Esta frase es repetida a menudo en programas de televisión y debates por Javier Milei y por diferentes referentes de la derecha en nuestro país y en el mundo.
El PSTU defiende el socialismo como única salida a todas las penurias que sufrimos los trabajadores y el pueblo, a causa del sistema capitalista. Así que nos vemos en la obligación de responder a esa afirmación.
Según el “sentido común”, Milei y compañía estarían en lo correcto. La URSS se disolvió, Cuba vive en una miseria total, por hablar solamente de algunos de los países que fueron o al menos se decían socialistas. Pero los marxistas queremos romper con ese “sentido común” y algunas creencias que vienen asociadas a él. Vamos a explicar nuestra postura refiriéndonos principalmente al caso de Rusia.
La guerra y la economía
En el número anterior de Avanzada Socialista hablamos de la gesta histórica de la Revolución Rusa, como dio vuelta la tortilla y puso a los trabajadores en el poder ¿Pero qué salió mal?
Justamente, el capitalismo no se rinde sin dar pelea. Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, ejércitos de más de 20 países invadieron Rusia ¿su objetivo? Poner fin a la Revolución Socialista de 1917.
Pero el ejército revolucionario resistió y logró expulsar a los invasores. Sin embargo, no fue gratuita la guerra. El país quedó económicamente devastado. Rusia ya era un país muy atrasado aunque con una concentración industrial importante.
Muchos de los obreros y obreras que tuvieron un papel dirigente durante la Revolución fueron al frente y murieron defendiendo esa gesta. Esto fue un golpe muy duro para el futuro del nuevo Estado.
El estalinismo
La revolución despertó simpatías en trabajadores de todo el mundo y generó una ola revolucionaria. El punto más alto fue la Revolución Alemana de 1919, que lamentablemente fue derrotada.
Ese fracaso, sumado a las consecuencias de la guerra, debilitaron a los Soviets, los órganos del poder obrero. Y permitieron que los cargos más importantes del Gobierno y el Partido quedaran en manos de una burocracia que estaba surgiendo. A su mando estaba Iosif Stalin.
Para consolidar su poder, Stalin comenzó una caza de brujas contra los dirigentes que querían seguir el camino iniciado con la Revolución. Su principal opositor, León Trotsky, fue perseguido, exiliado y posteriormente asesinado.
El socialismo en un sólo país
Pero el principal crimen de Stalin no fue atentar contra la enorme democracia obrera del gobierno soviético. Stalin utilizó su posición para dirigir a los revolucionarios de todo el mundo, a través de la Internacional Comunista. Desde allí, hizo exactamente lo opuesto a los motivos por lo que existía la Internacional, hizo todo para evitar que la revolución saliera de las fronteras de Rusia.
Según él, era posible construir una sociedad socialista en un solo país. Pero en un sistema capitalista que funciona a nivel mundial, un sólo país no puede funcionar a contracorriente del resto del mundo. Las grandes potencias como EE.UU.no permitirían una oveja negra, mucho menos si puede volverse un ejemplo para el resto. Había que expandir la Revolución, o la Revolución sería derrotada.
Stalin propuso “convivir pacíficamente” con el capitalismo. En distintos países del mundo, llamó a los partidos a conformar “frentes populares” para gobernar junto a los empresarios. Y ese mismo rumbo siguieron sus sucesores, hasta que medio siglo después, con una caída económica muy fuerte y con miedo a perder sus privilegios, un sector de esa burocracia restauró el capitalismo.
Otros países del mundo tuvieron sus revoluciones, como China o Cuba, pero sus direcciones siguieron el mismo camino que el estalinismo. Fidel Castro, por ejemplo, llegó a decirle a los revolucionarios nicaragüenses, que se encontraban enfrentando una dictadura, y veían en Cuba un ejemplo: “no hagan de Nicaragua una nueva Cuba”, llamándolos a quedarse en el molde. Hoy no queda ningún estado con estas características. Quienes lo eran, como Cuba o China, dejaron de serlo. Y algunos que dicen ser socialistas, como Venezuela, no tienen nada que ver con el socialismo.
Hay que sacar conclusiones
Aunque esto puede invitar al desánimo y al escepticismo, nosotros queremos sacar todas las lecciones posibles de esta experiencia.
Primero, la Revolución Rusa demostró que es posible que los trabajadores gobiernen, que manejen las empresas y la economía, que derroten a los ejércitos imperialistas. Lograron conquistas históricas. Rusia tuvo un desarrollo económico y social sin precedentes.
Segundo, demostró que la Revolución no triunfará si no se hace a escala internacional, si no se derrota al capitalismo en todo el mundo. Y sobre todo a las potencias imperialistas.
Y tercero, que lo más importante para que eso se cumpla es construir una herramienta política independiente, como el Partido Bolchevique, con los mejores luchadores de la clase obrera y el pueblo a la cabeza, como garantía contra la burocratización. Por supuesto que esto es solamente una aproximación a responder la pregunta que se plantea esta nota, por eso te invitamos a discutir más a fondo como construir una salida para que la clase trabajadora pueda alcanzar una vida digna.