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El plan económico de la Dictadura al servicio de los empresarios

Como una broma perversa Obama, el presidente de los Estados Unidos, planea visitar la Argentina nada menos que el 24 de Marzo. Decimos una broma perversa porque fue el mismo Estados Unidos quien organizó, financió y dirigió la Dictadura Militar más sangrienta que tuvo la historia argentina.
El plan económico llevado adelante por la Junta Militar (integrada, la primera de ellas, por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti) y por José Martínez de Hoz y Domingo Cavallo (presidente del Banco Central desde 1982), tuvo como principales beneficiarios a las empresas extranjeras y a los organismos de crédito internacional como el Fondo Monetario Internacional (FMI), encabezados todos por las potencias imperialistas como Estados Unidos.
Días después de que se diera el Golpe de Estado, José Alfredo Martínez de Hoz presentó, el 2 de abril, el “Programa de recuperación, saneamiento y expansión de la economía argentina”, que significó para el país el aumento exorbitante de la deuda externa, la destrucción de la industria nacional y el aumento de la explotación y con eso, la rebaja de los salarios, desocupación, incremento de la pobreza y de la inflación.

El aumento de la deuda externa

La Dictadura Militar estatizó la deuda de bancos privados como el Banco de Londres, el Fránces, el Río, Citibank, Superville, Galicia, y de multinacionales como Fiat, Esso, Techint, Renault, IBM, Acindar, Ford y Cargill. Así la deuda externa pasó de 8 mil millones de dólares a 45 mil millones. De esta forma, las empresas y bancos privados quedaron sin deuda y el pueblo argentino atado a un endeudamiento que no eligió contraer y que el FMI y los Fondos Buitre yanquis usan actualmente para saquearnos.
Una mención especial merece la familia Macri que también se benefició ampliamente con la Dictadura Militar, la deuda de sus empresas SOCMA y Sevel fue estatizada y desde 1973 a 1983 pasó de tener 7 empresas a tener 46.
Además, con el Golpe de Estado se impuso una reforma financiera que tenía dos medidas centrales: el nuevo régimen para las entidades financieras (Ley 21.526) y la descentralización de los depósitos (Ley 21.495). Estas medidas en la práctica se tradujeron en aumentos de las tasas de interés del 100%, lo que hacía que se produjeran grandes fugas de capitales. Los bancos privados, por ejemplo, invertían sumas de dineros con tasas de interés alto del país y al corto tiempo, cuando ya habían cobrado esas tasas de interés, sacaban ese dinero y se lo llevaban al exterior. Así la Argentina paso a ser un lugar de especulación financiera y los bancos dejaron de invertir capital en el área productiva.

Aumento de la explotación

Pero la Dictadura Militar no solo beneficio a las empresas estatizando sus deudas, también permitió que echen a 800.000 trabajadores, bajo los salarios y aumentó el ritmo de producción y las horas de trabajo en todas las fábricas. Una de las primeras medidas de Martínez de Hoz, por ejemplo, fue el congelamiento de los sueldos.
En 1975 el 45% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, de todo lo que producía el país, pertenecía a los trabajadores. Ya en 1977, a un año de Dictadura, la cifra había pasado al 28%. La pobreza en 1974 era del 5,8% y en 1982 había avanzado al 37,4%.
Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar resalta que ya en 1977 el salario real de los trabajadores disminuyó un 40%, que se elevó de 6 a 18 horas la jornada laboral que necesitaba un obrero para pagar la canasta familiar y que la inflación se encontraba en 400% anual.

Desindustrialización

El Golpe de Estado provocó el cierre de empresas y la destrucción de la industria nacional. El plan económico incluía la quita de las barreras aduaneras a las importaciones, lo que generó que se inunde el mercado de productos extranjeros.
Grandes empresas industriales cerraron sus plantas: General Motors, Peugeot, Citroen y Chrysler, Siam, Decca (Deutz-La Cantábrica), la planta de vehículos utilitarios de Fabricaciones Militares, Aceros Ohler, Tamet, Cura, Olivetti, y otras miles de empresas industriales medianas y pequeñas. Para 1980 la producción industrial había reducido un 10% su aporte al PBI, y en algunas ramas como la hasta entonces extendida industria textil, la caída superó el 15%.
Martínez de Hoz mediante la televisión anunció, por ejemplo, que gracias a su política económica se redujeron 8 mil kilómetros de vías férreas, lo que se tradujo en el despido 5 mil trabajadores.
Hoy, el imperialismo estadounidense nos sigue saqueando millones de dólares con la deuda externa que contrajo la Dictadura Militar, y sus empresas multinacionales nos siguen explotando y llevándose las ganancias millonarias a sus países. Por eso, en contra de todo lo que hizo el Golpe de Estado y lo que continúa haciendo el imperialismo, este 24 de Marzo debemos convertir la marcha en un grito muy fuerte de ¡Fuera Obama de Argentina!