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Crimen del chofer y pueblada en Virrey del Pino

La fuerza de los trabajadores del volante, los choferes de colectivo, se palpaba de lejos. El corte de la ruta 3 a la altura del km. 35 era total desde el día anterior, cuando cientos de choferes se comenzaron a juntar con su dolor por la muerte de Leandro Alcaraz, convertido en bronca, en movilización, en reclamo concreto: ¡BASTA! de pagar con nuestras vidas el lucro de empresarios hambrientos de ganancias. A la madrugada, una asamblea de más de 500 compañeros de varias líneas, definía la lucha.

Ya por la mañana del lunes los compañeros de Leandro, choferes de la 620, habían cortado la Avenida General Paz a la altura de Alberdi, y también la misma Alberdi. A un par de kilómetros de allí, los choferes de la 540 cortaban Puente La Noria en solidaridad.

A los choferes de La Matanza se les iban sumando compañeros de líneas de Merlo, Morón, Moreno: cada delegación era recibida con aplausos. El kilómetro 35 a las cinco de la tarde era un hervidero con más de 4000 choferes, donde también confluían vecinos, docentes, y trabajadores de otras actividades. A todos los unía el mismo reclamo la misma bronca. JUSTICIA  por LEANDRO.  Entre todos ellos, los compañeros del PSTU que estuvimos durante 5 horas acompañando el piquete, fuimos hablando con decenas y decenas de compañeros que contaban sus dramas al volante, su bronca con la empresa y los traidores del sindicato, sus condiciones de trabajo.

En esa mezcla de miles de camisas celestes con guardapolvos blancos se sintetizó la unidad de los trabajadores. Los compañeros de las distintas zonas  habían venido por su cuenta, en sus autos, en sus motos desde lejos para acompañar a los de la 620, pero esta bronca superaba el pedido de justicia. Se escuchaban compañeros que querían ir a la sede de UTA en calle Moreno, en Once, a sacar al traidor de FERNANDEZ. No había nadie de la UTA. El día anterior el representante que mandó la burocracia fue corrido a los piedrazos por los choferes.

Ahora hay que seguirla. Hay que transformar la bronca en organización y en lucha. A partir de este lunes se comenzó a escribir en el libro de la historia de las luchas obreras una nueva página. A partir de este lunes comenzó la cuenta regresiva para la burocracia de Fernández.

El dolor por la muerte de Leandro inevitablemente se transforma en coraje, para que los compañeros tomen los problemas de los trabajadores en sus propias manos y comenzar a resolverlos.