuó la edición de sus materiales de difusión que eran hechos en papeles muy finitos para pasar dentro de otros envases (o hasta doblados dentro de paquetes de cigarrillos). Realizó escuelas de formación marxista, con “minutos[1]” bien pensados por si venía la represión. Sus militantes se mudaban de casa en casa permanentemente y muchas veces debían dejar de ver a sus familias por un tiempo, ya que la casa familiar era un lugar donde, si estaban buscados, fácilmente los podrían encontrar las fuerzas armadas y parapoliciales al servicio de las patronales. Y por supuesto, siguió interviniendo e impulsando la resistencia en los lugares de trabajo y estudio, para corroer a la Dictadura y luego para expulsarla, cuando empezó un nuevo ascenso.
Nuestro homenaje hacia ellos, además de luchar por juzgar a sus asesinos, es continuar la tarea en la que dejaron la vida: construir la organización que lleve a la clase obrera y al pueblo trabajador a tomar el poder, a limpiar la Argentina y el mundo entero de toda explotación y opresión, mediante la Revolución Socialista. Desde el PSTU estamos al servicio de esa lucha y de esa construcción, por el camino del glorioso PST.
[1] Una “excusa” creíble, por si llegaba la policía o los servicios.