DEFENDAMOS LA SALUD OBRERA Y POPULAR

La pandemia sigue sacudiendo el mundo. El año pasado podía parecer una exageración hablar de millones de muertos, pero ya van casi 3 millones (de los contabilizados oficialmente) y la luz al final del túnel se ve lejana. 

El inicio de la vacunación acá y en el mundo generó expectativas de que pronto terminaba, pero no pasó. ¿Por qué?: porque la fórmula que puede salvar a la humanidad de que continúe la catástrofe está en manos de unas pocas multinacionales que aumentan sus ganancias fabulosamente a costa de millones de vidas. Parece el argumento de una película, pero no lo es: es una muestra brutal de la lógica del sistema capitalista imperialista que todos los gobiernos del mundo defienden. 

Por ejemplo, los Gobiernos de Brasil y Argentina se ubican como de signos políticos opuestos. Acá vemos con horror el desastre que está sucediendo en Brasil y la actitud de Bolsonaro, al que muchos sectores, entre los cuales nos incluimos, ya llaman genocida por los más de 300.000 muertos. Es claro que la situación de Brasil es hoy más grave que la de Argentina, sin embargo: ¿cuán lejos estamos? Según las estadísticas oficiales en Brasil hay 62,3 contagios por cada millón de habitantes y en Argentina 54.1. Si vamos a la cantidad de muertes vemos que en proporción a la cantidad de la población se verifica nuevamente que la distancia no es tanta: tomando las cifras al 6 de abril los fallecidos en Brasil representan un 0.161% de la población, mientras que en Argentina representan 0.126%. Se puede ver que la diferencia con lo que nos horroriza no es tan grande, y aquí el rebrote recién empieza. 

Pero la semejanza quizá para muchos más sorprendente no es la numérica, sino en cuanto a las medidas: las restricciones declaradas por el Gobierno de Alberto Fernández a partir del 9 de abril no difieren casi en nada de las que Bolsonaro toma en Brasil, es decir medidas cosméticas que no frenarán el desastre en función de “salvar la economía”.

 

¿Salvar qué economía?

Es sabido que la crisis económica no empezó con la pandemia, pero con ella se agudizó tremendamente. Luego del peor “parate” en abril, empezó una leve recuperación de algunos sectores, y toda la atención del Gobierno está puesta en que no vuelva a retroceder y en cumplir con el Presupuesto (de ajuste) 2021, que tiene el visto bueno del FMI y que no contempla ningún gasto por pandemia.  Y por supuesto en la carrera electoral que ya empezó, cada movimiento del Gobierno y la oposición tienen los ojos puestos en la próxima elección. 

Pero mientras nos dicen que no se puede parar nada para resguardar la economía, la nuestra, la del pueblo trabajador, sigue cayendo en picada hundiéndonos cada vez más en la pobreza (ver página 3). 

Muchos compañeros y compañeras quizá piensan que, aunque sea doloroso no queda otra que exponernos al virus para no morirnos de hambre y que el Gobierno está haciendo todo lo posible.  ¿No sería factible garantizar rápidamente la vacunación masiva teniendo una planta que la produce en el conurbano bonaerense? ¿No sería posible garantizar, mientras, parar las actividades y destinar fondos a un sustento digno para el conjunto de la población? Posible es. Desde el PSTU y la LIT , cuando comenzó la pandemia, hicimos propuestas (ver páginas 4 y 5), pero para llevarlas adelante el Gobierno debería tener la voluntad política de afectar la ganancia de las multinacionales y romper con el FMI y eso es lo que, lamentablemente, no está dispuesto a hacer. Ahí termina la supuesta grieta electoral. Lo que es verdaderamente imposible, dentro de los marcos del sistema capitalista, es que el Gobierno transforme su discurso de que van a priorizar la salud por sobre la economía, en hechos concretos. La realidad lo demuestra. 

Tomarlo en nuestras manos

Aunque la situación en la que estamos parece de una película, no hay super héroe o heroína que vaya a salvarnos. Los sindicatos de todos los colores callan y otorgan o en el mejor de los casos actúan como si estuvieran luchando. Los ejemplos de esto sobran, desde los gremios docentes que no hacen nada para frenar la presencialidad criminal, hasta los que están peleando “paritarias” sin organizar medidas en serio, pasando por las direcciones del movimiento de mujeres que brillan por su ausencia mientras aumentan la violencia machista, o las de derechos humanos que callan mientras sigue habiendo presos políticos (como nuestro compañero Sebastián Romero, ver contratapa), gatillo fácil y demás.

Luchas hay, y muchas. La mayoría surgen de la desesperación y varias se tienen que enfrentar no solo a la patronal sino también a las dirigencias sindicales (ver página 7). Ese camino de autoorganización es el que tenemos que seguir, incluyendo también como parte de nuestras peleas la necesidad de la vacunación masiva ya y medidas para frenar la pandemia que no nos condenen al hambre. Cuidarse de la pandemia no puede ser un privilegio de algunos, pero hoy lo es. 

Es necesario empezar a organizarnos desde lo mas simple en los lugares de trabajo, agruparnos para ver como mejor pelear por las demandas que tenemos específicamente en cada trabajo o sector y las que nos afectan al conjunto de los trabajadores.

Necesitamos apoyar y coordinar las luchas, exigiendo el aumento salarial, la defensa de los puestos de trabajo, la vacunación y el cese de la presencialidad de toda actividad que no sea estrictamente esencial. Organizar comités o comisiones en cada barrio, escuela o lugar de trabajo para tomar en nuestras manos la defensa de la salud obrera y popular, con las medidas necesarias, como por ejemplo, bloquear la planta que en Garín produce vacunas para garantizar el abastecimiento necesario (ver página 5), u organizar docentes, auxiliares y familiares juntos en la pelea por el cese de la presencialidad e imponer medidas a las conducciones, como hicieron los docentes de Ensenada (ver página 6). 

Tenemos que exigir a los sindicatos que dicen representar a los trabajadores que hagan algo ya, pero tampoco podemos quedarnos esperando sentados que lo hagan, solo lo podremos lograr obligándolos,) y en ese camino ir construyendo la nueva dirección que el movimiento obrero y popular necesita. 

No es momento aún de poner en el centro la campaña electoral, como está haciendo el FIT-U aunque con la correcta demanda frente a las vacunas (ver página 5), o la TPO que plantea su legalidad como una tarea estratégica en la actualidad (ver página 11), sino de impulsar la máxima unidad para frenar el desastre al que están sometiendo al pueblo trabajador tanto en lo sanitario como en lo económico.

EL PROBLEMA ES EL CAPITALISMO

 

Desde el PSTU invitamos a todas y todos los que quieran impulsar la pelea por los problemas concretos a organizarnos para hacerlo juntos, mas allá de lo que cada cual opine que es el mal menor. 

Pero también creemos fundamental en esta situación empezar a discutir cuál es la salida de fondo para que no sea siempre el pueblo trabajador el que paga con sus vidas los platos rotos ya sea de la pandemia, ya sea de la crisis económica. En función de eso construimos el PSTU, una herramienta de la clase trabajadora que pelee por romper las cadenas que nos atan al imperialismo y el FMI, por una segunda y definitiva revolución e independencia, esta vez encabezada por la clase obrera. Sabemos que no es una tarea rápida ni sencilla, pero es la única salida frente a un sistema capitalista que condena a la muerte y la miseria a la mayoría de la población. Con paciencia y sin sectarismos pero con firmeza queremos invitar a todos los luchadores y luchadoras  a construir juntos una salida obrera y socialista.