Desde su lanzamiento a la vida política, Javier Milei se refiere a Cuba y Venezuela como “países socialistas”. Lo hace para mostrar la dura situación de sus pueblos y así defender su propuesta de “total libertad” para el funcionamiento de la economía capitalista sin ninguna interferencia del Estado como el único camino posible para salir de la crisis que vive nuestro país.
En realidad, Milei no hace más que continuar dos campañas permanentes desarrolladas por los políticos y medios capitalistas desde que se restauró el capitalismo y se disolvió la ex Unión Soviética a inicios de la década de 19901. La primera es que “el socialismo había fracasado y el capitalismo había triunfado”. La segunda es calificar como “socialista” o “de izquierda” todas las políticas de los sectores burgueses que impulsan algún grado de intervención del Estado en la economía o “medidas compensatorias” (subsidios o ayudas estatales a los trabajadores y sectores más pobres, como hace el peronismo).
Aumenta la confusión el que incluso dirigentes burgueses a los que Milei acusa de “socialistas” dicen lo mismo que él. «El capitalismo es el sistema productivo más eficiente que se conoce”, afirmó la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner2.
En otros materiales, hemos abordado el debate “capitalismo vs. socialismo”3. En este artículo, queremos desmentir la segunda falsificación: que Cuba y Venezuela son “socialistas”. Actualmente no existe ningún país socialista en el mundo. Cuba y Venezuela son países capitalistas cuyas economías funcionan basadas en la explotación de los trabajadores al servicio de la ganancia de las empresas. Sus regímenes políticos aplican y defienden este funcionamiento. Pero lo hacen escondiéndolo detrás de banderas rojas y diciendo que son “socialistas”. Esta realidad actual es el resultado de procesos diferentes.
Venezuela y el chavismo
En Venezuela, a inicios del siglo XXI, accedió al poder una corriente burguesa encabezada por Hugo Chávez. En el país comenzaron a ingresar miles de millones de dólares por las exportaciones petroleras. A pesar de esta situación favorable, el chavismo no la utilizó para cambiar nada de la estructura capitalismo dependiente del imperialismo yanqui.
Por el contrario, le dio grandes negocios (e incluso el control de grandes petroleras) a las multinacionales como la Exxon, también a las grandes empresas nacionales como el grupo Polar-Mendoza (alimentos y bebidas) y un sector de cuadros chavistas acumuló grandes fortunas (lo que los venezolanos llaman “burguesía bolivariana”). Al mismo tiempo, aplicó algunas políticas compensatorias que beneficiaban a las masas, como las llamadas Misiones.Y presentó esto como el Socialismo del Siglo XXI.
A Nicolás Maduro, sucesor de Chávez, se le acabó la bonanza petrolera y debió acentuar cada vez más los ataques a los trabajadores y a los derechos democráticos (incluidos el de sindicalización y huelga). Ese es el momento que vemos actualmente. Por eso, afirmamos que en Venezuela, lejos de haber “socialismo” lo que hay es una dictadura capitalista4.
El proceso cubano
En Cuba, a partir de 1959, sí hubo un proceso revolucionario de transición al socialismo. Es decir, la construcción del primer estado obrero latinoamericano que se transformó en una referencia para millones en el continente.
Ese estado obrero, tuvo dos grandes delimitaciones. Por un lado, la dirección de Castro y Guevara nunca se basaron sobre una verdadera democracia para los trabajadores y las masas. Por el otro, limitaron el proceso solo a Cuba y no lo extendieron a otros países de la región, como cuando Castro les dijo a los sandinistas, en 1979 que “no hagan una nueva Cuba en Nicaragua”.
A pesar de ello, esa revolución logró gigantescas conquistas para las masas en alimentación, pleno empleo, salud y educación, campos en los que Cuba superó a países mucho más ricos del continente como Brasil, México o Argentina.
En los ´90, luego de la disolución de la Unión Soviética, la economía cubana vivió un momento muy difícil. La dirección castrista aplicó el “período especial” que, en los hechos significó un plan de restauración capitalista en Cuba.
De modo inevitable, esto significaba ataques cada vez más fuertes a las conquistas de la Revolución y un gran deterioro del nivel de vida de las masas5. A esto se suma, la total falta de libertades democráticas y la represión a las luchas y a los opositores. Todo eso, el castrismo lo hace también “escondiéndose” detrás de las banderas rojas y los discursos “socialistas”. Es una “puesta en escena”. Por eso, decimos que también en Cuba hay una dictadura capitalista6.
Algunas conclusiones
En Cuba y Venezuela, al igual que en Argentina, lo que ha vuelto a mostrar su fracaso es el capitalismo. No es casual que se asemejen en cuestiones claves como bajísimos salarios e inflación. No llama la atención que Milei y la prensa burguesa quieran confundir esta similitud hablando del fracaso del “socialismo”.
Lo que es mucho más peligroso es que haya un sector de la izquierda que defina a la Cuba actual y a la Venezuela chavista como socialistas y defienda a sus regímenes políticos. Con esa posición, lo único que logran es “llevar agua al molino” de los Milei, ya que muchos trabajadores y jóvenes sacan una conclusión: “si eso es el socialismo, no es lo que yo quiero”. Tal como lo hemos afirmado y explicado muchas veces, el verdadero socialismo es algo completamente distinto (opuesto diríamos) a lo que hoy existe en Cuba y Venezuela. Por ese verdadero socialismo es que llamamos a luchar y por el que construímos el PSTU y la LIT-CI.