A pesar de algunos amagues, el Triunvirato de la CGT negoció la reforma a cambio de que nos le saquen las millonarias cajas de las obras sociales y de que le garanticen el poder, sacando del medio a cientos de sindicatos, como Macri anunció que haría.
Pero la bronca por abajo se siente y, frente a esta situación, regionales del interior de la CGT, junto a gremios pertenecientes a las CTAs, empezaron a organizar plenarios de delegados de los distintos gremios para organizar la resistencia. Es el caso de Córdoba, Santa Fe, Chubut, entre otras provincias y de ciudades como Lanus y Ensenada en donde se votó además de la exigencia de un Paro Nacional, una movilización para el 23/11.
Moyano por su parte llamó a una multisectorial llamada “Resistencia” de la que participan desde la CTA y la Corriente Federal de la CGT hasta gobernadores, intendentes y sectores de la Iglesia.
Es un momento en el que necesitamos la máxima unidad, pero no podemos confundirnos: no son los gobernadores o intendentes que, además, aplican el ajuste en sus provincias, quienes tienen que decidir qué y cómo hacemos. Somos los trabajadores los que debemos discutir el plan de lucha que vamos a seguir adelante.
Desde el PSTU creemos que la pelea contra la reforma empieza en cada lugar de trabajo, donde tenemos que organizar o exigir reuniones y asambleas para ver cómo la derrotamos y coordinar con todos los sectores que quieren pelear.
Los metalúrgicos de la UOM Quilmes se movilizaron hasta su sindicato exigiendo que tomen medidas contra la reforma y lograron arrancarle a la conducción un plenario de delegados para discutirlo. Así como el 7 de marzo impusimos el Paro General del 6 de abril, tenemos que imponer desde abajo esta pelea.
Los gremios y las centrales sindicales que dicen querer derrotar la reforma laboral como las CTAs, Caminoneros, la Corriente Federal y las regionales que ya están coordinando deben llamar urgente a un gran encuentro nacional de delegados de todos los gremios para imponer el paro nacional y plan de lucha que necesitamos.