other

EL VIRUS, EL HAMBRE Y LA PREOCUPACIÓN ELECTORAL

Con la pandemia y la inflación para arriba y cada vez más cerca del inicio oficial del calendario electoral, el panorama político nacional se recalienta. Encuestas, listas, candidaturas y mediciones están en el centro de las preocupaciones de todos los sectores políticos patronales y son el trasfondo que guía las medidas y disputas al interior de las coaliciones y el aumento de la intensidad de las peleas del Gobierno y la oposición. Mientras tanto en los hogares obreros y populares, las elecciones PASO de septiembre son un horizonte muy lejano, porque de lo que se trata es de supervivencia día a día, llegar lo mejor posible a fin de mes y sobrevivir al virus, la odisea cotidiana. 

 

Estamos en el peor momento de la pandemia y con la menor cantidad de medidas para frenarla, el frío recién comienza y los sistemas de salud se encuentran saturados en varias provincias y jurisdicciones. Un panorama de terror. 

La campaña oficial se centra en el plan de vacunación. Con bombos y platillos se anuncia la llegada de cada cargamento, pero recién en las últimas semanas adquirió un mayor ritmo. La oposición, que hasta fin del año pasado era mayoritariamente antivacunas, hace campaña con la escasez de las mismas y el Gobierno presenta el porcentaje de vacunados como una fatalidad inevitable. Ambos omiten que muy cerquita de la Casa Rosada, en Garín, se producen vacunas que de haber quedado en el país para la demanda interna podrían haber significado un avance mucho mas rápido en el plan de vacunación y por lo tanto franar antes la pandemia. 

El supuesto confinamiento estricto de entre el 21 y el 30 de mayo, poco tuvo de confinamiento y menos aun de estricto. La cosa es sencilla, para millones, quedarse en casa sin medidas que garanticen un ingreso, no es una opción y los trabajadores “esenciales” son casi todos. El Gobierno se dice defensor de la salud, pero en consonancia con todos los gobiernos del mundo, prioriza la economía (es decir la ganancia empresaria) no frenando por un tiempo realmente toda la actividad no esencial. No obliga a las patronales a mantener los salarios y los puestos de trabajo, prioriza el pago de la Deuda y con los recursos ingresados al Banco Central, cuyas reservas están en su mayor pico desde 2012, no garantiza un salario a los desocupados y trabajadores informales, para que realmente puedan quedarse en casa. 

 

Salarios en caída libre

En el centro de la preocupación de los trabajadores y trabajadoras se encuentra el problema económico. No hace falta abundar en lo que vivimos día a día, pero algunos números sirven para graficar la situación: en los últimos 3 años el salario real de los trabajadores cayó un 25,9% entre los trabajadores no registrados, un 20,7% entre los trabajadores del sector público y un 15,9% entre los registrados del sector privado. Y este año, la perspectiva va a en mismo sentido, por más que el Gobierno haga la promesa electoral de que le ganarán a la inflación. La meta del 29% quedó en el olvido total y la mayoría de los acuerdos paritarios se ubican en un 36% promedio pero en cómodas cuotas que no llegarán siquiera a compensar lo perdido este año. 

Muy distinta es la realidad de sectores como la patronal agraria, con récord de recaudación por 3 meses consecutivos, debido a los altos precios internacionales de los productos de materias primas y las exportaciones. O la de industrias como la petrolera, también con récords históricos de explotación o la automotriz que se plantea un crecimiento anual del 75%. Aun así, esos sectores que están ganando no están dispuestos a ceder nada de sus enormes utilidades a favor de los intereses del pueblo trabajador. Una vez más, con los trabajadores y trabajadoras, lo que se socializan son las pérdidas, pero no las ganancias, a no ser que se arranquen con la lucha. 

 

Sobre rumbos y caminos

Este panorama, cruzado ahora por los armados electorales, agudiza los síntomas de crisis políticas principalmente en el seno de la alianza gobernante, preocupado también por las encuentas en cuanto a la imagen negativa del gobierno.

 Se habla de unas diferencias de rumbos en el Gobierno, que tuvo su expresión en la disputa entre el Subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, y el Ministro de Economía, Martín Guzmán por el tema de las tarifas, en la proclama de un importante sector el 25 de mayo (ver página 2) entre tantas otras. ¿Qué es lo que se está debatiendo? ¿Hay dentro del Frente de Todos (FDT) un sector que verdaderamente quiere gobernar en favor de los intereses del pueblo trabajador y otro que no? En nuestra opinión no se trata de eso, sino de dos políticas distintas en función de una misma estrategia. La renegociación de la Deuda, el Presupuesto 2021, el mantener abierta casi toda la economía en plena pandemia, entre otros, son acuerdos fundamentales que constituyen la unidad del FDT.

Ahora bien, hay un sector que cree que ahora, de cara a las elecciones viendo que las expectativas de los votantes del FDT están muy lejos de ser cumplidas, que la oposición patronal empezó a recuperarse de la derrota abrumadora del 2019, y cree que hay que aflojar un poco el látigo, fomentar el consumo y aumentar la asistencia, es decir patear para adelante algunos, no todos, de los compromisos de ajuste, para evitar la consecuencia electoral.

Es decir que lo que está en discusión no son posiciones opuestas respecto de los principales problemas del país, sino caminos distintos hacia un mismo final. 

No hay que olvidar tampoco que los ascensos en luchas y reclamos que hay en distintas partes del mundo y particularmente en Latinoamérica, como la heroica lucha del pueblo colombiano, por ejemplo, las importantes jornadas del 29 de mayo contra Bolsonaro en Brasil, la continuidad del proceso chileno (aunque de una forma distinta), también son tenidos en cuenta y parte de los objetivos fundamentales del Gobierno es evitar que algo así pueda suceder aquí.

 

Por abajo 

Los principales actores para lograrlo son los dirigentes de las Centrales Sindicales que actúan más como representantes del Gobierno que de los trabajadores. Cumplen su compromiso de mantener la paz social mientras las patronales avanzan sobre nuestros salarios y condiciones laborales. Sin embargo, es tan evidente el ataque al salario mediante la inflación y el hecho de que hay sectores importantes de las patronales que están ganando fortunas, que hasta en sectores dirigidos por esa dirigencia sindical traidora aparece la pelea por paritarias y reclamos por encima de la pauta oficial, como en camioneros, bancarios, UTA del Interior, petroleros etc, etc. Y en algunos lugares como hace semanas con los trabajadores de la salud de Neuquén, o sectores de colectiveros del Gran Buenos Aires, mediante la auto convocatoria frente a la traición y parálisis de las dirigencias sindicales.  

En este panorama de disputas por arriba y golpes para abajo, con luchas atomizadas y dispersas, aún no está dicha la última palabra. Será cuestión de transformar la bronca en organización desde abajo y lucha, obligar a los dirigentes o pasarlos por encima en defensa de nuestra salud y de nuestros salarios.