DEMOCRACIA BURGUESA E INSTITUCIONALIZACIÓN

La democracia burguesa es el sistema de los ricos, los que imponen sus reglas de juego, sus ideas y su moral. A la democracia burguesa, la llaman solamente democracia a secas para esconder su carácter de clase, pero es en realidad la dictadura del capital. Es un armado complejo, es una mentira muy bien diseñada, imposible de ser reformada, no existe tal cosa como la “radicalización de la democracia”. Este debate aun cruza al conjunto de la izquierda adaptada al sistema y sus instituciones. Aquellos que hablan de democracia en abstracto no hacen más que confundir y sembrar de algún modo falsas expectativas, haciéndole un enorme favor a la burguesía.

 

«Es lógico que un liberal hable de «democracia» en términos generales. Un marxista no se olvidará nunca de preguntar: «¿Para qué clase?» Vladimir Ilich «Lenin», La revolución proletaria y el renegado Kautsky, 1918

 

Los tres poderes “independientes”, la gran mentira de la democracia burguesa.

 

Según la democracia burguesa, los tres poderes; el Poder Ejecutivo (Presidente), el Poder Legislativo (Diputados) y el Poder Judicial (Jueces) serían independientes entre sí; nos enseñan esto desde la escuela primaria en adelante y se repite permanentemente en los medios de difusión. Este concepto recorre toda nuestra vida. El Presidente no puede interferir entre los Jueces, los Diputados son independientes del Presidente y la Justicia actúa independientemente de la opinión de los Diputados y el Presidente. Una mentira que no pasa un solo registro de los hechos, veamos:

El Poder Ejecutivo es la representación del poder del capital, todas sus decisiones son a favor o para cuidar las ganancias de los más ricos. Basta recordar, sin ir más lejos, la negación a expropiar Vicentín, a pesar de la estafa millonaria al Estado. El Banco Nación entregó a Vicentín casi 800 millones de dólares y más de 2000 millones de pesos de agosto a diciembre de 2019. 

La democracia es burguesa porque el Estado es burgués, por lo tanto, el Presidente, representante de la burguesía, es un administrador de sus negocios al servicio de cuidar sus ganancias. Y es así no solo porque pertenecen a una misma clase, sino porque los partidos mayoritarios están financiados por los grandes capitalistas, aportando millonarias sumas a sus campañas, lo que les da el poder de decidir incluso los candidatos. 

En una sociedad dividida en clases como bajo el capitalismo, explotadores y explotados,  no se puede gobernar para todos, ese es otra mentira: se gobierna a favor de unos y en contra de otros. Por eso mismo el Poder Ejecutivo (a través del Banco Central) decretó el Dólar Soja, que les da un 15% más de beneficios a las ya multimillonarias ganancias, mientras los salarios no alcanzan el costo de la canasta familiar. A su vez el Poder Ejecutivo comanda las fuerzas represivas que defienden mediante la violencia el orden jurídico de explotación y opresión cuando los trabajadores se rebelan ante la miseria creciente que genera el capitalismo.

El Poder Legislativo vota leyes a pedido del Ejecutivo que se comprometió con el FMI, leyes de Reforma Laboral y Previsional, de subsidios millonarios a las escuelas privadas, reformas educativas, los pagos de la Deuda Externa. Los Diputados también representan intereses del capital, son sus alfiles o en algunos casos directamente dueños del capital.

Por último, la garantía del Estado burgués, en el Poder Judicial, no solo gozan de privilegios varios como no ser alcanzados por el Impuesto a las Ganancias a pesar de que un Juez de la Nación cobra cerca de un millón de pesos mensuales, sino que son los que deciden la condena de todo aquel que cuestiona el sistema y la libertad de los dueños del mismo. Existen para hacer cumplir las leyes que garantizan la propiedad privada de los ricos y la persecución y castigo a los pobres que se rebelan, como se vio en Guernica, el desalojo de Pepsico, etc. 

La Justicia también es de clase, de los explotadores contra los explotados, mientras los 16 Ejecutivos de Vicentín con estafa demostrada al Estado esperan su juicio en plena libertad, nuestro compañero Daniel Ruiz estuvo 13 meses preso, esperando sin juicio, por enfrentar la Ley de Reforma Jubilatoria el 18 de Diciembre de 2017. O “Pepín” Rodríguez Simón, Parlamentario del Mercosur y ex asesor judicial de Mauricio Macri, acusado de extorsión y asociación ilícita, permanece prófugo en Uruguay, a la vista de todos, mientras nuestro compañero Sebastián Romero fue demonizado por los medios con pedido de captura internacional durante años, ofrecimiento de recompensa millonaria y sufrió luego prisión domiciliaria.

 

Las instituciones son un chaleco de fuerza para las luchas

 

La “democracia” está al servicio de convencer a la mayoría de la población que es posible mejorar la economía, la falta de empleo, el acceso a la salud, etc. generando leyes y dictaminando “políticas públicas” que a su vez estén resguardadas por un sistema judicial que vele por su cumplimiento “haciendo justicia”, mientras el Presidente realiza “buenas gestiones”. Y por el contrario, la causa de todos los males estaría dada por la ausencia de lo anterior. 

Nosotros sabemos por experiencia propia que delegar la posibilidad de gobernar no es algo a nuestro favor. No gobernamos a través de “nuestros” representantes”, una vez elegidos gobiernan para ellos, los capitalistas.

La democracia burguesa posee más instituciones, el Ministerio de Trabajo, los organismos llamados Paritarias que definen el salario, las juntas médicas que determinan sobre los accidentes laborales (ART) y así decenas y cientos de ellas, burocráticas, con el único fin de desviar la atención del centro de los problemas que se llama Sistema Capitalista. 

Es tan engañosa la situación que, el propio Estado que cuida a la patronal, es el que decide cómo, cuándo y de qué forma tienen que organizarse los trabajadores, lo hace a través de la Ley de Asociación Sindical regulada por el Ministerio de Trabajo, y a su vez, en una paritaria en la que participan los patrones, el propio Ministerio y los trabajadores (o sea dos contra uno, o tres contra nosotros si en esa paritaria entra la dirigencia sindical traidora) se decide nuestro salario y condiciones laborales (en un próximo artículo tomaremos el salario bajo el sistema capitalista, ya que también es un tema muy interesante que desnuda la esencia de la democracia burguesa). 

Organización y auto defensa.

 

Cada lucha emprendida por trabajo, salario, vivienda y todos nuestros derechos, va directamente en contra del interés del capital, y la burguesía coopta a los dirigentes sindicales para que estos traidores lleven todas las peleas a los límites de las instituciones, paritarias, Ministerio de Trabajo, etc., y esa es la vía muerta de toda lucha. Los dirigentes sindicales vendidos son la correa de transmisión de los intereses de la burguesía dentro de las organizaciones de los trabajadores y así reproducen las ideas del pacifismo y el cuidado de la “democracia”. 

Por eso todas nuestras peleas deben partir de nuestra organización, sin ninguna confianza en los ministerios ni los discursos de sus representantes. Incluso si llegado el caso nuestra fuerza aún no es suficiente debemos ser nosotros mismos quienes decidan hasta donde.

Los dirigentes nos mandan a la lucha con las manos vacías y se ponen al frente para desmontarlas, con argumentos sobre la paciencia. Ante esto debemos oponer más y más organización, dotarnos de lo necesario sin confiar en las instituciones. El Estado es violento y usará todo a su alcance para reprimir nuestra iniciativa, ahí es cuando nuestra violencia es más que legítima, es necesaria, es la violencia revolucionaria, que no es otra cosa que el derecho a defendernos.

Los grandes cambios sociales que pondrán nuestros recursos naturales al servicio de las necesidades del pueblo, que nos darán vivienda, que nos garantizarán los alimentos, que generarán empleos y nos darán descanso y mejor calidad de vida no vendrán de las instituciones burguesas ni serán un regalo. Vendrán de nuestra auto organización acompañada de la autodefensa que enfrente la represión del capitalismo. Vendrán de la movilización consciente, de la convicción de que los trabajadores ya no podemos ser gobernados por representantes burgueses. 

Ni 5, ni 10, ni 50 diputados van a cambiar el capitalismo. La democracia burguesa es “su democracia”, donde en verdad deciden siempre los dueños de todo. Nosotros los explotados y oprimidos estamos por otra democracia, la democracia obrera y popular, donde realmente decidamos la mayoría, al servicio de una economía planificada, para las necesidades de los/as trabajadores/as controlando los principales resortes de la economía, decidiendo sobre la distribución de las riquezas, que serán las riquezas de los que la producen y no para el bolsillo de los capitalistas.

Será entonces cada lucha un aprendizaje, pero debemos unificar un punto de partida: ninguna confianza en la democracia burguesa, por más lindas promesas que realice, porque su único objetivo es garantizar que los ricos sean cada día más ricos y los pobres cada día más pobres. Vamos por otra sociedad organizada, una sociedad socialista dirigida por los trabajadores sin intermediarios, los únicos que podrán solucionar los reales problemas de nuestra clase.