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De cara a las Primarias

Lo que las elecciones porteñas nos dejaron

El ajustado triunfo del PRO en la segunda vuelta de la ciudad de Buenos Aires, el único distrito donde conduce el macrismo, sacudió el terreno político. Los intentos de polarización electoral entre Macri y Scioli que impulsaban amplios sectores del poder, incluyendo al propio kirchnerismo, quedaron seriamente cuestionados.
Por otra parte, con un nuevo triunfo del oficialismo local, la ciudad no fue la excepción y mantuvo la tendencia que se viene manifestando en las votaciones provinciales de este año: las tres elecciones realizadas mostraron un alto grado de fragmentación electoral, con un importante espacio a la izquierda de las opciones tradicionales.
A su vez, el día después de las elecciones porteñas ha dejado al descubierto que en esta campaña todos posan para la ocasión, pero a la hora de gobernar van a profundizar el ajuste, la entrega y la represión.
Ver a Macri apoyando las medidas del gobierno nacional y a Cristina llamando a votar a Scioli aplaudiendo de pie es todo un símbolo. No se trata sólo de oportunismo electoral, sino que no existen verdaderas diferencias de fondo en lo que proponen.
Por su parte, Massa y De la Sota, con todos sus slogans de campaña no plantean nada muy distinto. Todos ellos son hijos políticos del menemismo, ocuparon importantes cargos en los 90´, y saben bien como acomodarse para prometer algo y hacer lo contrario. (ver pág. 3).
Por su parte, el voto en blanco en el balotaje porteño, sumado a la disminución de votantes, expresaron el rechazo de una importante franja de la población a los candidatos que integran el frente “Cambiemos” a nivel nacional: Larreta y Lousteau. El FIT fue la única fuerza que salió al cruce de esta trampa a la que el sistema nos quiere llevar, planteando con claridad que no había una opción “menos mala” en esta elección y que los trabajadores no debemos elegir cuál debe ser nuestro verdugo, sino prepararnos para enfrentarlo. Tal es así, que al día siguiente de convertirse en la nueva figura política porteña, fue el propio Lousteau quien declaró su apoyo al radical Ernesto Sanz en su carrera presidencial, el mismo que va en la interna con Macri y Carrió exigiéndole una apertura política para integrar juntos un posible gabinete de gobierno en el futuro.

En la mesa de “Scioli presidente”

De este modo, los planetas parecen alinearse tras la candidatura de Scioli-Zaninni. Muchos de los empresarios que hace unos meses estuvieron en la cena de apoyo a Macri, ahora pagaron el millonario cubierto del banquete organizado en apoyo a “Daniel”. Las grandes fortunas del país dijeron presente para confirmar que el candidato vaya a completar la tarea de su antecesora. Ellos saben que el discurso electoral es lo de menos, si como CFK sabe hacer los deberes cuando le toque.
A su vez, convocados por la mesa sindical de “Scioli presidente”, los gremios de las tres CGT se reunieron para trabajar en la perspectiva de la unificación. El candidato del FpV quiere una sola central sindical. La idea es concretar la reunificación entre las elecciones generales y la asunción del nuevo presidente. Y no están solos. “Otro que, con sutileza, teje para fomentar la unidad sindical es el mismo papa Francisco, que con frecuencia recibe a dirigentes cegetistas en el Vaticano.” (ver pág. 14)
No hay que confundirse, esta unidad no está pensada para impulsar las luchas sino para reforzar el pacto del ajuste de cara a lo que viene, todos ellos están metido hasta las manos en las listas patronales y es por eso que no mueven un dedo para apoyar las luchas en curso (ver pág. 6). Lo mismo sucede con las conducciones de las CTA.
Asimismo, gran parte de estos dirigentes aceptaron que el salario mínimo sea de $6.060 a partir del 2016, menos de la mitad de los $ 14.000 en los que ronda el costo de la canasta familiar. Tan insuficiente es el aumento que hasta el propio Caló, el Secretario General de la UOM y de la CGT oficialista, tuvo que reconocer que un trabajador en la Argentina necesita “arriba de 8.500 pesos” para vivir dignamente”, y que el nuevo aumento beneficia “sólo a 150 mil trabajadores de los 9 millones que hay en el país”.
Mientras tanto, la crisis capitalista mundial sigue pasando su factura. Ahora las malas noticias llegan desde China y Brasil, los principales aliados comerciales del país. Aquí el dólar se disparó y alcanzó un nuevo record. Las corridas bancarias demuestran que más allá de los discursos de campaña
El país sigue sometido a la voluntad de los banqueros y de los grandes empresarios. El plan de ajuste avanza y se prepara un nuevo golpe para después de las elecciones.
Nuevamente aparecen los nubarrones de la devaluación. Y los trabajadores sabemos lo que pasa cuando es así: suben los precios, ganan los empresarios y somos los laburantes los que perdemos nuestro poder adquisitivo. (Ver páginas centrales)

Unificar las luchas para que triunfen, votar al FIT y organizar la batalla contra el ajuste

Muchos compañeros que ven como viene la mano aún se inclinan por votar al FPV por miedo a que se venga la “derecha”. Una vez más nos tienden la trampa del “voto útil” para optar por el “mal menor”. Creemos que esto es equivocado. Como señalamos anteriormente, ellos comparten el mismo plan, ahora se pelean, pero todos juntos se preparan para descargar un brutal ajuste sobre las espaldas de los trabajadores para salir de su crisis. Cada voto a alguna de sus variantes los avala para hacerlo.
A su vez, los índices de avance de la pobreza -cercanos al 30%- que el gobierno y el Indec intentan ocultar, son una prueba más de que no existe el mal menor y que esto va para peor si seguimos de su mano.
Y si observamos la provincia en la que Scioli gobierna, podemos imaginar lo que se viene. Como si fuera un chiste, a un año de haber votado la “ley anti-despidos” se perdieron 270.000 puestos de trabajo. Para colmo, el cierre de Cresta Roja, la segunda empresa apícola del país, se dio justo en el aniversario de esta ley. Hoy son 3600 familias las que han quedado en la calle y defienden su fuente de trabajo mientras el Gobierno Provincial deja correr sin hacer nada.
Tampoco sirve anunciar un ministerio de Derechos Humanos en los actos oficiales mientras la justicia, la patronal y el gobierno encierran y persiguen a los choferes de la 60 que luchan por la reincorporación de los despedidos y para que el Estado se haga cargo. Lo concreto es que después de casi un mes de iniciado el conflicto, ni Scioli, ni Macri ni Massa se han acercado al conflicto ni han mencionado palabra alguna (ver pág. 7).
Sólo la izquierda se hizo presente para solidarizarse, llevando la voz del conflicto, como lo hicieron los representantes del FIT en la reunión con los gremios del transporte (CATT) recientemente; y es la única que tiene una propuesta para solucionar la crisis del transporte (ver pág. 10).
Por ello, ante la pasividad de las cúpulas sindicales hay que organizar desde abajo la coordinación de las luchas en curso, exigiéndole que rompan sus acuerdos con los partidos patronales y se pongan a disposición de unificar la lucha.
Y a su vez, en las elecciones no hay que confundirse. En las PASO sólo habrá una propuesta que plantea una salida obrera y popular para que la crisis la paguen los patrones y no los trabajadores. Ésa es la propuesta programática del Frente de Izquierda de los Trabajadores. Y a partir de ella, debemos construir la lucha por el plan obrero alternativo que hace falta para enfrentar el ajuste que se viene.