Lula venció las elecciones de esta segunda vuelta. En todo el país, los trabajadores, la juventud y los sectores oprimidos se sienten aliviados y conmemoran, con razón, la derrota electoral de Bolsonaro.
Ahora, nosotros de la clase trabajadora, debemos mantenernos atentos a los movimientos de Bolsonaro para, en caso de que no acepte el resultado de las urnas, realizar movilizaciones masivas y garantizar, en las calles, con paralizaciones y autodefensa, que la voluntad del pueblo se imponga.
El PSTU llamó e hizo campaña por el voto crítico a Lula en este segundo turno, para derrotar, en las elecciones, a Bolsonaro y su proyecto autoritario de dictadura. Vimos como el gobierno utilizó, de forma inédita, la máquina estatal para perpetuarse en el poder, así como contó con asedios generalizados, realizados por gran parte de la patronal, con amenazas e intimidaciones. La propia Policía Rodoviária Federal (PRF) [policía caminera] fue movilizada de forma absurda para realizar blitz [operativos policiales sorpresivos] e impedir o dificultar el voto a la oposición.
El voto del PSTU fue crítico porque, a pesar de la importancia de sacar a Bolsonaro de la Presidencia, la alternativa representada por Lula-Alckmin, en nuestra opinión, no derrotará de forma definitiva a la extrema derecha ni atenderá las necesidades de la clase trabajadora. Es un alivio derrotar a Bolsonaro en las urnas e, insistimos, debemos rechazar cualquier tentativa de Bolsonaro contra la toma de posesión de Lula.
Sin embargo, la ultraderecha no se derrota con elecciones y puede fortalecerse más si no cambiamos las condiciones que posibilitaron su surgimiento y ascenso, o sea, el profundo retroceso vivido por el país en las últimas décadas, agravado por la crisis, el desempleo, el hambre y la carestía.
Movilizar en las calles para derrotar los bloqueos bolsonaristas
Llamamos al PT, a las centrales sindicales, a los sindicatos y movimientos sociales a movilizar a los trabajadores y organizar la autodefensa.
Pocas horas después de que se anunciara la derrota de Bolsonaro en la segunda vuelta de estas elecciones, militantes bolsonaristas comenzaron a obstruir las carreteras en todo el país. En la tarde de este martes 1 de noviembre aún se registraban 267 puntos de bloqueos en 23 Estados, aún después del anuncio de desbloqueo de 421 focos.
Moviendo a camioneros, especialmente de flotas del agronegocio que, junto con comerciantes, financian las acciones y esa militancia de ultraderecha, los bloqueos impugnan los resultados de las elecciones y exigen la intervención militar para mantener a Bolsonaro en el poder. En otras palabras, un golpe militar. El silencio del presidente derrotado es una luz verde para acciones a favor de las amenazas golpistas del bolsonarismo.
Numerosos videos que circulan en las redes sociales muestran a la Policía Federal de Carreteras (PRF) y a la policía militar no solo no reprimiendo los bloqueos de carreteras, sino confraternizando y, en algunos casos, incluso alentando a los manifestantes a permanecer movilizados. Los pocos despejes realizados hasta ahora, como el acceso al aeropuerto Guarulhos, fueron realizados por la Guardia Municipal.
Esto ocurre incluso después de que el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, haya determinado la inmediata acción de la PRF para poner fin a los bloqueos, so pena de multa e incluso prisión en flagrante del director general de la institución, el bolsonarista Silvinei Vasques. Es la segunda amenaza de arresto de Vasques en menos de 48 horas, ya que el domingo, en plena jornada electoral, se instó al director a detener operativos que impedían o retrasaban la llegada de electores a los lugares de votación, especialmente en el Nordeste.
Provocación golpista
No cabe duda de que, lejos de acciones espontáneas o sin liderazgo como quieren hacer ver, se trata de manifestaciones y amenazas golpistas orquestadas.
No hay condiciones ni correlación de fuerzas para que Bolsonaro imponga en este momento un golpe de Estado, no reconozca su derrota en las urnas e impida que Lula asuma el cargo. Pero quiere mantener y profundizar el cuestionamiento del resultado electoral, y seguir organizando y movilizando amenazas golpistas. Además del objetivo de demostrar fuerza y apoyo en sectores armados militares (como parte de la PRF, la PM e incluso las Fuerzas Armadas), y paramilitares.
Ante eso, la posición del PT, de ignorar y, como mucho, exigir una posición a las instituciones, ayuda a echar agua al molino del bolsonarismo. El accionar criminal de la PRF de Vasques el domingo de las elecciones, atentando contra la libertad democrática de votar, y ahora bloqueando carreteras, con amenazas de lockout contra el reconocimiento del resultado electoral, sienta un grave precedente, y es una señal verde para continuar con amenazas y la posibilidad de preparar acciones golpistas en el futuro.
No se puede confiar y simplemente dejar en manos de las instituciones burguesas poner fin a tales amenazas y frenarlas. Basta ver que el jefe del PRF, que el domingo no obedeció al TSE, siguió ayudando a los bolsonaristas a bloquear caminos, y sigue libre y suelto.
Es necesario movilizar y organizar a la clase obrera, trabajadora y a los sectores populares. Es necesario que las organizaciones obreras y populares organicen la reacción a esta acción de corte de caminos, pero no solo eso, necesitamos estar organizados y preparados para, a través de la autodefensa, impedir nuevas amenazas y derrotarlas.
La CSP-Conlutas y los sindicatos y movimientos vinculados a ella, y otros sectores que anuncian iniciativas convocando a una reunión unificada de movimientos en las regiones para reaccionar ante esta provocación tienen razón.
Prisión de los comandantes bolsonaristas golpistas
El director general de la PRF debe ser detenido de inmediato, así como los mandos de las fuerzas de seguridad pública que mostraron su apoyo a los actos golpistas.
Asimismo, debe exigirse investigación y castigo ejemplar a Bolsonaro y su familia, tanto en relación con las denuncias penales que pesan sobre ellos, como sobre su participación en esta acción orquestada.
A las calles: movilización y autodefensa contra la ultraderecha
La acción de los trabajadores de los astilleros de la Brasfels, que liberaron por la fuerza la BR Rio-Santos, es, así, un verdadero ejemplo de cómo debe actuar la clase trabajadora y el pueblo pobre frente a estas manifestaciones contra el resultado electoral y en defensa de una dictadura militar. Así como la población de comunidades que, de la misma forma, destruyó barricadas bolsonaristas.
Es necesario salir a las calles y avanzar en la organización, movilización y autodefensa de la clase y del pueblo pobre. Tanto para garantizar la salida definitiva de Bolsonaro si la situación se agrava, superando los bloqueos y manifestaciones por golpe militar donde sea posible, como para preparar futuros enfrentamientos contra la extrema derecha.