Finalmente la joven Melina apareció muerta, a más de un mes de su desaparición. A la vez, en Córdoba el de Paola, de quien fui compañera de trabajo, es el onceavo femicidio en lo que va del 2014. De todo esto hablamos habitualmente en esta sección, pero cada mujer muerta o víctima de trata o violencia, no debe ser un número más.
Paola mantenía a su beba sin ninguna ayuda estatal
Los que conocimos a Pao en el call center donde trabajaba, sabemos que era una excelente compañera y madre.
Particularmente compartí un mismo grupo, justo cuando volvía de su licencia por maternidad; me contó toda la situación, recién comenzaba el litigio por el reconocimiento de su beba, Martina. Luchó sola contra los jueces, policías y leyes patronales y machistas. El padre, Gonzalo Lizarralde, que tiene dinero, negaba su responsabilidad, y toda su familia lo apoyaba en eso.
Ese rechazo terminó en homicidio: el pasado 21/09 encontraron a Paola tirada en una alcantarilla, encima de ella estaba Martina, con vida, entre aguas servidas y basura.
Melina y la estigmatización de las mujeres jóvenes
Clarín y otros medios describen a Melina como una adicta a los boliches, que no estudiaba ni trabajaba y destacando sus pircing y tatuajes: una verdadera radiografía descalificante. ¿Acaso merecía la muerte por ser “ni ni” o aún por consumir alcohol o drogas? Su madre que padece diabetes, hecho que le dificulta trabajar, crió a sus 4 hijos como pudo, sola. ¿Cuántas muertes se podrían evitar si el Estado destinara los recursos necesarios y tuviera políticas para atender a las mujeres jefas de hogar como esta mamá?
Plata para combatir la violencia hacia la mujer y no para pagar la deuda
Melina apareció por la lucha de su familia: triste y habitualmente, la justicia actuó tarde.
Mientras tanto, en Córdoba y gracias a la movilización, la justicia que hizo todo lo posible para que Lizarralde se escapara, se dignó a encarcelarlo. El 22/09 se realizó una masiva movilización, reclamando justicia para Paola y para que se asigne el presupuesto necesario a la ley 24.685 contra la violencia hacia la mujer.
Para lograr esto y para evitar más muertes como la de Melina, no hay otra que enfrentar a los responsables: los gobiernos, nacional y provincial.
Cristina K, pelea y pelea por pagarle a los buitres y recorta cada vez más los fondos para salud, educación y trabajo. El abandono que sufren las mujeres y niños víctimas de violencia es parte de la misma política.
Por eso las mujeres necesitamos organizarnos dentro de los sindicatos y centros de estudiantes para exigir que luchen por estos graves problemas.