Silvina Batakis es continuadora del sometimiento al acuerdo con el FMI. La aplicación de las medidas exigidas por el organismo ya hacen sentir sus consecuencias, profundizando aún más el ajuste económico a las clases trabajadoras y al pueblo. Pero aumentando las ganancias de los enormes capitales concentrados de las grandes empresas y buitres financieros. Y que exigen aún más beneficios patronales ante un Gobierno burgués que deja correr la especulación con el dólar y los aumentos de precios, siendo consecuente con su carácter de clase al servicio de los capitalistas.
Apenas asumida la nueva Ministra de Economía, Silvina Batakis, ratificó el rumbo del Gobierno con las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y entre las principales medidas que tomaría dijo que no se iba a gastar más de lo que tenemos, “de lo que hay en caja”, cumplir con las metas del acuerdo con el FMI, tasas de interés positivas, por arriba de la inflación, evitar “default” de bonos en pesos, el congelamiento de ingreso de personal al Estado, un revalúo fiscal inmobiliario y como objetivo principal achicar el “déficit fiscal”, proyectando además una reducción de subsidios con tarifazos en los servicios, como el aumento del 40% en el transporte en el AMBA a partir de agosto.
Los trabajadores ya están sufriendo la profundización de estas medidas que se venían aplicando con los Fernández, y así se comprueban despidos en sectores docentes, de salud, salarios por debajo de la inflación, paralización de planes de ayuda social y perspectivas de achicar aún más la obra pública y sin planes laborales dignos. Todo con un único objetivo: reducir déficit para disponer recursos y cumplir con pagos de intereses y de capital de la Deuda Pública.
Todo lo contrario sucede con los capitalistas que ven aumentar sus ganancias en forma exponencial aprovechando el “dejar hacer” del Gobierno. Por ejemplo, según el Banco Central entre enero y abril de este año los bancos privados ganaron $40.387 millones, $ 336,6 millones por día, mucho más que la inflación en ese período, en un año sus ganancias escalaron un 108 % contra el índice de precios del INDEC de 58 %. Una fiesta financiera que muestra que los bonos del Estado, pasivos remunerados, como las Leliqs (1) que les proveen de ganancias exorbitantes. Si no fuera por estos títulos de Deuda Pública, el sistema bancario arrojaría resultados casi negativos, al reducirse el crédito por las altas tasas que impone el FMI.
Así, muestran enormes ganancias los balances de las empresas alimenticias, agropecuarias, de energía, de salud (como las prepagas), los laboratorios, los intermediarios y acopiadores de alimentos (como grandes supermercados), los inversionistas buitres, los capitales golondrina, etc., sin controles del Estado a sus especulaciones financieras y productivas.
Una transferencia de recursos colosal de lo producido por los trabajadores y el pueblo a las arcas de los capitalistas nacionales e internacionales, lo que diariamente los medios patronales mencionan como el “MERCADO”. Que no son ni más ni menos que sectores burgueses mega empresarios controladores de los medios de producción y que regulan nuestra economía de colonia dependiente, según los precios internacionales y sus ganancias. A la mayoría que depende de su trabajo le es ajeno lo que ocurre en los llamados «mercados”, una deformada expresión para denominar al capital especulativo.
En forma paralela los trabajadores seguimos perdiendo poder adquisitivo por la inflación y especulación, creciendo los porcentajes de pobreza e indigencia, llegando ya la canasta básica de una familia tipo a más de $120.000.- con la inflación generada por la sangría de la devaluación del dólar.
Las ganancias que acumulan y ajustes del FMI no les son suficientes
La economía capitalista argentina, aunque mantiene niveles de estancamiento desde hace años al ser tan dependiente del capital externo, tuvo cierta reactivación luego de la pandemia del Covid-19, festejado por empresarios y especuladores financieros. Es un leve crecimiento basado en una mayor desigualdad entre los trabajadores y las patronales.
No obstante, los empresarios industriales y capitales agropecuarios, quieren aprovechar la crisis económica internacional para aumentar aún más sus ganancias. Y podemos identificar tres sectores capitalistas que ante la pasividad del gobierno burgués pro capitalista de los Fernández, van por más. El sector especulativo financiero juega con la presión sobre el dólar, amagando con no renovar los capitales prestados en pesos al Estado y derivándolos al dólar logrando un aumento del dólar paralelo que llegó hasta ahora a $340.- promedio.
No son ni doña Rosa o don Pepe jubilados, o asalariados por debajo de la inflación, ni los movimientos sociales los que demandan dólares. Sino especuladores profesionales que empujan en “cuevas” clandestinas, muchas ligadas a instituciones financieras y que logran aumentar el dólar marginal o paralelo que no es legal pero el Gobierno deja correr. Sectores empresariales acumulan millones de pesos, compran acciones en el extranjero con pesos luego las venden en dólares –CCL- (2) apropiándose de fortunas con la moneda yanqui, que no retornan a la Argentina.
Los capitalistas agropecuarios retienen la venta de cosechas millonarias a la espera de una incipiente devaluación chantajeando al Gobierno, que ya está preparando concesiones al campo en las retenciones, para que liquiden e ingresen dólares. Según la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales, hay retenidas 29 millones de toneladas por comercializar de la reciente cosecha que no se están liquidando a la espera de más devaluación.
Un Gobierno cómplice
La crisis por la falta de dólares es generada a su vez por el propio Gobierno. Ingresan dólares pero se van con las importaciones por energía al depender de las multinacionales y de sectores comerciales y productivos que los necesitan para sus operaciones, en el marco de una economía sin planificar ingresando insumos y productos que podrían no ser necesarios. Por ejemplo en junio por exportaciones ingresaron oficialmente U$S 8.432 millones, y las importaciones llegaron a U$S 8.547 millones, Así, la balanza comercial fue de un saldo negativo de US$ 115 millones.
Y lo más escandaloso y que esconden el Gobierno, los devenidos economistas del “establishment” y los medios patronales: la enorme fuga de dólares por las ganancias remitidas al exterior por las empresas, y los miles de millones de dólares que se pagan a los acreedores externos como los derivados al FMI en los últimos meses.
Alberto se queja de los “pillos” que suben los precios en forma desmedida y de los empresarios que lucran con la crisis, mientras cierra los ojos ante la especulación con el dólar y los golpes al bolsillo popular, mostrando a qué intereses responde en realidad.
La crisis necesita soluciones drásticas para beneficio de los trabajadores
Por más que la Ministra de Economía declare que no habrá devaluación, el aumento especulativo en el dólar generó un imparable aumento de precios de alimentos, medicamentos, servicios, incluyendo desabastecimientos de muchos productos retenidos y especulando con los aumentos del dólar, que puede profundizarse aún más. Y mientras los salarios y jubilaciones siguen cayendo por el abismo.
El Gobierno de los Fernández, como lo venimos denunciando, tiene ciertas herramientas, aunque sean provisorias y capitalistas, para contener los abusos patronales y de especuladores. Una Junta Nacional de Granos que controle el comercio de las cosechas, un Mercado Único de Cambios, y La Ley de Abastecimiento, le permitirían disponer de los productos acaparados y que no se distribuyen, intervenir las empresas y verificar sus contabilidades y costos verdaderos. Una Ley ratificada por el Gobierno de los Kirchner en 2009. Así como también decisiones políticas de intervenir y controlar también los focos de especulación con el dólar como son las “cuevas” de verdaderos delincuentes financieros que deberían identificarse.
Medidas que un Gobierno capitalista como el actual que dice defender la justicia social, no aplica en salvaguarda de la sagrada propiedad privada y, en cambio, permite toda esta masacre económica de la clase trabajadora. En forma urgente hacen falta medidas drásticas. Como lo venimos pregonando: nacionalización del sistema financiero y bancario, nacionalización del comercio exterior, declarar la imposibilidad de pago de la Deuda Externa (NO PAGO), algo impagable y aumentos de emergencia en los salarios y jubilaciones con un plan de trabajo digno para los desocupados. Algo que lo podría aplicar un verdadero gobierno de los trabajadores y el pueblo.