Ni cosas, ni esclavas.
Las trabajadoras domésticas son uno de los sectores más golpeado e invisibilizado por esta pandemia y crisis económica. Ya que desde que se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio no pueden trabajar pero que, en teoría deberían percibir su sueldo de todas maneras.
Aquí, el problema: Aproximadamente 50.000 trabajadoras perdieron su trabajo en lo que va de la pandemia, la gran mayoría trabaja de manera informal, es decir no están registradas, según el sindicato de Casas Particulares. Y unas 20.000 trabajadoras registradas dejaron de hacer los aportes al sistema previsional, datos según el Ministerio de Trabajo y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Vemos como el sector se ve totalmente desprotegido y vulnerado, claro que esto no es de ahora, sino de años y años de precarización. Hoy muchas cuentan con el cobro del IFE, que no alcanza a cubrir ni lo más básico y muchas son jefas de hogar. Incluso muchas ni siquiera lo pueden cobrar porque ANSES no tiene registrados los divorcios y se los niegan porque sus exparejas tienen ingresos registrados o datos de residencia desactualizados. El Estado nuevamente no da respuestas ante las demandas de este sector.
Hace pocos días, salto una polémica por videos de famosas/os, como Jonatan Viale, Reina Reech; Amalia Granata, entre otras donde filmaban a sus empleadas, en términos de “canje”, de la mano de “Dulces Compañías” empresa/consultora que ofrece canjes de empleadas domesticas a cambio de que famosas/os publiciten dicha empresa. Quien dirige “Dulces Compañías” se encarga de hacer una “búsqueda personalizada de empleadas domésticas”, como “búsqueda elite” que implica un informe socioambiental, antecedentes penales, entre otros. Además, cada familia determina el sueldo que le van a pagar o acuerdan con cada empleada de acuerdo “al perfil”. ¡Un disparate!
Desde Lucha mujer y el PSTU repudiamos estos hechos. No hay nada más denigrante que filmen a las trabajadoras mientras limpian, como si mostraran un celular nuevo recién comprado, o un lavarropas, como si fueran “cosas” que publicitar. ¡Que hipocresía! Ni hablar de que el pago dependerá del perfil de la empleada, ¿perfil de qué? Y omiten que dichos sueldos están regidos por un Estatuto (aunque siga siendo bajo y no tenga aumentos salariales y más en este contexto), por lo tanto, cada empleador no puede pagar “cualquier cosa”. Las tareas de limpieza y cuidado recaen sobre las mujeres (1), dentro de nuestra propia familia o como en este caso, en casas ajenas, mujeres que no han podido terminar sus estudios, que no han tenido la “suerte” de encontrar otro empleo, por la propia necesidad de llevar el pan a sus hogares, mujeres jóvenes que intentan continuar sus estudios y ven como salida esta “opción” para cubrir sus gastos y no dejar de estudiar. El trabajo doméstico pago o no es tremendo, que una mujer tenga que hacerlo por necesidad, no quiere decir que pueda ser tratada como esclava de personas que exigen tareas que rosan lo denigrante muchas veces, las diferencias de clase se ven expuestas crudamente mientras unas no pueden vivir sin «ayuda» las otras limpian por pagas que nunca son suficiente, viajan horas para volver al barrio donde seguro la espera un doble jornada de tareas domésticas, cuidado de hijes etc.
El 75% de las trabajadoras de casas particulares del AMBA están de manera informal, ni hablar de las provincias del interior que se aprovechan aún más, pisoteando hasta el más mínimo derecho. Con un sindicato que no esta a la altura y no pasa mas de palabras bonitas, sin exigir de lleno paritarias y seguimiento a empleadores que contratan empleadas de forma informal. Como el mismo Ministerio de Trabajo que habilitó la modalidad virtual para la firma de acuerdos entre las partes, como la baja de la relación laboral, aparentemente se muestra ser consensuada pero no, se ven obligadas a llegar a dicho acuerdo.
Claro que las patronas, como estas figuras públicas, empresarias y quienes hoy encabezan el Ministerio de Mujer, Genero y Diversidad no sufren en carne propia estos problemas, porque justamente pagan para realizar estas tareas, mal pagas, maltratadas y humilladas por un sueldo miserable. Su sororidad no es compatible con las mujeres trabajadoras y sectores populares. La realidad de una mujer empleada doméstica dista mucho de la de las patronas, no es junto con ellas con las que conseguiremos más derechos, como mujeres trabajadoras será junto a nuestra clase y compañeros varones luchando para destruir este sistema plagado de injusticias.
Debemos exigirle al Gobierno Nacional de Alberto Fernández que garantice trabajo genuino, formal y con salario acorde a la canasta familiar. Debemos organizarnos desde abajo y tomar en nuestras manos los problemas y encontrar soluciones concretas ante nuestras penurias.
(1) https://nuevo.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar/por-la-socializacion-de-las-tareas-domesticas-y-de-cuidados/