En agosto se realizó en el lujoso hotel Alvear, la reunión del Council de las Américas, un evento anual de sectores burgueses de nuestro país y funcionarios del Gobierno de turno. Cerca de 1000 empresarios mostraron sus expectativas sobre los planes de la política macrista y las condiciones para seguir profundizando la explotación y aumentando sus ganancias.
La inflación bajando un poco al disminuír el consumo, y una economía empezando mentirosamente a salir de la crisis fueron las cartas del Gobierno a los principales CEOs y presidentes de empresas. La “crême de la crême” de la patronal argentina, como Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy), Enrique Mantilla (Cámara de Exportadores), Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Cristiano Rattazzi (Fiat), Gabriel Martino (HSBC) y Alfredo Coto (Coto), entre tantos otros.
Una mayor explotación laboral es la clave
El olfato de los capitalistas no les dejó salir muy convencidos de los augurios de su Gobierno. Inflación alta, el desempleo formal en casi 10%, baja el consumo y aumenta la presión impositiva para atenuar el enorme déficit fiscal. Y el conjunto de las patronales pronosticó al final que las famosas inversiones capitalistas tardarán en llegar, quizás dudosamente en el 2017.
Standard & Poor’s, consultora de influencia en el imperialismo económico opinó: “La confianza que hay en el país no se traduce aún en inversores”….”la inflación es un tema grave a resolver, pero si la economía no se reactiva no hay plan que funcione, no hay equipo que funcione”(1). Por ello, el viaje de Macri al G20 en China es para convencer al imperialismo de invertir garantizándoles condiciones (Ver nota aparte).
La falta de inversiones tiene una explicación capitalista. Para Cristiano Ratazzi, CEO de Fiat: “El sector automotriz hoy no es competitivo, pero comenzarán a llegar muchas inversiones el año que viene” (2). Por otro lado, según el diario oficialista La Nación, el Gobierno está promocionando a las patronales un “Plan Productivo”, con eje en el mercado laboral, apostando a transformar, a largo plazo y en forma gradual, cerca de 400.000 empleos. (3)
Aunque las dudas inversionistas pasan también por la situación de conflictividad laboral y social en alza, el objetivo es aumentar la productividad y competitividad, transformando las condiciones de trabajo, modificando convenios, aumentando el empleo precario y la rebaja salarial, con alto desempleo. Para el Ministerio de Trabajo, en 2016 hay 115.281 trabajadores menos del sector privado, y el macrismo ya prepara un plan de expulsión de más empleados del Estado para diciembre. Condición de los inversionistas para garantizar sus ganancias.
Sin inversiones, mayor endeudamiento
A falta de inversiones capitalistas, el Gobierno debe afrontar un enorme déficit fiscal, con creciente caída de la actividad productiva con inflación. Según el INDEC, ahora macrista, la construcción sufre una caía interanual del 23,1% y del 14% en lo que va del 2016. Y la industria arrastra una baja del 4% en los primeros 7 meses.
Pero el Gobierno, como en los últimos años, insiste con mayor endeudamiento estatal, falsa teoría de crecer económicamente con enormes deudas públicas, especialmente la externa. La especulación financiera local e internacional agradecida, prestando a tasas usurarias a nivel mundial.
El Ministerio de Hacienda y Finanzas oficializó que entre enero y julio de este año se emitieron bonos y letras por U$S 28.000 millones. Las provincias tomaron más deuda por $ 46.150 millones y U$S 3.916 millones (4). ASAP ((Asociación Argentina de Presupuesto) informó que a julio “los intereses de la deuda pública sumaron $95.682 millones en siete meses, un 88,3% más que los intereses pagados un año atrás”, convirtiéndose en el gasto que más aumentó. A pesar de ello, el Gobierno autorizó a fines de agosto dos emisiones más de deuda por $ 39.000 millones y por US$ 400 millones (5).
Todo para financiar el déficit fiscal, manteniendo subsidios, y las amortizaciones e intereses de la deuda pública, y por el acuerdo con los fondos buitre por US$16.500 millones. Desde el PSTU no exageramos cuando denunciamos que la deuda pública argentina sobrepasa los U$S 350.000 millones, y que la única solución es dejar de pagar y revisarla.
Mientras tanto los trabajadores somos la variable de ajuste principal de la crisis capitalista, sufriendo el estigma del desempleo, la precariedad, inflación, mayor pobreza y sin planes serios para mejorar la educación, la salud, la vivienda, el transporte, y la generación de trabajo digno.
1y2 Infobae – 25-08-2016
3 La Nación – 05-09-2016
4 Ieco-Clarín – 30-08-2016
5 Ieco-Clarín – 31-08-2016