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“DEFENDIMOS UN PROGRAMA CON INDEPENDENCIA DE CLASE”

 

Reportaje a María Rivera, constituyente por el MIT.

El próximo 4 de septiembre Chile deberá votar si aprueba o rechaza la Nueva Constitución, la cual, de aprobarse, sustituirá la sancionada en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet. Desde el MIT (Movimiento Internacional de los Trabajadores, sección chilena de la LIT-CI)  llaman a votar por el “Apruebo crítico”. Avanzada Socialista entrevistó a María Rivera, constituyente por el MIT, sobre las lecciones de la Convención Constituyente y las perspectivas en torno al Plebiscito.

 

 

AS: María, ¿por qué llamar a votar el Apruebo crítico?

MR: Desde el MIT fundamos en tres razones nuestro apoyo crítico al proyecto de Nueva Constitución: en primer lugar, porque nosotros queremos que se termine de una vez por todas la Constitución de la dictadura -que tuvo reformas cosméticas que en nada cambiaron la situación real del pueblo y los trabajadores-. En segundo lugar, planteamos que el proceso constituyente fue una conquista de la Revolución abierta en el año 2019, y que hay demandas conquistadas que quedaron plasmadas en este proyecto de Constitución. Creemos que el pueblo trabajador tiene que defenderlas, como el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados -es decir, que ya no habría mujeres que se dedicaran a cuidar padres o hijos enfermos o inválidos, sin que reciban salario-, así como la educación sexual y reproductiva y el derecho al aborto. Son conquistas que se ganaron en la calle para que se plasmaran en la Constitución, y tenemos que avanzar en la lucha para que se hagan concretas. 

En el ámbito de los derechos de los trabajadores hay cambios que son cualitativos, muy importantes. A los trabajadores en Chile los rige el digo Laboral de José Piñera, el hermano de Sebastián Piñera, que se hizo en dictadura y que mantiene a los trabajadores en una atomización sindical que es gravísima. En ese Código Laboral no existe el derecho a huelga, sino que está considerado solo en el marco de la negociación colectiva, la cual está obviamente, dirigida por este Código Laboral. La atomización sindical empezaría a romperse si la conquista de la negociación por rama de la producción se lleva a cabo. Ese sería un cambio importante con la Constitución de la Dictadura. No es lo mismo una huelga de todo el sector minero que de un subcontratista de la minería, que forman un grupito de trabajadores. La minería es el ámbito de la producción que define la economía de Chile y emplea a miles y miles de trabajadores. Si ellos pueden pelear con un solo pliego de demandas con la patronal, con el Estado y con los privados, su reclamo tendría mucho más fuerza, y se empezaría a mostrar el fin de la atomización de los trabajadores en Chile. 

Esas demandas, entre otras, como el derecho a la vivienda digna, a la educación pública y gratuita en todos los niveles, nos exigen pelear por ellas. No podríamos salir a hacer campaña, con el programa revolucionario que tenemos, por el rechazo al derecho al aborto, el rechazo al derecho a la huelga, el rechazo al derecho a la educación pública y gratuita, el rechazo a la vivienda. Es absurdo. 

La tercera fundamentación que nosotros tenemos para votar por el apruebo crítico es estar del lado de los que luchan. El pueblo tiene muchísimas expectativas, tanto en la Constitución como el Gobierno de Boric, y nosotros tenemos la responsabilidad de decirle que ellas no se cumplirán por la buena voluntad de esas instituciones, sino que tenemos que avanzar en la organización independiente de la clase política y de los partidos tradicionales, y levantar un programa que unifique todas esas luchas en uno solo, para avanzar hacia el Chile que necesitamos, que es un Chile socialista. 

 

AS: La principal crítica a la Nueva Constitución está vinculada a las normas relacionadas con la expropiación y la propiedad.

MR: Así es. Por eso no la defendemos. Primero, nosotros tenemos la claridad de que como revolucionarios jamás defendemos una constitución burguesa. Nunca. Entonces nosotros no defendemos esta Constitución, lo que defendemos son las demandas que quedaron plasmadas ahí para tomarlas como bandera de lucha y avanzar en la organización con independencia de clase. 

 

AS: ¿Qué lecciones deja la participación en la Convención Constituyente?

MR: De la Convención en general, que, como toda institución burguesa, se mueve según las presiones de los poderosos. Que al haber tomado la dirección de ella los partidos de gobierno, arrastraron a la mayoría de los independientes a sus políticas de “hacer que cambian para dejar todo igual”, pues no se tocó la columna vertebral del modelo económico, redactando una Constitución que contienen una serie de derechos sociales que difícilmente se harán realidad, porque se negaron a renacionalizar los recursos naturales, que es la única forma de financiarlos. 

Como esta Convención fue tan antidemocrática, que se basó en el Acuerdo por la Paz que firmaron todos los partidos, se determinó que la votación tenía que ser de 2/3. Si hubiese sido democrática y hubiese funcionado por mayoría simple, hubiéramos conseguido la nacionalización de la gran empresa del cobre. 

 

AS: ¿Quiénes estuvieron a favor y en contra de ese proyecto?

MR: Esos 64 votos fueron en su mayoría de independientes sin partido. Votaron también los convencionales del PC, a pesar de que también votaron por la norma que se oponía a la renacionalización del cobre. Y estuvieron en contra el Frente Amplio, el PS, todos los partidos que fueron alguna vez del gobierno en los últimos 30 años; y la derecha, obviamente. 

 

AS: ¿Y qué balance hicieron de su actuación como partido?

MR: Como partido, podemos considerar que entramos con un programa bajo el brazo y salimos con el programa intacto. No entramos en las negociaciones que hubo con los partidos y con el poder. Defendimos un programa con independencia de clase y logramos que se quedara en la propuesta de la Constitución la negociación por rama y el derecho a huelga, que fue una norma que presentamos nosotros. Y eso nos ha permitido abrir un espacio dentro de la clase trabajadora muy importante. Han ingresado a militar con nosotros trabajadores bancarios, mineros y trabajadores “sueltos”. Hay un cambio en la composición de la organización, que la empuja a ser cada vez más un partido con inserción en la clase, en la estructura. 

 

AS: ¿Cuál fue el rol de los sectores independientes en la Convención Constituyente?

MR: La irrupción de los independientes en la Convención causó muchas expectativas, pues la mayoría defendía -antes de asumir- la soberanía de la Convención Constitucional, revisar los TLCs, la Libertad de los Presos Políticos, el Juicio y Castigo a los criminales de la revolución, entre otros temas. Pero, a poco andar, esas consignas fueron solo un recuerdo y la mayoría de los independientes fue literalmente arrastrado a las cocinas con los partidos tradicionales, bajando su programa muchas veces, mientras que otro sector de “independientes” directamente llegó a la Convención sin programa. En general, el rol de los “independientes” fue decisivo para que los poderosos consiguieran los 2/3 de los votos en las principales normas, es decir, para que puedan continuar siendo dueños de toda la riqueza nacional. Así lo hicieron en las normas de propiedad y expropiación, que son en definitiva lo que mantiene el estado de las cosas. 

 

AS: La revolución de 2019, ¿se cierra si la Nueva Constitución se aprueba?

MR: Es una posibilidad que la vía de la reacción democrática cierre el proceso, la revolución sigue abierta, pero no ha logrado hasta hoy dotarse de una dirección alternativa al poder, y ese es el problema principal a enfrentar.

 

AS: ¿Y qué escenario se prevé en caso de que la Nueva Constitución sea rechazada?

MR: Si se rechaza seguro comenzarán las negociaciones entre los políticos de siempre para hacer, quizás, reformas cosméticas y garantizar sus privilegios. Pero lo importante es que tanto gane el Apruebo como el Rechazo, las demandas principales se harán realidad solo con el pueblo organizado y acaudillado por la clase obrera. En la Nueva Constitución hay conquistas muy importantes, que siguen siendo bandera de lucha de millones, como el derecho al aborto, la educación pública y gratuita en todos los niveles, la negociación por rama y el derecho a huelga. Nada de ello existe hoy en Chile y solo la revolución consiguió que quedara plasmado en este proyecto de Constitución. Ahora debemos redoblar la lucha para arrancar todo ello que hoy solo están en el papel.