Al calor de las luchas contra el ajuste y el vaciamiento -en las que la militancia, simpatizantes y votantes del peronismo kirchnerista se plantan al lado de buena parte de la izquierda y otros sectores-, la cúpula de la CGT y varios dirigentes de la casi extinta Unión por la Patria tratan de revertir el golpe sufrido en las elecciones. Buscan relanzar al peronismo apelando al “diálogo y consenso” o a la defensa del orden legal patronal. Buscando domesticar la creciente bronca contra Javier Milei, lo que preparan es una reedición del “hay 2019” que impidió la caída de Macri y terminó con la llegada de Alberto Fernández a la Rosada. El pueblo trabajador necesita no repetir esa historia.
A todo esto, el espectro peronista-kirchnerista no tiene hoy una figura que los aglutine. Cristina está virtualmente retirada de la política, y solo levantó la voz para oponerse al paro y la movilización del 24 de enero. Massa está en la misma. Scioli se vendió a Milei. Y Kicillof solo es referente para un sector. Y esto no tiene que causar ninguna sorpresa: las elecciones fueron un duro castigo a un Gobierno que asumió en 2019 con un amplio apoyo popular, pero que sencillamente se dedicó a continuar (con algunos atenuantes) el grueso de las políticas del macrismo derrotado en las urnas.
Con una primera línea desaparecida de la escena, la tarea de reunificar y reorganizar al peronismo recae sobre dirigentes como Guillermo Moreno, Juan Grabois o Facundo Moyano, y la propia CGT. Parte de esa disputa se está dando en las “multisectoriales”, que impulsan desde los intendentes, los sindicatos, la UTEP. Sin embargo, por acá también tienen sus dificultades: Moreno, Grabois o Moyano, más allá de tener su importancia, están lejos de ser una referencia para el peronismo de todo el país, y la central sindical, más allá del impacto del paro, arrastra el desprestigio de décadas de traiciones.
Una barrera política
Pero más importante que saber con quién se daría este proceso de reorganización es preguntarse para qué quieren hacerlo. Y es que más allá del paro y la movilización (saboteadas desde la misma convocatoria por la propia CGT), estos sectores no están haciendo nada para enfrentar seriamente a Milei y sus planes, más que apostar a la acción de corruptos diputados, senadores y jueces, que siempre termina siendo un callejón sin salida. Por el contrario, la propia CGT llamó después del 24E, al “diálogo” y al “consenso” ¿qué consenso puede haber con un fanático de los patrones, cuyo objetivo de Gobierno es eliminar nuestros derechos y permitir el desguace del país?
La respuesta a esta pregunta la dio Grabois en un artículo periodístico, en donde apunta contra Milei y su devoción por los multimillonarios, y pone en evidencia que los empresarios son unos parásitos que viven del trabajo de millones de trabajadores y trabajadoras a los que empobrecen cada día, parásitos cuya avaricia implacable impide alcanzar acuerdos duraderos con ellos. Tiene razón Grabois acerca de los empresarios. Sin embargo permanece en un partido que nunca fue a fondo contra el orden patronal. Entonces ¿cuál es su objetivo? Igual que cuando se presentó como “oponente de Massa”: evitar que las luchas contra el ajuste de Milei pongan en peligro no solo el orden institucional sino el propio dominio patronal.
Muchos compañeros y compañeras pueden estar de acuerdo con el planteo de Grabois, sosteniendo que a través del Estado se puede “humanizar el capitalismo” y civilizar a la patronal. Sin embargo, incluso la historia reciente demuestra lo contrario: al final del día, ese Estado que debía regular las relaciones entre obreros y patrones, se pondrá de lado de estos últimos contra el pueblo trabajador. Y todo esto sin hablar del FMI y la Deuda Externa.
Necesitamos una nueva herramienta política
Si estos dirigentes tienen éxito, y reorganizan al peronismo para que siga conduciendo a la clase trabajadora y al pueblo, nuevas derrotas nos esperan. ¿Cómo haremos para que se concrete la consigna “la patria no se vende”? ¿El peronismo está proponiendo continuar la pelea en las calles luego del paro del 24? ¿O una vez más nos lleva al abismo del diálogo y la colaboración con quienes nos explotan, hambrean y saquean nuestras riquezas? Por ese camino toda la Argentina quedará en manos del mejor postor.
Necesitamos una nueva herramienta política. Una organización enemiga de toda patronal. Una organización que no promueva la confianza en el Congreso y demás cuevas de bandidos, sino en la lucha, en la acción directa obrera y popular. Que proponga una salida por fuera de las instituciones que siempre nos llevan al mismo lugar. Una organización cuyo objetivo no sea alcanzar un “capitalismo más humano”, sino la Revolución Obrera y Socialista a la que Milei tanto teme. Una organización cuya actividad no se regule mediante acuerdos entre dirigentes, sino que se rija por la voluntad de sus bases.
Desde el PSTU estamos construyendo esa organización, en el fragor de la resistencia contra este avance patronal. A todos los luchadores y luchadoras, que buscan a tientas una salida definitiva a esta crisis que lleva años empobreciéndonos, los invitamos a construir esta herramienta política que nos permita luchar por un gobierno obrero y popular que nos saque de esta decadencia.