Parece el título de un cuento de García Márquez, pero no lo es. Si lo fuera, terminaría con la imagen de Etchecolatz, arrodillado en el medio de un patio interno de una casona vieja, reventando desde adentro, supurando gusanos. 30.000. Que vuelven de la muerte para comerse sus entrañas, y se transforman en mariposas antes de caer al suelo. Y vuelan hacia el sol. Con sus alas brillantes, al sol de la mañana del día que la vida vuelve a darnos revancha.
Sin embargo, todavía la rueda de la historia, no nos otorga una imagen semejante. Y entonces es necesario seguir recordando. Y recordar es un verbo formado por el prefijo re- cuyo significado es hacia atrás, reiteración y por cor, cordis que significa corazón. Recordar significa entonces, volver a pasar por el corazón.
Julio López fue secuestrado por los grupos de tareas que trabajaban para el gobierno de facto de la última dictadura cívico-militar de la Argentina. Fue el 27 de Octubre de 1976 y se lo mantuvo detenido ilegalmente hasta el 25 de Junio de 1979. Después de 30 años, López declara en la causa que se lleva adelante bajo la carátula de genocidio contra Miguel Etchecolatz. Luego de declarar, y cuando se dirigía a Tribunales para completar sus declaraciones, el 16 de Septiembre de 2006, fue desaparecido nuevamente. Diez años después, de gestión kirchnerista, de Hebe de Bonafini diciendo que “no es un típico desaparecido… López no fue militante, hay que investigar su trayectoria”, 10 años después de que tanto macristas como kirchneristas se negaran a votar proyectos de ley que impulsaban la creación de una camara bilateral para llevar adelante la investigación, nos encontramos con que la causa por su nueva desaparición forzada, no tiene detenidos, no tiene acusados, y nos encuentra nuevamente impotentes frente al horror de la impunidad.
Y con la impotencia ante lo injusto, nosotros los trabajadores, hacemos lo único que sabemos hacer. La masticamos, la retenemos entre los dientes, y luego la escupimos. Porque sabemos que una vez en el suelo será pisada por millones de pasos marchando, exigiendo justicia, aparición con vida, cárcel común para los genocidas. A Julio se lo llevaron porque creía en un mundo sin explotación, y luego se lo llevaron para callarlo a él y a todos los que venimos detrás peleando por lo mismo. Pero no nos callarán.
Porque recordamos quién es Jorge Julio López. Y Julio, esté dónde esté, este año cumple 87 años. ¿Cómo se cuentan las pausas? ¿Cómo se contabilizan los espacios vacíos? ¿Cuántos años cumple en realidad Julio? Julio cumple la edad de todos nosotros, de los que estamos, de los que se fueron, y de los que vendrán. Julio será eterno, como cada uno de los que nos arrebataron. Porque Julio no desapareció dos veces, a Julio lo desaparecieron y lo volvieron inmortal.
Exigimos juicio y castigo a los culpables. Cárcel común y efectiva a Etchecolatz. Marchamos el 18 de Septiembre a las 14 hs, de Congreso a Plaza de Mayo. No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos.