Entre el lunes 20 y el martes 21 de Marzo, el grupo Dota, gerenciador de la empresa MONSA línea 60, decidió el despido de diez choferes, acusándolos de ocasionar hechos de violencia en la cabecera de Barracas en septiembre del año pasado, en el marco del paro espontáneo llevado a cabo a raíz de la muerte del mecánico David Ramallo.
El miércoles 22, en una audiencia convocada por el ministerio de trabajo frente a la posibilidad de un nuevo conflicto, la UTA amagó con un paro por tiempo indeterminado, y en el mismo acto la cartera laboral dictaminó la Conciliación Obligatoria.
Como vienen denunciando los choferes, y también venimos denunciando desde nuestras notas y volantes, la muerte de David Ramallo no fue un accidente, sino un asesinato del que DOTA es responsable, y del cual está impune. A la falta de inversión en elementos técnicos y capacitación del personal, hay que sumar que la empresa adulteró el preventivo de siniestralidad, haciendo firmar el mismo a Sebastián Rodríguez, empleado de recursos humanos y hombre de confianza de la patronal.
Pero la violencia patronal no se limita a la falta de inversión en seguridad. En 2011, cuando el grupo DOTA se hizo cargo del gerenciamiento, contrató a un grupo de barras bravas del club Nueva Chicago, para que oficiaran de patota armada, amenazando a los trabajadores y al cuerpo de delegados.
Las dos personas que la empresa denuncia que fueron agredidas son el mismo Rodríguez, y Diego Pizarro, jefe de personal al momento del accidente, e hijo de Carmelo Pizarro, el encargado de reclutar aquella patota en 2011.
Ambos están siendo investigados en la causa que se abrió a partir de la muerte de David.
¿Por qué se dictó la conciliación?
El gobierno de Macri enfrenta hoy una coyuntura de luchas contra su política, con las movilizaciones masivas que desembocaran en un Paro General que le impusimos a la burocracia de la CGT para el 6 de Abril. A esto se suma un fortísimo paro docente, y conflictos como los de GM en Rosario o AGR-Clarin y en Petroleros de Chubut. A este coctel explosivo podía sumarse la línea 60, con su tradición de luchas.
Tras los hechos del 7 de Marzo, en que choferes de la 60 ocuparon el palco que el triunvirato de la CGT debió abandonar por el repudio de su propia base, el cuerpo de delegados de la Línea 60, volvió a quedar en el centro de la escena como punto de referencia para las nuevas conducciones sindicales. La CGT y el gobierno están viendo como le sacan peso al paro y evitan que sea con movilizaciones, porque a la vez que tienen que descomprimir la bronca, tienen que mantener la gobernabilidad. Por eso, para evitar que la línea 60 salga a un conflicto en medio de este escenario de Paro Nacional y luchas, el Gobierno Nacional y la UTA, pactaron la conciliación obligatoria.
Preparar la lucha desde abajo
La conciliación obligatoria dejó momentáneamente sin efecto los despidos. Pero vencido este plazo, es seguro que la empresa intentará avanzar con los mismos. Es necesario prepararse desde ahora para enfrentarlos. Hay que hacer asambleas explicando a cada compañero los motivos de la patronal, que no pretende despedir solo a diez compañeros, sino avanzar hasta desterrar la organización de los trabajadores, avanzando aún más sobre las condiciones de trabajo para mantener sus ganancias. Estos ataques no se dan solo en la línea 60, a los pocos meses de la muerte de David Ramallo, un mecánico de la línea 365 perdió la vida por desidia de la empresa, por eso, hay que exigirle a la UTA, desde la agrupación Interlineas y todas las líneas que quieran salir a enfrentar los ataques de sus patrones y el Gobierno, que convoque ya mismo un Plenario General de Delegados para organizar una campaña de solidaridad con los trabajadores de la Línea 60, para que no haya más compañeros muertos por la desidia de las empresas, por condiciones de trabajo, por salario y todos nuestros reclamos. Y en ese sentido exigirle a la CGT que el 6 no sea un Paro Dominguero y Movilicemos a Plaza de Mayo con todos aquellos que quieran enfrentar el plan de ajuste del Gobierno.