Estamos ante una situación brutal: por un lado la vida de los trabajadores y amplios sectores de la humanidad corre serio peligro ante la pandemia del coronavirus. Y por otro lado la crisis económica en la que estamos inmersos tiende a agravarse, aunque todavía no podemos medir la profundidad de lo que se viene. Pero no parece que nada bueno. Hasta ahora el capitalismo del primer mundo se ha demostrado incapaz de parar las muertes y el contagio.
El virus, ha hecho estragos en China, Italia y España y crece por todo el Planeta. En nuestro país ha empezado a expandirse con muertos y enfermos.
Los trabajadores y sectores populares comienzan a comprobar, que más allá de los discursos de “defensa de la vida y no de la economía”, las medidas del gobierno son totalmente insuficientes para parar el desarrollo del coronavirus, mientras los empresarios aprovechan para hacer sus negocios a costa de los peligros para la vida de los trabajadores y dirigentes políticos y de la CGT y las CTA, aprueban y se encolumnan sin chistar detrás de Alberto Fernández, cumpliendo el triste papel al defender los intereses empresariales, contrarios a los trabajadores. En vez de exigir test masivos para prevenir los contagios, y exigir que los patrones respeten la cuarentena, estos dirigentes permiten que se descargue la responsabilidad de contagio sobre las espaldas los laburantes “sin autorización” que necesitan ganarse el peso día a día.
La “auto-defensa” de la vida
Por eso tenemos que destacar, que desde el primer día que se declaró la pandemia, muchos trabajadores comenzaron a desarrollar la “auto defensa” y están tomando en sus manos la defensa de las vidas, tanto de los compañeros como de sus familias.
Enfermeras, médicos y demás trabajadores de diferentes hospitales, como el de Niños de Tucumán, el Meléndez de Almirante Brown, el Ramos Mejía de CABA, han salido a la calle exigiendo más elementos de seguridad, insumos, médicos y enfermeros. Estas luchas ponen en evidencia en medio de la crisis, la destrucción consiente, la desinversión, que desde hace años golpea la salud pública.
Por su parte y gracias a la presión que vino desde abajo los docentes lograron la suspensión de las clases que iban a imponer de todas formas.
Entre los trabajadores privados, a pesar del temor impuesto por la patronal con amenazas de despidos y complicidad de algunos dirigentes sindicales, los trabajadores han comenzado a pelear esta guerra por sus vidas y la de sus familias. Los obreros de Siderar Ensenada (Grupo Techint-Paolo Roca) impusieron, con el método de asamblea de base, el cumplimiento de la cuarentena hasta el 31 de marzo.
Son centenares de batallas que a diario se libran en los lugares de trabajo: es el caso también de la Fábrica de golosinas FelFort de CABA donde los trabajadores continúan con la exigencia de parar la producción de chocolates y demás productos no esenciales.
“Estamos todo el tiempo haciendo reclamos…”
Al igual que los trabajadores de FelFort, en la fábrica Smurfit Kappa, de envases de cartón corrugado, los trabajadores además del temor a los contagios, tienen mucha bronca. Conversamos con Leo, uno de los delegados de los obreros.
Nos cuenta que “Salvo un pequeño sector, no estamos fabricando productos esenciales. La gran mayoría de los envases son para golosinas o snack. “Hay un miedo terrible al contagio, por nosotros y nuestras familias. Y a esto hay que sumarle que nosotros trabajamos con máquinas que son monstruos y por la tensión actual en cualquier momento se produce un accidente y perdés una mano o un dedo.”
“Las condiciones de salubridad son un desastre. La empresa parece que en esta situación no aprendió a limpiar ni los baños que son un asco. Hemos pasado una semana casi sin papel higiénico en un turno. Ahora, como no había alcohol en gel nos dieron lavandina diluida para lavarnos las manos. Solo con la presión la empresa separó el turno mañana del tarde para evitar aglomeraciones. Pero el ritmo de la producción no decayó. Al contrario. Según comentaron el trabajo iría en aumento porque hay empresarios que están “stockeando”, entonces hay más demanda. Por otra parte hay en muchos momentos, un nivel de acercamiento entre trabajadores riesgoso. Por eso la bronca porque a nuestro entender las medidas de la empresa son insuficientes.”
“Hemos hecho toda clase de reclamos: desde no trabajar, por no productos esenciales, hacer protocolo de seguridad, licenciamientos por problemas de salud. Todo el tiempo estamos haciendo reclamos.”
“La Sociedad Rural no salió a repartir ni huevos ni carne ni leche”
“Los privados deberían dar un paso al frente”, nos dice Leo “Fijate que la Sociedad Rural no salió a repartir ni huevos ni carne ni leche ni sus derivados, ni siquiera se lo ofrecieron al Estado”. Lo mismo la empresa donde yo trabajo, que es una multinacional. Lo que pasa es que las empresas lo que ven es la oportunidad de hacer más plata. Su gran “aporte” en esta situación es mantener las empresas produciendo.
Y continúa “Tuvimos una conferencia con los gerentes y nosotros les planteamos que así no se podía seguir produciendo. Ellos dijeron que nosotros teníamos como empresa, un deber con la sociedad y que gracias a nosotros iban a llegar los productos a las góndolas, a lo que les contestamos no se vengan a poner el traje de altruistas, mejor quédense con el de capitalistas. No nos vengan a decir que ahora les importa la seguridad de los trabajadores”
“Vamos a ver si la empresa paga al 100%, como se comprometió, los salarios de los compañeros licenciados por problemas de salud. Por otra parte esperamos que el Municipio de Quilmes u otra autoridad se acerquen a la empresa para comprobar el tipo de producción que hacemos”.
Muchas batallas que debemos unificar
Hay muchas de estas batallas que no se ven. Que los dirigentes de las CTA, la CGT, los sindicatos y Federaciones hacen la vista gorda, abandonando a su suerte a los trabajadores que defiendes sus vidas y las de sus familias. Al contrario han dado todo su apoyo a las insuficientes medidas del gobierno, dejando correr las maniobras y aprietes patronales. Patronales que amparadas en ese decreto presidencial obligan a ir a trabajar: Nuestras vidas son más importantes que sus ganancias. Que el gobierno haga cumplir a los patrones su decreto, en vez de perseguir y reprimir al pueblo. Los dirigentes deberían ponerse a la cabeza de las necesidades obreras y populares y de las medidas de seguridad y unificar todos los reclamos. ¡Los que impulsan el contagio son los inescrupulosos empresarios! ¡Es a ellos a los que hay que meter presos!
¡Test masivos y auto-organización!La cuarentena puede ser útil si va acompañada de una serie de medidas complementaria y de mucha importancia .Ahí donde se pueda debemos organizarnos en los barrios, exigiendo fuera la policía, la gendarmería y la represión y que se hagan test masivos para prevenir la enfermedad y el contagio. Lo mismo en los lugares de trabajo De nada sirven los controles en estaciones y rutas: si el gobierno y empresarios cumplen las que resoluciones que dicen defender, garantizando comida suficiente y dinero, pagando salarios a los que se queden en casa y produciendo lo imprescindible para el pueblo no habrá gente en la calle “que no tiene nada que hacer allí” como cínicamente dicen algunos políticos persiguiendo a los laburantes que necesitan trabajar para comer.
¡Que bajen los precios!Por otra parte, a pesar de lo que dice Fernández, de que “se terminaron los vivos”. Esos vivos siguen “vivitos” y siguen acaparando y aumentando precios, como los de FARMACITY que esconden el alcohol, los supermercados multinacionales y mayoristas. Los precios se han ido a las nubes y las “ayudas” y bonos no alcanzan para lo mínimo. Se debe aplicar la Ley de abastecimiento, expropiando y confiscando mercaderías. Y haciendo cumplir lo que ha dicho el propio gobierno de retrotraer los precios a antes de que empezara la cuarentena.
Y que no nos vengan a decir que no hay plata para garantizar las medidas imprescindibles que proponemos, porque hay de sobra en las arcas de mineras, petroleras, sojeros y bancos. Que no se pague ni un centavo más de la deuda pública a los usureros. Así se podrán conseguir insumos, como respiradores, importar millones de test o las drogas y reactivos necesarios y construir las salas de internación necesarias.