DEBATE SOBRE LAS ESTRATEGIAS PARA DERROTAR AL FMI

El acuerdo con el FMI es casi un hecho. Unas semanas antes, unas después, no sin escándalos, tensiones y largas roscas políticas y con los medios, lo más probable es que finalmente el Congreso, que se caracteriza por decidir contra los intereses populares, termine consagrando este nuevo avance en la explotación imperialista y la pérdida de nuestra soberanía nacional, que tendrá consecuencias inmediatas en la vida del pueblo trabajador (ver en www.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar “La letra chica del acuerdo con el FMI”).

No estamos ante una ley más, es el acuerdo marco de todo el plan proimperialista al que tanto la gestión peronista de Alberto y Cristina como la oposición patronal adhieren.   Por eso derrotarlo, no es ni más ni menos que enfrentar ese plan estratégico del conjunto de la burguesía argentina. 

Entonces, viendo la magnitud de la pelea ante la que estamos, que no se resuelve en un par de semanas, reflexionar y debatir respecto de cómo vencer ese acuerdo en perspectiva es fundamental para el conjunto de los luchadores y luchadoras. 

Desde el PSTU venimos participando de las reuniones y actividades que aglutinan al conjunto de la izquierda contra el acuerdo, y planteando allí debates que aquí queremos profundizar.

La masividad

Para derrotar el acuerdo es necesario que se transforme en una pelea masiva, tanto en las acciones como en la simpatía popular. Esto es aún una tarea pendiente. Si bien las movilizaciones que se realizaron fueron muy importantes, expresaron principalmente a los sectores que se movilizan con la izquierda. Es decir, está muy lejos aún de ser algo tomado por sectores masivos, en gran parte por la responsabilidad de las direcciones de masas (sindicales y sociales) que apoyan el acuerdo. Y también porque, si bien existe una conciencia expandida de que nada muy bueno puede venir de la mano del FMI, la idea de que no nos queda otra y que hay que honrar las deudas, ha calado profundo, producto de años de campaña de las direcciones sindicales y sociales traidoras que, como correa de transmisión de los sectores patronales, nos dicen que hay que pelear por lo “posible” y conformarnos con lo “menos malo” dentro del orden de cosas existente.

Entonces la tarea de explicar pacientemente qué significa este acuerdo, bajando a tierra las consecuencias que ya estamos sufriendo y se redoblarán, es una tarea fundamental.

Pero sumado a eso es necesario embretar al conjunto de los sectores, aun a los que apoyan al Gobierno, los que se plantean contradicciones, desafiar a quienes plantean estar en contra del acuerdo con el FMI a que convoquen a la pelea para derrotarlo, como una forma de sumar en el mejor de los casos y también de desenmascarar a los que cacarean, pero no se disponen a mover un dedo realmente. 

Lamentablemente, la mayoría de la izquierda se niega a tener esta política, ya sea algunos por tener una concepción que entendemos como sectaria, ya sea otros para no “compartir” la proyección electoral que implicará ser los únicos que se opusieron al acuerdo. 

Radicalización y perspectiva  

Sin embargo, solo con llamar a movilizarse masivamente no alcanza. La masividad es condición necesaria, pero no suficiente. Plantear que solo con movilizarnos masivamente vamos a triunfar, es faltar a parte de la verdad. Y para nosotros, es necesario decirle a los trabajadores y trabajadoras la verdad, aunque en el momento no suene simpática. 

Y la verdad es que para derrotar el acuerdo necesitamos un nivel nacional de movilización masivo, dispuesto a romper los canales institucionales y a realizar medidas de acción directa que afecten a los grandes beneficiados con el acuerdo. Necesitamos que amplios sectores de los trabajadores y trabajadoras tomen en sus manos la pelea, con los métodos propios de la clase obrera: las asambleas, las huelgas, los cortes y, particularmente, la autodefensa obrera para enfrentar la represión estatal que ya está y se va a profundizar. Necesitamos construir un nuevo Argentinazo, que eche por tierra todo el plan de la burguesía y disponga otro plan (ver “No pagar la deuda como el inicio de un modelo de país independiente”). 

Lamentablemente los partidos más grandes de la izquierda se niegan a proponer claramente esa perspectiva. Contrariamente a lo que decía Lenin e hicieron los bolcheviques con la clase obrera rusa, para preparar la revolución de 1917, aprendiendo de las experiencias de 1905. Bajo la excusa de que no es lo que está planteado hoy, terminan encarando la pelea de forma testimonial y, en última instancia de postulación electoral. 

Una pelea a largo plazo

¿Está planteado ahora que de repente se dé un nuevo Argentinazo, o algo como lo que en Chubut logró frenar el proyecto de megaminería? No, está claro que no. El rol de las direcciones sindicales y sociales, que ya no son solo cómplices, sino también artífices en muchos casos de los planea antiobreros, actúa como muro de contención. Otra seria la historia si las organizaciones sindicales llamaran a parar y movilizarse contra el acuerdo en logar de aplaudirlo, como hace la CGT.  

Por eso parte clave de esta pelea es que hay que construir una nueva dirección del movimiento obrero y eso empieza por clarificar y educar a la vanguardia obrera y popular en el programa y las tareas necesarias para triunfar en la perspectiva del Argentinazo.  Los sindicatos dirigidos por la izquierda, por ejemplo, el SUTNA, la seccional oeste del Sarmiento, los agrupados en el Plenario Sindical Combativo, entre otros, podrían cumplir un gran rol como referentes y organizadores de esa vanguardia y no lo hacen, limitándose a adherir a las acciones acordadas por la izquierda.

Es una pelea a largo plazo la que tenemos por delante. El conjunto de los luchadores y luchadoras, mucho más aun los que nos decimos revolucionarios, debemos prepararnos para darla con la estrategia de construir esa nueva dirección y ese nuevo argentinazo que necesitamos, que es  la única forma de garantizar que se deje de pagar la Deuda Pública fraudulenta como la Externa y romper realmente las ataduras con el FMI.