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El aumento del gas y el decreto escandaloso

Junto con un nuevo aumento que llegaría al 50% en la tarifa de gas, se conoció un decreto firmado por el presidente. Este dispone que todos los usuarios de gas paguen en 24 cuotas, un monto destinado a compensar a las empresas de gas por lo “perdido” con la devaluación.

Parece un chiste de mal gusto. Los trabajadores, que hemos perdido alrededor de un 50% de nuestro sueldo en los últimos meses, gracias a los especuladores financieros, tenemos que compensar a los que se llenan los bolsillos. Ayer con los subsidios y hoy lo hacen a costa de saquearnos el bolsillo con tarifas impagables.

Mientras en muchos hogares pasaron un invierno muy crudo, porque si hay que llegar a fin de mes, entonces no se puede estar usando la estufa para calentar evitar pasar frío.

La inflación ha superado con creces los aumentos de salario conseguidos en paritarias, que en algunos casos no alcanzaron ni el segundo techo del 25%, que puso el Gobierno, cuando el 15% ya era demasiado indibujable ¿Dónde está la compensación para las cientos de miles de familias que están pasando hambre? ¿Para los trabajadores que fueron despedidos y no pueden ni llevar el pan a la mesa familiar?

No hay que dejar pasar este atropello. Hay que organizarse en cada barrio y lugar de trabajo para enfrentar esta estafa. El gas, así como la luz, son servicios esenciales para la población, para que viva dignamente. Por eso no pueden estar a precios desorbitantes ni cortarse a quienes no puedan pagarlo.

¿Cuánto perdieron las empresas? ¿Realmente salieron perdiendo? Exigimos que abran sus libros contables para ver como han sido enormemente beneficiadas con el tarifazo.

Los tarifazos deben ser anulados inmediatamente y debe garantizarse la reconexión inmediata de todos a quienes se les interrumpió el servicio. Pero no se puede quedar la cosa ahí. Para garantizar un servicio de calidad y accesible, es necesario estatizar las empresas de gas bajo control obrero.

Pero fundamentalmente, es necesario sacar a este gobierno ajustador que solamente beneficia a las grandes empresas, robando del bolsillo a los laburantes.