Hasta el momento ya se registraron al menos 180 mil casos en todo el país y 129 muertes. Todavía quedan varias semanas para que las temperaturas bajen, los hospitales se encuentran colapsados, sobre todo en hospitales del noroeste argentino. Las fuertes lluvias de las últimas semanas tampoco favorecieron. No se consigue repelente debido a las especulaciones de las grandes cadenas de mercado.
Ahora bien, creemos que existe un porqué de la invasión de mosquitos, el mismo se relaciona con el modelo agropecuario y el uso de agrotóxicos, lo que afecta a los depredadores naturales del mosquito.
Entonces, ¿es responsabilidad individual/familiar la existencia y combate a los mosquitos? Claramente no, no basta con los cuidados y limpieza de nuestros hogares, hay que hacerlos sí, pero la cuestión no termina allí. Su explicación es de tipo estructural, remite al cambio climático y también, particularmente en nuestro país, el proceso de sojización donde se utiliza glifosato, endosulfrán, clorpirifos y otros pesticidas, su acción implica la desaparición de peces y anfibios, depredadores naturales del mosquito. Además a la falta de infraestructura de canales, desagües correspondientes, entre otras causas. La expansión del dengue se explica a través de la relación con los ambientes naturales y forzados. Está comprobado que por el calentamiento global del planeta, acelerado por el tipo de producción y consumo capitalista, las temperaturas altas avanzan hacia el sur de nuestro país y permanecen más tiempo en zonas históricamente templadas.
El primer caso de dengue se registró en 1916. Luego, más llegando a la actualidad, en 2009 el país experimentó por primera vez brotes de dengue en la región central, hasta 2020 cuando se registró que más de la mitad ocurrió en esa región. Además el aumento de transmisión del virus por mosquitos Aedes Aegypti en otras regiones, tiene el agravante de que esta misma especie también transmite los virus del ZIKA y CHIKUNGUNYA.
El dengue también crece a causa del capitalismo
Por más que algunos sectores del poder económico, o el mismo Javier Milei quieran negar el cambio climático, la realidad es que existe, y lo estamos padeciendo. Comienza a empeorar, como las extremas temperaturas o las grandes sequias, no es porque “el tiempo está loco”, como si fuera algo propio de la naturaleza, no. El modelo de producción extractivista capitalista altera la misma, rompiendo con el equilibrio sociedad-naturaleza. La crisis ecológica es la máxima expresión de la decadencia del sistema capitalista. La misma se expresa de diversas formas, por ejemplo, la pérdida de biodiversidad, logrando la destrucción de ecosistemas naturales, la deforestación, la quema de bosques, entre otras.
Ahora bien, las responsabilidades varían y aquí el carácter de clase de la cuestión. Porque el consumo no se reparte igualitariamente entre todas las personas. La población pobre y trabajadora, especialmente de los países económicamente colonizados y empobrecidos, siempre se llevan la peor parte. Unos pocos viven consumiendo como si no existiera un mañana, y otros muchos sufren los efectos de la crisis ecológica, acá en Argentina y en todo el mundo.
No es posible un capitalismo verde, un capitalismo más humano, porque va en contra de sus bases de origen, contra la ley universal del capitalismo, la cual busca obtener beneficios y ganancias a cualquier costo, sin importar algún criterio humano o ambiental.
Esto se puede evitar
En la actual epidemia de Dengue, podemos ver y padecer las largas filas en los hospitales, en muchos de ellos el mismo personal de salud se las ingenia y arman salas para las personas que necesitan suministro de sueros. Desde el gobierno de Milei, echan responsabilidades al anterior gobierno de la situación. No cabe duda que los anteriores gobiernos capitalistas no lo trataron ni previeron por dejadez y la excusa presupuestaria. Pero con este gobierno se agudiza ya que si “SI NO HAY” plata, menos va a haber para vacunas gratuitas para la población.
Seguramente las campañas de promoción y prevención han sido escasas, en provincias del norte argentino, en algunas localidades han tomado medidas más concretas porque viven en zonas más húmedas, con ríos más cerca de las zonas residenciales y que allí los casos también fueron muchísimos. Pero hoy ya se extendió, como vemos, por lo que necesitamos medidas más efectivas, como la fumigación real desde cada municipio.
El Gobierno Nacional puede enviar los recursos suficientes para las provincias, porque plata hay. Y la debe destinar para las necesidades más urgentes, que no son el FMI, no basta con recetas de repelentes caseros como dijo el Ministro de Salud de CABA, Fernán Quiros. Así como también obligar a la producción de repelentes, las góndolas están vacías, la demanda creció un 300%. Empresas como la multinacional SC Johnson que produce las marcas OFF y Fuyi, han aumentado sus ganancias en grandes proporciones. Hoy debería generar nuevos puestos de trabajo, algo que es tan sentido teniendo en cuenta las cifras de desocupación, así se produciría mucho más.
A su vez, también hay empresas argentinas, como las del Grupo Queruclor, que fabrican Aktiol. Se deberían expropiar dichas empresas. Así como las que producen insumos para hospitales, como sueros, paracetamol, oxígeno. Y destinar todos esos recursos para abastecer a las familias y barrios obreros y populares. En ese sentido, también los sindicatos y organizaciones barriales, podrían distribuir y entregar de forma gratis repelente, espirales y aerosoles.
Respecto a las vacunas, se deben quebrar las patentes y producir dicha vacuna en laboratorios estatales, con los avales de científicos e investigadores de prestigio, que respondan a las necesidades y urgencias de las grandes mayorías y no para el lucro empresarial. Estas medidas planteadas acá son radicalizadas pero no imposibles si hubiera voluntad política de los gobiernos burgueses, porque cada gestión capitalista a lo largo de la historia hizo lo suyo para llegar hasta donde nos encontramos hoy.
Como vemos, si no se cambia el rumbo, si no peleamos por una sociedad socialista, viviremos futuras epidemias, algunas con mayor impacto que otras pero epidemias a fin de cuentas. Donde nuestras familias, nuestro territorio, se verán afectados. Por eso es indispensable la expropiación del agronegocio para terminar con el saqueo del suelo, de nuestros recursos naturales, defenderlos del saqueo imperialista, aquellas grandes multinacionales que se llevan todo y deja en ruinas cada lugar que pisan.
Pensar y crear un modo de producir distinto es posible, es posible cuidar el medio ambiente si producimos para el uso de las necesidades humanas y no para el beneficio y ganancias de unos pocos. Para ello es fundamental luchar por cambiar el mundo en que vivimos, es darlo vuelta todo, es pelear por un mundo socialista.
Mientras tanto sumar este reclamo a cada conflicto en curso y hacer seguimiento en cada ciudad o pueblo hasta lograr la inmunidad de las vacunas. Solo la clase trabajadora podrá salvar al conjunto de la sociedad, tomar en nuestras manos el problema será parte indispensable de lo que se necesita urgente
“La producción capitalista no solo destruye la salud física (agregaríamos salud mental también) de los obreros, sino que además altera los intercambios naturales entre el hombre y la tierra…todo progreso en la agricultura capitalista es también un avance en el arte de esquilmar el suelo” Marx, El Capital tomo I