Convertir el paro de ATE del 24 de febrero en el primer paso del plan de lucha que necesitamos
Es como si el gobierno y las patronales pretendieran ganarle a los trabajadores y el pueblo por knock-out en el primer round y antes de que tengamos tiempo de reaccionar. Desde que asumió Macri hace un mes, no paran de lanzar golpes contra el empleo, el salario y las jubilaciones y nuestras conquistas. El tremendo tarifazo del 600% en la luz se suma a los enormes aumentos que ya ha habido en los precios de todos los artículos de primera necesidad. El gobierno quiere postergar dos o tres meses las paritarias para seguir reduciendo nuestros salarios. Y por el lado del empleo, ya se habla de más de 20.000 despidos en el estado (el gobierno dice que son menos de 8000) y otros tantos en los sectores privados.
Todo esto para lograr que cierren las cuentas del Estado y sostener las ganancias de las patronales, haciendo pagar la creciente crisis mundial, de América Latina y la Argentina a los trabajadores y el pueblo.
Vidal, abanderada de la entrega y el ajuste
Con la gobernadora Vidal a la cabeza, el macrismo pretende convertir a la provincia de Buenos Aires en la abanderada de la entrega y el ajuste. La provincia más poblada del país tendría una deuda total de cerca de 200.000 millones de pesos, el 60% de la cual en dólares y euros, y un déficit para el año de 16.000 millones de pesos en el presupuesto. Pero Vidal quiere llegar a fin de año con déficit cero. Para ello endeudaría la provincia en otros 65.500 millones de pesos y aplicaría el ajuste sin piedad.
Esto se traduce en la miserable oferta de aumento del 22% para los docentes bonaerenses en tres o cuatro cuotas. Y en una andanada de despidos a nivel provincial y en las municipalidades, que tiene hasta ahora su ejemplo mayor en los 4500 municipales que intentó despedir el intendente de La Plata, Julio Garro, a fin de diciembre. La campaña de que “son todos ñoquis” ya no convence.
A las movilizaciones reclamando la reincorporación en La Plata la gobernadora respondió con una durísima represión con gases y balas de goma que dejaron numerosos heridos y detenidos.
La complicidad de los burócratas de UPCN y ATE con el ajuste no podría ser más evidente: como en todos los casos de despidos en el Estado, los dos gremios se declararon muy conformes porque lograron una “mesa de diálogo” con Garro a fines de enero, donde los burócratas presentaron listados de empleados que, según ellos, son realmente trabajadores y no “ñoquis” del kirchnerismo. En la negociación el intendente aceptó reincorporar a 2600 compañeros, con lo que hasta ahora quedan cerca de 2000 despedidos. Las conducciones de los gremios están repitiendo la misma política en todos los casos en los que hay despidos en el Estado.
Y estos no dejan de multiplicarse: echaron a la mitad del personal de Fabricaciones Militares, desmantelando entre otras dependencias, la que controlaba seguridad e higiene en las fábricas de pólvora y productos químicos. Hubo 600 echados en el Centro Cultural Kirchner. Y así podríamos continuar con la lista. En todos estos casos continúan las movilizaciones en reclamo de la reincorporación.
En el sector privado
Pero también se agranda el número de despidos en el sector privado, como en la fábrica de Cerámica San Lorenzo al norte de Rosario, o los veinte agente de propaganda médica echados por Bayer, que se suman a la gran cantidad de “retiros voluntarios” que se están implementando en muchísimas empresas. El gremio bancario impulsó una jornada de paro por los 100 despedidos del Banco Central. Y ahora los camioneros se enfrentan al peligro de 4000 despidos en la rama correos, por la amenaza de terminar con el envío de liquidaciones impresas de los bancos a los clientes.
La lucha de los petroleros privados de la cuenca de San Julián (sur de Chubut y norte de Santa Cruz) contra la amenaza de 5000 despidos, con movilizaciones masivas durante muchas semanas y que culminó imponiendo al gobierno y las empresas un acuerdo de no concretar despidos por 6 meses, es hasta ahora lo más avanzado de la resistencia al ajuste. Sin embargo, el hecho de que, a pesar de la masividad y combatividad de la acción de los petroleros, sólo se logró un acuerdo hasta mediados de año y que depende de que el Gobierno Nacional siga subsidiando a las petroleras, tal como lo hacia el kirchnerismo, muestra que no basta con la lucha de un gremio local para imponer soluciones de fondo y definitivas en defensa del empleo.
De todos modos, si algo ha demostrado la lucha de los petroleros patagónicos, más allá de las intenciones y el direccionamiento que le dio su dirección de lograr la continuidad de los subsidios a las petroleras, es que para “resistir” el ajuste de Macri es necesario luchar en serio.
Imponer desde abajo el plan de lucha que necesitamos
Las movilizaciones y reclamos que se multiplican en todo el país muestran que ha comenzado la resistencia al ajuste, aunque por falta de una dirección, todavía en forma dispersa, sin lograr unificarse, ni imponer soluciones de fondo.
Ni las mesas de negociación que impulsan UPCN y ATE, ni los acuerdos de subsidios estatales a las empresas privadas, pueden frenar el avance de la desocupación y la miseria que nos quieren imponer con el ajuste.
Ahora la conducción de ATE ha lanzado una jornada de paro y movilización para el 24 de febrero. Es una medida claramente insuficiente y que no plantea ninguna continuidad con un plan de lucha. Por otra parte, no se entiende por qué esperar hasta dentro de dos semanas cuando los despidos y demás ataques comenzaron hace rato.
Pero el conjunto de los trabajadores estatales pueden y deben tomar esta jornada en sus manos, para convertirla en el comienzo del plan de lucha que hace falta. Impulsando asambleas, reuniones de activistas, plenarios de delegados en todas partes, para organizar el paro y la movilización y exigir que se continúe con paros progresivos y movilizaciones hasta obligar al gobierno nacional, los gobernadores y los intendentes a retroceder con los despidos y a pasar a planta a los millones de precarizados del estado.
Ya están los docentes volviendo a las escuelas. Y allí también es urgente organizarse desde abajo, para preparar las medidas de lucha en el inicio del año escolar por el salario y por todos los reclamos.
En las empresas privadas, haya o no despidos, tenemos que superar el miedo a la desocupación. Y también reclamar asambleas y plenarios de delegados para preparar la pelea en defensa del salario y el empleo, incluyendo la inmediata apertura de las paritarias.
Así, a pesar del freno de las direcciones sindicales, podremos avanzar desde abajo en imponer la lucha unitaria de todos los trabajadores para derrotar el ajuste y la entrega de Macri y las patronales.