La dirigente de la central sindical brasileña, Marcela Azevedo, compartió nuestra delegación y nos dejó sus opiniones.
“Un Encuentro que reúne 70 mil mujeres muestra en qué grado estamos movilizadas para cambiar las condiciones en que vivimos. Eso es muy importante, porque estamos en una realidad de crisis económica que aumenta el machismo, la violencia y nuestra súper explotación. En ese sentido, el Encuentro, victorioso por su masividad, podría ocupar el papel central de organizar la lucha de las mujeres trabajadoras a partir de una ubicación de clase, para enfrentar todos los ataques que están sufriendo. Para nosotros la lucha de las trabajadoras no es la misma que la de las mujeres ricas, por el contrario, se enfrenta con los intereses de clase de ellas, por lo tanto la organización común es un obstáculo a nuestra posibilidad de victoria. Me llevo la impresión de que ése sigue siendo nuestro principal desafío, garantizar la organización independiente de las trabajadoras, junto con los hombres de su clase, para destruir toda forma de opresión y explotación (…)”
“La CSP Conlutas y el MML ya han participado 3 años del Encuentro. Nuestra central (…) participa en espacios como ése porque sabe que el machismo divide a nuestra clase y debilita nuestra lucha. Por eso necesitamos que lo combatan las mujeres y los hombres trabajadores. De la misma forma entendemos que para triunfar tenemos que estar organizados a nivel internacional. Porque la condición de opresión y explotación es común a los trabajadores de todo el mundo.
Mi participación en el Encuentro, por tanto, fue en el sentido de compartir la realidad de Brasil, de profundización de la crisis económica y política, cuya consecuencia sobre las mujeres, sobre todo, las negras, que sufren machismo y racismo, han sido el aumento de las violaciones, asesinatos, disminución del presupuesto destinado a la violencia y a varios sectores sociales, además de los ataques a los derechos de los trabajadores como la propuesta de aumentar en 5 años la edad para jubilarse, de aumento de 8 a 12 horas la jornada laboral, de flexibilización de los convenios laborales.
Compartimos también que, a diferencia de lo que definen otros sectores de izquierda en Brasil y en otros países, no ocurrió un golpe en Brasil, sino la ruptura de los trabajadores con el gobierno del PT y la profundización de una fuerte polarización social, porque los trabajadores han respondido a los ataques con mucha resistencia y lucha, sin depositar ninguna confianza en el gobierno de Temer. Ellos comienzan a percibir que, así como Dilma, Temer quiere hacer pagar a los trabajadores el precio de la crisis.”
“En Brasil y en toda América Latina, los gobiernos están actuando para defender el lucro de los empresarios y banqueros (…) Es necesario unir todas las luchas y también a la clase trabajadora. Eso significa que los sindicatos actúen combatiendo al machismo, en defensa de los reclamos de las mujeres trabajadoras y fortaleciendo la presencia de ellas en la construcción de una fuerte huelga general que pueda derrotar los planes de ajuste, derrumbar esos gobiernos neoliberales y caminar hacia un gobierno de trabajadores, un gobierno socialista que invierta en las prioridades y garantice medidas concretas para la emancipación de las mujeres.”