DEUDA PÚBLICA 2020: UN FESTÍN DE LOS BUITRES

Parecería que la pandemia por el Covid-19 le vino bien al Gobierno de los Fernández para aplicar el ajuste capitalista que debía seguir aplicando luego de la gestión Macri. Es cierto que la cuarentena por el Covid-19, no tan estricta, afectó aún más la economía de nuestro país y el Alberto se dedicó a “aguantar” emitiendo millones de pesos, “ayudando” con miserables IFE, aumentando el endeudamiento insostenible y pagando millonarios intereses durante el año. Para los Fernández la Deuda Pública argentina no es una estafa, hay que “honrarla”, a pesar de agravarse con ello la disponibilidad de recursos para la grave situación de un sistema sanitario golpeado por severos ajustes. En los últimos meses dispuso mayor endeudamiento con la emisión de bonos en dólares para el festín financiero de bancos y fondos buitres

Durante el 2020 la crisis económica capitalista argentina, agravada por la pandemia, ha llevado a una recesión generalizada. Niveles récord de pobreza, millones de desocupados y subocupados, caída del consumo, cierre de miles de comercios, rebaja de salarios y jubilaciones, aumento imparable de los precios, principalmente en alimentos y medicamentos, devaluaciones del dólar, altas tasas de interés incompatibles con el crecimiento económico y solo para beneficios millonarios del negocio financiero-bancario, parálisis de la inversión, caída de la recaudación fiscal, aumento del gasto público (particularmente por pago y/o capitalización de la mayoría de los intereses de la Deuda) y consecuente aumento del Déficit Fiscal por este motivo fundamentalmente. Déficit que el FMI exige se cubra con mayor endeudamiento con pagos de intereses periódicos para beneficio de los capitales internacionales especulativos. Esto es el capitalismo en su pura esencia en un país semicolonial dependiente como la Argentina.

Mientras la crisis se profundiza, el esfuerzo principal del Gobierno solo está puesto en “ganar tiempo” frente al perfil de vencimientos de los pagos de la Deuda Pública, Externa e Interna, generando y comprometiendo cada vez más endeudamiento (de la Tesorería de la Nación y del Banco Central (BCRA) tratando de “patearlos para adelante”, y generando más intereses, que se pagan en efectivo o capitalizándolos aumentando más la deuda más deuda. Y así sucesivamente.

Un ejemplo claro fue la renegociación en agosto último de más de U$S 100.000 millones. Con los acreedores buitres externos U$S 66.000 millones y con los buitres internos, U$S 42.000 millones, capitalizando previamente intereses vencidos. Menos de la tercera parte de la Deuda Pública total, y una quinta parte de la Externa. Todo aceptando tasas promedio del 5% de interés en dólares, superiores a las del mercado especulativo internacional tendientes casi a cero.
Con el FMI se busca un perfil parecido: un “Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF)” por 7-10 años, con 3 de gracia, para la amortización de los U$S 44.000 millones de Capital (también con pagos a partir del 2024). Sin información sobre el tratamiento de los intereses acumulados y a pagar como se cancelarían, pero en el 2020 se le transfirieron trimestralmente un promedio de U$S 310.000 millones, en lugar de destinar estos recursos a la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia.

Más emisión de bonos
El Presupuesto 2021 aprobado en noviembre prevé un aumento de la Deuda Pública para el año que viene por U$S 18.500 millones y el pago de intereses por unos U$S 6.500 millones..
Dentro de esta política de mayor endeudamiento, el Ministro de Economía, Martín Guzmán, emitió bonos en dólares en agosto y ahora en diciembre por un total de U$S 1.500 millones cambiándolos por bonos en pesos argentinos en manos de fondos buitres. Acreedores especulativos externos que lo están festejando, ya que ahora son acreedores en dólares pero con intereses del 16%, algo inédito en el mercado internacional cuando las tasas de interés tienden a cero. La explicación del Gobierno fue que de esa forma fondos buitres como el yanqui Pimco no especularían más con bonos en pesos para generar aumento en el dólar paralelo, aceptando el chantaje de hecho de estos ladrones, respetando la tan “sagrada propiedad privada”.

Una Deuda Pública impagable
Durante el 2020, desde el PSTU denunciamos permanentemente que la mayor causa de la crisis económica pre-pandemia, agudizada durante la cuarentena, era el estar al servicio de la colosal Deuda Pública argentina, Externa e Interna. A fines del 2019, al asumir el Gobierno de Alberto Fernández, la del Estado nacional llegaba a los U$S 323.000 millones de dólares, incluyendo lo adeudado al FMI.
También denunciamos al Gobierno y a sus medios afines por no blanquear otra gran parte de la Deuda de nuestra país con especuladores buitres locales y externos, que a través de bancos locales invertían en bonos “Leliqs” y en “Pases diarios entre bancos” del Banco Central (BCRA), con tasas promedio del 35% al 38%, un negoción a nivel internacional. Unos U$S 65.000 millones de capital adeudado, más los intereses. Recursos recolectados por el BCRA que deriva al Tesoro Nacional para solventar el déficit fiscal empujado por la pandemia y los servicios de intereses de la Deuda Pública.
Esta especulación merece un comentario aparte, ya que el Presidente Fernández en campaña electoral, prometió que iba a terminar con las Leliqs. Y con los recursos destinados a este robo se iba a compensar en un 20% el poder adquisitivo de los jubilados/as, los que sin embargo están sufriendo todo lo contrario, al no recibir tal compensación y pero con aumentos de haberes menores a la inflación.
A diciembre 2020, si sumamos la Deuda pública total del Tesoro Nacional, la del BCRA con las Leliqs y Pases entre Bancos, la de las provincias, como Buenos Aires, por U$S 12.000 millones, y la de los organismos y empresas estatales, nos da como resultado que nuestro país adeuda a organismos internaciones como el Club de París, el FMI, a fondos internos y externos buitres y con la deuda “intraestado”, como lo que debe al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Anse, un total aproximado a los U$S 400.000 millones. Una cifra impagable por donde se la mire, ante una economía capitalista en crisis que aumenta día a día.
El Gobierno, en lugar de tener firmeza y decisión política como pregonó en campaña, debería ya decretar una Moratoria Unilateral de la Deuda, investigar el origen y destino de los fondos recibidos, y mientras tanto destinar esos recursos a atenuar las consecuencias de la pandemia con perspectiva de mayor crisis sanitaria por el Covid-19 y recursos verdaderos y suficientes para que los trabajadores y sus familias puedan garantizarse un nivel de vida digno. El Gobierno burgués de los Fernández es incapaz de realizarlo, y solo piensa en ser servil a los buitres, las multinacionales y capitalistas ávidos de mayores ganancias. Solo la clase obrera y el pueblo organizados pueden parar esta sangría.